Si usted puede sentir mi llanto al leer esto, es porque realmente lo siente. Porque al igual que a mí, le conmueve su deceso, y seguimos llorando. Si quiere llorar, llore con ganas, grite, desahóguese, aunque las lágrimas derramadas sean amargas, llore, porque más amargas son las que no se derraman.
Tenemos derecho a la emoción, sobre todo cuando hay despedidas que no se distinguen como tales desde un principio; tal vez porque en apariencia no hay un verdadero desprendimiento, nada trascendental cambia, porque de haber cambios los son de forma y no de fondo, o eso se piensa, o se quiere pensar. Lo vengo experimentando desde el viernes que supimos la noticia. El desconsuelo frente a lo evidente, me hace sentir mucha rabia por lo injusto que fue, al intentar conectar la muerte con la vida de alguien tan querido como Nelson. Recuerdo perfecto como el tío Pedro en su radio, daba uno de sus tantos especiales, llevando y trayendo los recuerdos de aquella época. Como cuando en las largas horas de viaje al sur, sonaba un disco Schwenke & Nilo en el auto de papá.
Nelson y Marcelo, estaban presentes en nuestras vidas constantemente. Aunque yo sea claramente de la generación de los 90 quedé en mitad del camino, de ser testigo de las grandes luchas de universitarios que conjugaban la reconstrucción de la democracia herida, producto del castigo que azotó Chile durante 17 años de terror. Fui un espectador más que observaba atento como los parientes y amigos desterrados, emprendían el regreso, era el momento perfecto de clamar por la paz, el amor y el cariño por nuestro país en la búsqueda de esa paz interior y seguir luchando por la justicia.
Lo que hoy siento, es una despedida incompleta que revelo con el paso de los días, cuando la alteración de la rutina se hace evidente, cuando los ciclos tardan cada vez más en volver al punto inicial, cuando la costumbre obliga a seguir ritos ya descontinuados, y se notan ya fuera de lugar. Es el acumulado de las pequeñas inconsistencias cuando un intento de llanto surge, con o sin derecho, para hacer notar que por mucho fondo que se conserve, las formas también tienen su valor.
El día de hoy, es diferente y el aliento aunque pareciera igual, se desvanecerá con el paso del tiempo. Las palabras fluyen entre la razón y el sentido, cuando trasladarse al sentimiento el corazón se apresura, y entonces el dolor y la nostalgia invaden nuestro ser. Hoy aún lloro, con la voz madura de la vida, salir del camino es la respuesta; desde el sentido y la razón mi corazón encontrará la firmeza, pero si quiero llorar, lloraré con ganas, no lloraré a medias.
Nelson Schwenke, fuiste un hombre comprometido con las causas del pueblo. Con tu palabra y tu cantar, nos ayudaste a crecer en una generación, que hoy sin duda, seguirá luchando por tu causa y legado.
Adiós Nelson, adiós amigo;
Tu canto se hizo estrella, se hizo arena y roca en el mar, para que el hombre de tu pueblo, de nuevo vuelva a cantar.
(Foto hecha ayer, de mi completa propiedad)
Comentarios
25 de junio
Tus palabras reflejan mi sentir. Nelson y Marcelo me acompañaron desde mi noviazgo hasta ahora que mis hijos son grandes. Ayer al verlo en su ataúd no me podía convencer que era ese hombre que siempre tenía el humor presente en su conversación amena. Gracias por tus bellas palabra en homenaje a un compañero valioso de la vida.
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25 de junio
Gracias, Margarita…
Sin embargo, la muerte nos llama a todos/as. Lo lamentable son las formas de cómo la muerte nos viene a buscar, pero estoy convencido que pasamos a otra dimensión, la muerte es como un umbral, como el nacimiento están hechas del mismo material.
Gracias por tus palabras, un gran abrazo.
25 de junio
Entre el nicho y la cesarea me sostiene a mi la risa….Gracias Nelson, gracias Marcelo, Edgardo, Carlos …..Karola, gracias infinitas y totales
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