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Sin Asamblea Constituyente no habrá Constitución democrática

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El debate acerca de la necesidad de una nueva Constitución para democratizar realmente las instituciones del país se está haciendo a medias y en círculos restringidos. La élite política quiere una Constitución remozada desde arriba. Los “constitucionalistas” están escamoteando el debate de fondo, ya que no habrá una nueva Constitución Republicana legítima que exprese y codifique nuevas relaciones políticas, sociales y económicas democráticas sin la elección por sufragio universal de una Asamblea Constituyente que redacte la nueva Carta Fundamental.

Para que este escenario se haga realidad, es necesario que en el proceso mismo se genere un gran movimiento del pueblo ciudadano que imponga su voluntad sobre la escena política. Sólo así los cambios culturales, de mentalidades y la última generación de derechos civiles y colectivos podrán plasmarse en un texto Constitucional a la altura de los desafíos de los tiempos presentes.

El temor de las élites políticas, e incluso de los actuales candidatos de la Alianza y de sus asesores es que esto ocurra. Que un clamor e impulso democrático surja desde abajo, les dé vuelta el tablero y los obligue a ir al fondo de los problemas. Por eso, los candidatos de la derecha y sus correligionarios se agitan tanto, apalean nubes y levantan polvo. Pese a las apariencias y a la escenografía mediática, son los viejos rituales que se repiten. Los mismos que han llevado al desprestigio de la actividad política.

Los presidenciables que hacen gárgaras con los eslóganes del cambio tendrían que pronunciarse claramente por el cambio de Constitución; con Asamblea Constituyente.

Y quienes defienden la actual Constitución (entre ellos connotados analistas políticos sistémicos como Patricio Navia) lo hacen a sabiendas de que ésta es fraudulenta aprobada por un plebiscito manipulado por la junta militar en tiempos de la dictadura de Pinochet, lo que la transforma en un muro de contención de las exigencias en pos de más democracia económica, más derechos colectivos, más igualdad real y mayor garantía de vida concreta y digna para los chilenos. 

La coyuntura electoral es oportuna. Habría que aprovecharla. Sólo un ejercicio democrático y participativo que movilice a todo el país y sobre todo a los trabajadores, a los sectores asalariados medios, a los estudiantes, a las mujeres, al pueblo mapuche y a los sectores populares, podrá dar impulso a la gestación de una Constitución Republicana que esté atravesada desde la “A” hasta la “Z” por un espíritu de justicia y de solidaridad de cara al futuro.

La Constitución del ’80, (resultado de una correlación de fuerzas favorable en aquel momento a los sectores económicos dominantes) además de desprestigiar la política y las instituciones, adolece de un vicio de forma puesto que es un engendro de la violencia dictatorial y en su contenido y articulado. Expresa los intereses de la oligarquía empresarial y, luego, tras enmiendas, los de la élite política binominal. La Constitución del 80 tiene el gusano dentro de la fruta. Ella arrastra —como bien lo diría Jacques Derrida— su “Principio de ruina”.

En el “espíritu” de la Constitución imperante y en filigrana, por ejemplo, el derecho “liberal” a manifestar está supeditado al principio autoritario de preservación del “orden público”, el mismo que permite reprimir y matar a manifestantes.

En su esencia misma, y pese a las reformas y a la firma de Ricardo Lagos, la Constitución imperante impone una visión excluyente de los derechos (2) y prerrogativas de las mayorías ciudadanas. Además, su faceta economicista y neoliberal la desvirtúa y revela asimismo sus intenciones de clase al supeditar lo político y lo social a los mecanismos y relaciones capitalistas de producción y dominación.

Esta situación debe ser revertida. La nueva Constitución debe expresar los requerimientos democráticos y las correlaciones de fuerza del presente. La única manera es volver al principio original. A la idea democrática fundamental de que el origen del poder o soberanía constituyente (es lo mismo), en una nación que se asume como una democracia auténtica, reside en el pueblo, en los ciudadanos.

En la Constitución vigente se sigue anteponiendo y privilegiando la defensa de la propiedad privada de los medios de producción por encima del bienestar y goce por las mayorías de bienes públicos fundamentales como la salud, el agua, la energía, el medioambiente saludable, la educación y la vivienda. De igual manera, la constitución actual, favorece la entrega de los recursos naturales a la dinámica depredadora del capitalismo global.

Esta situación debe ser revertida. La nueva Constitución debe expresar los requerimientos democráticos y las correlaciones de fuerza del presente. La única manera es volver al principio original. A la idea democrática fundamental de que el origen del poder o soberanía constituyente (es lo mismo), en una nación que se asume como una democracia auténtica, reside en el pueblo, en los ciudadanos.

El primer paso en pos de este objetivo es que los ciudadanos decidan constituirse en una “Asamblea Constituyente Amplia” (seamos redundantes para que quede en claro cuál es el origen del poder político en una democracia) el día mismo y por el acto de elegir democráticamente por sufragio universal directo a sus representantes en una Asamblea Constituyente.

El segundo paso, inseparable del anterior, es la redacción por la Asamblea Constituyente electa y legítima, previo debates y consultas a la ciudadanía, de la Constitución democrática de la república o comunidad de ciudadanos que se dan (autogobiernan) leyes, normas y derechos para vivir en condiciones concretas de Justicia e Igualdad. El último paso es plebiscitarla. No hay otra manera de reconstruir confianza en las instituciones y en la política.

Adhiérete y firma la Acción Ciudadana: #MarcaTuVoto Por una Asamblea Constituyente, aquí


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20 Comentarios

patriciaandrea.rebolledocastro

Gracias Felipe esta excelente columna y por ser parte de esta campaña de la cual parecía hasta hace unos meses era la única !Loca! que gritaba en el desierto sobre la necesidad y urgencia de la ASAMBLEA CONSTITUYENTE.

Me alegra ver como desde hace un año, poco a poco se han ido sumando más y más personas, hoy los lienzos de la AC están en todas las marchas y protestas. Estoy muy segura que pronto lograremos nuestro objetivo, por ahora lo importante es difundir esta importante iniciativa que nadie mejor que tú pudo plasmar la importancia de la AC, que el pueblo vote por la asamblea en las elecciones de noviembre.

    pipehenriquezo

    pipehenriquezo

    Gracias, Patricia;
    El grave problema con que nos encontramos en cambiar la Constitución es que muchos zánganos del congreso dependen de ella en que les ofrezca protección en todo lo que hacen, sean multi-nacionales, fascistas de la dictadura militar, etc hasta que alguien tenga el coraje de enfrentar a estos silenciosos jefes del Estado, nada va cambiar.

pipehenriquezo

pipehenriquezo

Informaciones generales: La Constitución de 1980, fue redactada por varias comisiones que ordenó el dictador genocida Pinochet. y fue aprobada por él, por tanto y como fue su costumbre nos puso una camisa de fuerza y no hay ninguna forma de cambiar un ápice siquiera de sus ordenanzas.

Durante todos los años de los gobiernos de la Concertación, se han podido «modificar» sólo 11 artículos, cuestión que es altamente insuficiente. Por eso es necesario que alcemos la voz, pidiendo una Asamblea Constituyente, la que por cierto nos permitiría cambiar completamente la Constitución del ’80, por una nueva Constitución.

Para ello debemos autoinstruirnos, difundir y movilizar!!!

Arturo

Lo que no me deja de impresionar cuando se habla de Asamblea Constituyente, es que no se explica como se formaría, y como funcionaría. Revisando incluso la web de los autores de este articulo, se menciona que los representantes en la Asamblea Constituyente serían los que «resulten electos de manera libre, democrática y representativa de las listas de candidatos que presenten los partidos políticos y las más diversas organizaciones de la sociedad»…¿o sea los partidos políticos gobiernan de nuevo el cuento? Y, además, para ser candidato, en general la persona es politizada, tiene que hacer una campaña, etc. ¿quienes resultarían electos?…los políticos…no personas común y corriente
Asimismo, cuando los super adalides mencionan que una Asamblea Constituyente barrería con la Constitución del 80, ¿que pasa si salen electos gente que redacta una Constitución mas neoliberal que la del 80?..¿se les ha pasado por la mente? ¿ahí apoyarían todos esta Constitución, por tener un origen mas democrático? ¿o solo si es una Constitución de izquierda, sería aprobada?
Lo que se observa es que la idea de una AC suena bonita, el poder al pueblo!!, pero realmente una propuesta seria de como funcionaría una cosa así, falta mucho.

    pipehenriquezo

    pipehenriquezo

    Hola Arturo.
    Cada vez somos más personas conscientes, que si bien la Ley no hace la realidad, el impacto de la actual Constitución en la vida cotidiana es más de la que muchos creen. Por lo mismo, debemos hacer todos los esfuerzos posibles para cuestionar la actual Constitución y promover de inmediato la Asamblea Constituyente, porque tampoco se trata de sustituirla por una Nueva, redactada por una comisión de notables elegidos a dedo.

    Si bien tú dices que aún «falta mucho», es totalmente cierto, pero para ello se ingresan estas columnas, hay que usar y aprovechar hasta los espacios que otorgan las redes sociales para informar a nuestros amigos y contactos al respecto.

    Ya no es un tan sólo una utopía, es más, en las elecciones pasadas la consigna del pueblo era «anular» y además tapar el voto con insultos, ahora la AC tanto con Michelle Bachelet como con Marcel Claude, ya será más que una realidad a sus promesas de campaña, debe ser un hecho: LO EXIGE EL PUEBLO.

    Arturo

    Felipe
    Cuando cuestiono el COMO, es para permitir dar viabilidad al proyecto. Siento, en lo personal, que la idea de tener una instancia donde la población pudiera efectivamente expresarse, es conveniente y deseable. Pero cualquier proyecto, para que de verdad funcione, tiene que estar trazado, con hitos, ideas super claras, etc. Porque sino se diluye. Si me dicen que ponga un «AC» en el voto, y no se en que puede devenir eso…¿que hago? ¿no es lo mismo que poner «Quiero ser feliz»? O sea, una declaración de intenciones; pero, para que la cosa sea realmente potente, tiene que ser un proyecto con pies y cabeza. Solo ahí el votante puede realmente respaldar la idea.
    Personalmente, si me dicen «vota nomas por la AC, ahí vamos viendo lo que pasa….», por ningún motivo lo haré. ¿Como se que posteriormente eso no se convertirá en una bolsa de gatos que no se entienden, o, peor aún, es secuestrado por grupos de poder que terminan creando un adefesio a su pinta?
    Saludos!

    pipehenriquezo

    pipehenriquezo

    Estimado, entiendo tu punto de vista, pero en lo personal creo que debemos impulsando el surgimiento de la organización ciudadana en todo el territorio nacional, para llegar ojalá pronto a exigir de manera masiva y unitaria nuestro derecho irrenunciable de convocar a una Asamblea Constituyente. El objetivo del movimiento es impulsar la unidad entre las chilenas y chilenos, de todas las raíces sociales e ideológicas, étnicas, etarias y culturales, para avanzar juntos hacia la recuperación de nuestra soberanía popular.

    Sucede que toda iniciativa de cambio real pasa inevitablemente por el Congreso y es entonces cuando los llamados quórum calificados frenan cualquier proyecto, ya que el sistema binominal asegura que siempre exista una minoría conservadora que utilice dicho quórum para impedir los cambios. Minoría que ha reclutado adeptos tanto en la Alianza como dentro de la Concertación.

    Todas estas trabas fueron creadas específicamente con este fin; el de impedir que nunca más el pueblo de Chile tome el destino en sus propias manos, es decir, que las grandes decisiones políticas del país no pasen jamás por la deliberación ciudadana. Es por eso que el mismo Jaime Guzmán -creador de nuestra mal llamada Constitución- aseguró frente a sus correligionarios gremialistas que con esta carta magna “no importa quien gobierne, tendrá que hacer lo mismo que haríamos nosotros”, es decir que no importa quien salga electo presidente el 19 de noviembre, mientras no se convoque a una Asamblea Constituyente, cualquier gobierno estará obligado a ceñirse a la voluntad plasmada por la dictadura en la Constitución.

    Es desde esta raíz; de imposición de una Constitución por la fuerza (1980) y su ratificación mediante el engaño (1989), sumado a la indignación generalizada ante las promesas incumplidas de los distintos gobiernos desde 1990, que las distintas fuerzas sociales que exigían demandas justas como: la recuperación del cobre, el agua, la educación pública, la salud, la participación ciudadana, etc. comenzaron a confluir en la necesidad urgente de una transformación profunda en toda la institucionalidad del Estado, comprendiendo así que es éste el problema y no la elección de uno u otro gobernante.

    Cuando se logre esa demostración empírica de las mayorías por esta opción, quedarán sentadas las primeras bases de jurisprudencia supraconstitucional que avalen jurídicamente la convocatoria a una Asamblea Constituyente, aunque ésta no se encuentre contemplada en la legalidad actual. La presión social será determinante a la hora de lograr abrir las puertas burocráticas para la existencia legal de un proceso constituyente en Chile.

    Saludos y gracias por comentar 😉

    Arturo

    Estimado, repasando la duda ¿como se haría la AC?
    Según el señor Fernando Atria, se hace a través de juntar a 1000 concejales. ¿así se haría?

Marcelo

No ha hay que olvidar que las constituciones son un gran rayado de cancha que apunta a que perdure por un buen tiempo. Por ende, me parece algo egoista que tu propuesta se centre en las «actuales» correlaciones de fuerzas políticas, dejando de lado un hecho crucial: que las cosas evolucionan.

    pipehenriquezo

    pipehenriquezo

    Hola Marcelo… desde ese punto de vista igual hay que analizarlo. Te voy a dejar un VIDEO de un Demoledor debate que deja en claro contundencia y penetración de la demanda de Asamblea Constituyente en el pueblo chileno.

    Gustavo Ruz y Gabriel Salazar dieron sendas conferencias sobre la Asamblea Constituyente en La Federación de Estudiantes de la Universidad del Bio Bio.: http://ow.ly/lnM3f

    Saludos 😉

paulette.diazcifuentes

Con todo respeto:
Hasta lo que ocurrió en Islandia hace menos de un decenio donde pusieron a TODOS LOS POLÍTICOS Y BANQUEROS TRAS LAS REJAS POR ROBARSE AL PAÍS… LA ASAMBLEA ERA LA ÚNICA ALTERNATIVA; pero hoy también está la Mesa Ciudadana, lo cual hay ciudadanos (Me incluyo) que pondremos este debate sobre la mesa… Pues primero hay que elegir como haremos para escribirla.

    pipehenriquezo

    pipehenriquezo

    Paulette, lo que nos convoca acá en Chile, (En Islandia es otro caso), es la Asamblea Constituyente…

    En Colombia, como Chile hoy, vivía bajo una Constitución –de 1886- caduca y que había forzado un bipartidismo que marginaba a grandes sectores sociales. La abstención electoral era elevada; ninguno de los graves problemas nacionales encontraba solución.

    La sociedad civil decidió entonces, el audaz paso de auto convocarse para un plebiscito de hecho: en las siguientes elecciones además de las seis papeletas oficiales (alcaldes, concejales, diputados, representantes a la Cámara, senadores y candidatos en la consulta liberal), el pueblo exigiría la instalación de una Asamblea Constituyente, emitiendo una informal (“séptima papeleta”), que más tarde pasó a llamarse la “papeleta de los estudiantes”.

    Una Constitución democrática es posible, Paulette, pero acá en Chile, a través de una Asamblea Constituyente.

    Saludos y gracias por tu comentario.

R.A.

Felipe: Me pareció súper ilustrativo el artículo. Copié parte de el en mi blog para ayudar a comunicar y no perder de vista frases tan explicativas de lo relativo a una Asamblea Constituyente.

Lo único que me descalabra la cabeza es que toda la lucha por la A.C., que sabemos que es de larga data y bastante aliento, puede ser simulado sin la necesidad de la aprobación política, ya que bastaría que la ciudadanía pasara por el proceso de la Constituyente, simulándolo en una página, y de forma posterior a ello la misma organización que sirvió para crear la Constituyente cree además el Programa de Gobierno asociado a esa Constituyente,

porque está claro que si añadimos entes a la Carta Fundamental, se añaden relaciones entre esos entes y, por lo tanto, se sacan deducciones que implican, en la última línea, órdenes que ejecutar por determinadas personas o entidades, tal vez en determinados períodos de tiempo, utilizando x recursos que provendrán de «L» lugares, etcétera.

Es decir, mi apreciación plantea dos cosas. Una, la viabilidad efectiva de crear la Constituyente de forma digital, sin pedirle permiso a nadie, sin marchar en ningún lugar, sin elaborar carteles, sin ser guanaqueado o algo parecido… Sin sufrir… Sin anhelar algo todo el tiempo, sino que pasar a la etapa de trabajar con ansias en ello, diseñando la nueva Carta F..

Por otro lado, planteo que la Carta F. así creada,

y ya que es introducida dentro de un Estado no preparado inmediatamente para .. «hacer muchas cosas que demandaría esta nueva C.F.»

serviría particularmente para someterla a un «proceso de sistematización asistida por ordenador», «por así llamarlo», que lleve el proceso de la creación de la C.F. a un nivel en el que se cree «una línea de producción» por cada item determinado, con sus consecuencias lógicas, que son muchas y de largo y difícil detalle, pero que, sin lugar a dudas

crearían un efecto muy particular en la forma en la que los ciudadanos pensamos o hacemos la Carta F.,

porque se debe dar de esa forma integridad a los datos,

Pienso que puedo explayarme en torno al tema, pero, .. no sé si vale la pena hacerlo.

La idea es simple. Vivimos en una era digital. Lo que no se diseña digitalmente, por ejemplo un torno, con todas sus piezas y mecanismos, no puede mantener buenas bases de datos de cada pieza, no puede generar órdenes de fabricación, de control de calidad; no puede generar órdenes de materiales, ni girar cheques para conseguir recursos, etcétera…

Mmm… Por lo tanto, me parece que el tema de la ASAMBLEA CONSTITUYENTE puede ser algo más delicado de tratar que la idea de ir corriendo a las autoridades a solicitarles algo, tal como la propia Asamblea, porque, si el pueblo fuera capaz de crear la A.C. y la nueva C.F.

también puede organizar un programa de gobierno nacional, regional y comunal

y someterlo a los sistemas técnicos a los que hace referencia el ejemplo expuesto de la fabricación de un torno…

Luego de todo ello, tomar el poder político de la nación, incluída la Presidencia, los ministerios, el Senado y el Congreso, gobernaciones, alcaldías y toda clase de cargos que se disputan los procesos eleccionarios, sería un juego de niños…

Hace años que lo digo: el país necesita una Cámara Ciudadana Digital, ya sea que esté institucionalmente creada o que sea ciudadanamente creada. Hago incapié en la redundancia de que esta entidad sea creada…

Si bien los ciudadanos requieren una Asamblea Constituyente, el país requiere la Cámara Ciudadana.

Jugar a las asambleitas, tal como jugar a crear tornos, es un proceso que hoy, en la era digital, requiere simulación… El OPT, por ejemplo, que es un sistema optimización de la producción creado por Israel en forma posteriror a los «MRP» norte americanos y al «Just in time» japonés, gastaba en software alrededor de la mitad de sus costos totales.

Jugar a las Asambleitas, requiere una asambleita ciudadana para definir las reglas del juego y para acordar cosas razonables, tanto como factibles; incluso se puede pensar al proceso de la nueva Carta Fundamenta como un proceso dinámico, que nunca termina,porque aún no se han cumplido los requisitos organizacionales para avanzar un nuevo escalón en la garantización de los derechos de la ciudadanía.

Sólo un ejemplo: si decimos que el cobre es chileno de primeras a últimas y desde el día cero hasta el día en que el ángel de Jehová toque la séptima trompeta, posiblemente, dadas las acciones consecuentes de tal propuesta, el país tenga problemas porque la lucha por el poder del cobre es algo muy delicado que debe ser tratado de pinzas, a criterio de este simple comentarista…

Lo único que pido es la Cámara Ciudadana, el proceso de organización digital de la sociedad civil, en su defecto, que no hagan cagadas…

peon

Felipe: Me pareció súper ilustrativo el artículo. Copié parte de el en mi blog para ayudar a comunicar y no perder de vista frases tan explicativas de lo relativo a una Asamblea Constituyente.

Lo único que me descalabra la cabeza es que toda la lucha por la A.C., que sabemos que es de larga data y bastante aliento, puede ser simulado sin la necesidad de la aprobación política, ya que bastaría que la ciudadanía pasara por el proceso de la Constituyente, simulándolo en una página, y de forma posterior a ello la misma organización que sirvió para crear la Constituyente cree además el Programa de Gobierno asociado a esa Constituyente,

porque está claro que si añadimos entes a la Carta Fundamental, se añaden relaciones entre esos entes y, por lo tanto, se sacan deducciones que implican, en la última línea, órdenes que ejecutar por determinadas personas o entidades, tal vez en determinados períodos de tiempo, utilizando x recursos que provendrán de “L” lugares, etcétera.

Es decir, mi apreciación plantea dos cosas. Una, la viabilidad efectiva de crear la Constituyente de forma digital, sin pedirle permiso a nadie, sin marchar en ningún lugar, sin elaborar carteles, sin ser guanaqueado o algo parecido… Sin sufrir… Sin anhelar algo todo el tiempo, sino que pasar a la etapa de trabajar con ansias en ello, diseñando la nueva Carta F..

Por otro lado, planteo que la Carta F. así creada,

y ya que es introducida dentro de un Estado no preparado inmediatamente para .. “hacer muchas cosas que demandaría esta nueva C.F.”

serviría particularmente para someterla a un “proceso de sistematización asistida por ordenador”, “por así llamarlo”, que lleve el proceso de la creación de la C.F. a un nivel en el que se cree “una línea de producción” por cada item determinado, con sus consecuencias lógicas, que son muchas y de largo y difícil detalle, pero que, sin lugar a dudas

crearían un efecto muy particular en la forma en la que los ciudadanos pensamos o hacemos la Carta F.,

porque se debe dar de esa forma integridad a los datos,

Pienso que puedo explayarme en torno al tema, pero, .. no sé si vale la pena hacerlo.

La idea es simple. Vivimos en una era digital. Lo que no se diseña digitalmente, por ejemplo un torno, con todas sus piezas y mecanismos, no puede mantener buenas bases de datos de cada pieza, no puede generar órdenes de fabricación, de control de calidad; no puede generar órdenes de materiales, ni girar cheques para conseguir recursos, etcétera…

Mmm… Por lo tanto, me parece que el tema de la ASAMBLEA CONSTITUYENTE puede ser algo más delicado de tratar que la idea de ir corriendo a las autoridades a solicitarles algo, tal como la propia Asamblea, porque, si el pueblo fuera capaz de crear la A.C. y la nueva C.F.

también puede organizar un programa de gobierno nacional, regional y comunal

y someterlo a los sistemas técnicos a los que hace referencia el ejemplo expuesto de la fabricación de un torno…

Luego de todo ello, tomar el poder político de la nación, incluída la Presidencia, los ministerios, el Senado y el Congreso, gobernaciones, alcaldías y toda clase de cargos que se disputan los procesos eleccionarios, sería un juego de niños…

Hace años que lo digo: el país necesita una Cámara Ciudadana Digital, ya sea que esté institucionalmente creada o que sea ciudadanamente creada. Hago incapié en la redundancia de que esta entidad sea creada…

Si bien los ciudadanos requieren una Asamblea Constituyente, el país requiere la Cámara Ciudadana.

Jugar a las asambleitas, tal como jugar a crear tornos, es un proceso que hoy, en la era digital, requiere simulación… El OPT, por ejemplo, que es un sistema optimización de la producción creado por Israel en forma posteriror a los “MRP” norte americanos y al “Just in time” japonés, gastaba en software alrededor de la mitad de sus costos totales.

Jugar a las Asambleitas, requiere una asambleita ciudadana para definir las reglas del juego y para acordar cosas razonables, tanto como factibles; incluso se puede pensar al proceso de la nueva Carta Fundamenta como un proceso dinámico, que nunca termina,porque aún no se han cumplido los requisitos organizacionales para avanzar un nuevo escalón en la garantización de los derechos de la ciudadanía.

Sólo un ejemplo: si decimos que el cobre es chileno de primeras a últimas y desde el día cero hasta el día en que el ángel de Jehová toque la séptima trompeta, posiblemente, dadas las acciones consecuentes de tal propuesta, el país tenga problemas porque la lucha por el poder del cobre es algo muy delicado que debe ser tratado de pinzas, a criterio de este simple comentarista…

Lo único que pido es la Cámara Ciudadana, el proceso de organización digital de la sociedad civil, en su defecto, que no hagan cagadas…

francisca

Podemos confiar en la madurez y visión de un pueblo que elige democráticamente a Piñera como presidente?

Héctor Vladebenito

Exijamos a nuestros candidatos a parlamentarios y presidenciables, su compromiso para cambiar la Constitución Política del país, por una más democrática y participativa, que permita los grandes cambios que Chile necesita: Fin de las AFP por un sistema previsional más solidario y administrado por el Estado; como igualmente, el actual sistema de Salud (ISAPRES); Educación gratuita; Dar los pasos necesarios para terminar con el excesivo centralismo (elección de autoridades regionales, aumentar los recursos a las regionales (50% del IVA que se recauda para las regiones), etc.

jecheuque

Porque a de aceptar las generaciones jóvenes, futuros profesionales, ciudadanos de pleno derecho y en ejercicio de estos, una ley fundamental que fue impuestos a nuestros padres por medio del fusil y el asesinato, donde constitucionalistas a nivel internacional han dicho que esta constitución carece de espíritu democrático, creada por decreto algo que no cabe en la cabeza de ningún ser inteligente. Con este cuerpo jurídico jamás llegaremos a ser un país desarrollado que es el fin último de todo país, todo grupo humano, toda nación de hombres libes y democráticos .-

David Malhue

David Malhue

Si la clase política redacta una nueva constitución, aunque suene aberrante, me quedo con la actual, por qué, porque si bien es cierto la carta pinochetista tiene amarres que hacen imposible una vida plural política en las instituciones del Estado, si la nueva constitución pasa por la redacción de la clase actual política, todos las aberraciones sociales, como el despojo de instituciones estatales, recursos naturales y derechos sociales, quedarán enajenados en la misma constitución, porque es la visión actual de la política y los poderes económicos.

Lean esta interesante columna de Julián Alcayaga, de defensa del cobre. La cito íntegramente:

«Está de moda decir que los cambios que se habían prometido a fines de los ochenta, no se pudieron realizar por los amarres de la Constitución. Como consecuencia lógica de esta conclusión, han surgido voces que nos proponen que los cambios que el país necesita solo se pueden hacer cambiando la Constitución, o mejor aún, convocando a una asamblea constituyente.

Discrepo de esa idea, porque si bien es cierto que las leyes institucionales o de carácter político, como el sistema binominal, la ley orgánica de las Fuerzas Armadas, del Tribunal Constitucional, del Congreso Nacional, etc. no se pueden modificar sino se cuenta con el voto favorable de los 4/7 de diputados y senadores en ejercicio, sin embargo, dichos quórums no son necesarios para aprobar todas las leyes que tienen que ver cambios económicos, laborales, sociales, medioambientales, etc…, porque todas esas leyes son ordinarias y se aprueban por simple mayoría. Conclusión lógica: los cambios socioeconómicos que el país necesita para su desarrollo no se han hecho porque lo impeden los amarres de la Constitución, sino por la falta de voluntad política de los gobernantes que hemos tenido desde 1990.

En realidad voluntad política siempre hubo, pero no es la de nuestros gobernantes sino la de los grandes grupos financieros internacionales y nacionales, que le han impuesto sus directivas a los gobiernos de la Concertación y al actual gobierno de la Alianza. Esto queda en evidencia en una serie de medidas que se tomaron a partir de 1990, a pesar de los amarres de la Constitución.

Al irse Pinochet, 90% de la producción del cobre estaba en manos del Estado. Hoy Codelco produce menos de un tercio. Este descalabro lo cometió la Concertación sin que la Constitución tuviese algo que ver en esta desnacionalización. Por el contrario, Pinochet dejó vigente en la Constitución del 80 (Disposición 3° Transitoria) la Nacionalización de la Gran Minería del Presidente Allende (Disposición 17° Transitoria de la Constitución de 1925).

Al irse Pinochet, un tercio de la generación eléctrica estaba en manos del Estado, con empresas como Colbún, Edelnor, Edelaysen, Termoeléctrica Tocopilla, Termoeléctrica Cachapoal. Todas fueron privatizadas por La Concertación. Esto no lo impuso la Constitución, lo impusieron las transnacionales, así como impusieron la privatización todas las empresas sanitarias y de los puertos que pertenecían y administraba el Estado. La Concertación privatizó a rajatabla, sin que la Constitución tuviese algo que ver: simplemente se impuso “la voluntad política” de las transnacionales.

En 1990 las AFP eran casi todas chilenas y Pinochet solo permitía invertir el 10% de los fondos de pensiones en el extranjero. Gracias a esa limitación la rentabilidad de los fondos en esa época era muy superior a la de ahora. La Concertación con Bachelet en La Moneda, autorizó la colocación hasta el 80% de los fondos en el extranjero, y en esa misma ley se eximió a las AFP de pagar el IVA, y se les mejoró aún más el negocio al aumentarles además la cotización adicional. Un pensionado debe pagar 19% de IVA al comprar pan, las AFP también pagan IVA por todo lo que compran, pero el Estado les devuelve el IVA. Puede parecer increíble que a las AFP se les devuelva el IVA, pero es eso lo que establece la ley 20.255 de 2008. ¿Es culpa de la Constitución? No, son las transnacionales financieras que impusieron su voluntad al gobierno de Velasco-Bachelet.

En 1990, las universidades privadas no recibían créditos del Estado, ni los estudiantes Créditos con Aval del Estado (CAE). Hoy estas universidades han proliferado gracias a los CAE, y se ha forzado a las universidades del Estado a privatizar parte sus actividades para subsistir. Los gobiernos de la Concertación privilegiaron descaradamente la educación privada, sin que la Constitución los haya obligado a ello. La Constitución no impide desmunicipalización de la educación básica y media, y tampoco impide que la educación técnica o universitaria sea gratuita en los establecimientos del Estado. Para lograrlo basta una ley ordinaria y la Concertación tuvo mayoría para hacerlo. Pero no lo hizo simplemente porque no quiso hacerlo.

La Constitución tampoco impide efectuar una verdadera reforma tributaria: la Concertación en consenso con la derecha realizó numerosas reformas para favorecer a los ricos con exenciones de impuestos. También hizo otras que perjudican al pueblo como el aumento del IVA, que era de 16% en el tiempo de Pinochet, de 18% con Alywin y 19% con Lagos y Bachelet. Las leyes tributarias son ordinarias, no requieren quórum, son de iniciativa exclusiva del Presidente de la República. La Concertación tuvo 4 Presidentes para hacer todos los cambios tributarios necesarios. Pero no los hizo. ¿Qué tiene que ver con esto los famosos amarres de la Constitución?

Las leyes laborales son de quórum simple y de iniciativa presidencial: los Presidentes de la Concertación pudieron restablecer el derecho de huelga que hoy no existe, bajar la semana de trabajo a 39 hrs. (en Europa es de 35 hrs. y aún menos), establecer que los trabajadores contratistas reciban el mismo salario que los trabajadores de las empresas mandantes, como en Europa. Pudieron establecer le negociación colectiva por rama o sector, etc. Pero, teniendo mayoría para hacerlo esas reformas no se hicieron. Sin embargo se implementaron otras que son un gran retroceso. Desde hace casi un siglo y hasta mediado de los años noventa, en las faenas mineras solo se podía trabajar por turnos de 8 horas diarias. Ahora se trabaja en turnos de 12 horas con gran daño para la salud de estos trabajadores, sobre todo los de altura, y esto se puede hacer porque sin modificación legal la Concertación lo autorizó a través de la Dirección del Trabajo. No se le puede echar la culpa a la Constitución de lo que no se quiso hacer en materia laboral, porque estas leyes son ordinarias.

Las transnacionales intentaron privatizar Codelco, Enami y Enap, pero la Concertación no se atrevió a hacerlo porque se requería los 3/5 del Congreso para modificar la Constitución. Además, esas privatizaciones habrían sido vergonzosas puesto que Pinochet dejó vigente la Nacionalización del Cobre en la Constitución de 1980, y prohibió la concesión a terceros de los hidrocarburos líquidos y gaseosos, que solo el Estado puede explotar a través de Enap. Curiosamente fue la Constitución que nos salvó que la Concertación privatizara Codelco y Enap.

Se podrían dar muchos otros ejemplos, pero si se quisiera resumirlos, se trata de los siguiente: las transnacionales y de los organismos internacionales que ellas controlan como el FMI, Banco Mundial, OCDE, le impusieron su voluntad política a nuestros gobernantes. Se hace lo que ellos ordenan o permiten, pero no es la Constitución que lo ha impuesto. No son los amarres de la Constitución que impiden los cambios que el país necesita para su desarrollo, tampoco es el triunfo del modelo neoliberal, sino simplemente de los amarres del poderoso caballero don dinero».

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La Asamblea Constituyente debe tener redacción y rúbrica únicamente de la base social, sin clase política de por medio. De lo contrario, la visión enajenadora de la vida que profesa la élite, quedará plasmada en la nueva Constitución, ¡no ciudadana!

Más bien la burguesía capitalista dominante habrá asestado otro golpe a las mayorías de este injusto país, otro más.

Por eso, cuidado cuando la concertación o gente de la élite, salga con el cuento de la AC o nueva constitución. No hay que creerles.

¡Asamblea Constituyente del Pueblo o desestabilización del sistema!

Saludos cordiales.

MARCO

“Queremos una nueva Constitución porque deseamos un país más equitativo y justo, y para ello requerimos construir un marco institucional que nos represente a todas y todos, que garantice y promueva la democracia, la transparencia, el pluralismo cultural y comunicacional, el bienestar general, la participación ciudadana y todos los derechos fundamentales como ejes orientadores de nuestra convivencia.”

http://marcatuvoto.cl/quienes-somos/que-buscamos/

jvillarroelpto

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La nueva constitución debe ser resuelta democratica entre los poderes del Estado, por lo tanto, debe pasar por el Congreso y no por una Asamblea Constituyente. Esto si que es un sueño debido a que nuestro sistema democratico depende del Presidencialismo y no federalismo.