Pese a la reputación de la WSPA como una organización dedicada al bienestar animal, la verdad es que este en sí mismo no parece interesarle mucho. Para la organización, está supeditado al bienestar humano y sólo tiene sentido en el contexto de la explotación animal. La WSPA, a diferencia de la ONU en su Declaración Universal de los Derechos de los Animales (aprobada por la UNESCO en 1977), que declara que “los animales tienen los mismos derechos a la existencia”, no reconoce su derecho a la vida.
En un documento de Animals Matter to Me, se encuentran postulados y propuestas que hacen evidente una concepción de los animales que es fundamentalmente utilitarista. La WSPA asegura que el bienestar animal “mejora la seguridad alimentaria, combate la pobreza, protege el medio ambiente y facilita la agricultura sustentable”. Los animales bien tratados, dicen, enferman menos y asegurar carnes de calidad. Al mismo, son igualmente más productivos, lo que implica que se puede aumentar la producción ganadera que se necesita para contribuir al desarrollo y eliminar la pobreza y el hambre.
En estos documentos sobre los beneficios de la buena ganadería, la WSPA no menciona ni una sola vez cosas como, por ejemplo, el fomento del consumo de vegetales como alternativas válidas; no menciona que el consumo de carne está en el origen de muchos de los males que afectan la salud humana, como la artritis, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares e incluso el mal de Parkinson y la enfermedad de Alzheimer; no menciona ni una sola vez el fomento de dietas más sanas, ni siquiera dietas tradicionales como la mediterránea, que implican una reducción drástica del consumo de carnes.
Su objetivo principal, en un contexto en que muchos gobiernos e instituciones del mundo quieren convencer a sus poblaciones de que, por razones de salud y relacionadas con el impacto de la ganadería sobre el medio ambiente, reduzcan substancialmente el consumo de carnes, la WSPA propone exactamente lo contrario: aumentar la producción ganadera y el consumo, en la creencia de que esto es sinónimo de mejor salud, mejor carne, mejor medio ambiente, menos hambre y menos pobreza y más desarrollo, proposiciones entrelazadas unas a otras de manera arbitraria y, a veces, bastante incoherente, porque simplemente no se deducen unas de otras.
Al mismo tiempo, la WSPA está activamente implicada en obstaculizar el desarrollo del vegetarianismo y fomentar el “consumo de carne sin culpa” y de “demostrar que hay formas humanitarias de producir y comer carne”.) ¿Cuál será la forma humanitaria de comer carne?
Desde un punto de vista ético, en momentos en que muchas iglesias del mundo, entre ellas la católica, las evangélicas, la musulmana, la judía, la budista, y numerosas organizaciones, fomentan reducir o eliminar el consumo de carne como parte de una nueva relación con los animales, la WSPA quiere convencernos de que debemos comer más carne.
Para la sensibilidad contemporánea, sus proposiciones son anticuadas e inmorales. Reflejan los valores de un modelo de sociedad que hoy es derechamente incompatible con el desarrollo, sobre la base de premisas absurdas y falsas: por ejemplo, que más carne equivale a mejor salud o que más ganado implica la erradicación de la pobreza, como si esta fuese consecuencia de la escasez de recursos, y no de una distribución aberrante de estos.
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