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Ideología conservadora: la lógica detrás de sus argumentos en el conflicto mapuche

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La semana recién pasada tuve la oportunidad de sintonizar el programa de debate “Alerta Temprana” del canal Vía X. El invitado en esa oportunidad fue el Historiador y Antropólogo José Bengoa, a quien se convidó a compartir sus apreciaciones sobre el conflicto Mapuche.

[texto_destacado] Luis Larraín, director del Instituto Libertad y Desarrollo, aportó, como puntapié de lo que sería su construcción argumentativa, basada en que dos encuestas realizadas por instituciones académicas serias mostraban, en sus resultados, que la mayoría del pueblo Mapuche considera que sus problemas centrales son el desempleo, la falta de oportunidades, falta de apoyo productivo, entre otros, sin mencionar la devolución de tierras como una de sus principales reivindicaciones ni preocupaciones.

De dichos resultados, sin embargo, tomó dos posiciones argumentativas solo entendibles entre quienes gozan de una especialidad académica -la economía, en este caso- dejando todas las demás áreas del conocimientos constantes; ese “ceteris paribus” que tanta utilidad les presta a los economistas cuando ven una realidad multidimensional que no pueden intelectualmente abrazar:

  • Que la reivindicación Mapuche por la devolución de tierras no es un conflicto real, sino ficticio o aparente.
  • Que la problematización de la devolución de tierras es una clara manifestación de “activistas”, minoritarios e ideologizados, que no se condice con lo que la “gran mayoría del pueblo Mapuche” realmente desea.

Las encuestas mencionadas por Larraín reflejan una dinámica muy clara en todo grupo social que se pretenda analizar: las élites, que se arrogan la representación de un determinado grupo social (un pueblo originario, los estudiantes universitarios, los empresarios, etc.), poseen una visión reivindicativa mucho más avanzada o extremada en comparación a lo que la mayoría del grupo representado quiere. Esa constatación en la dinámica de los grupos sociales es ampliamente conocida por quienes se dedican a las ciencias sociales.

Dicha situación tiene una explicación bastante lógica: quienes pretenden la representación de un grupo social, como vanguardia que son o pretenden ser, tienen o deben tener una autoconsciencia de grupo más avanzada que el resto. Para eso, deben tener, al menos: una visión histórica que los explique en el presente; análisis comparativo con grupos semejantes a nivel nacional o internacional; una construcción ideológica que esté en sintonía con sus reivindicaciones; una visión de su grupo que la mayoría no pueda fácilmente ver, y que por tanto los valide como agentes necesarios para el cambio.

Piénsese por ejemplo en el movimiento estudiantil universitario del 2011. Cuando varias encuestas señalaban que la mayoría de los universitarios no estaba de acuerdo con que se pagase el arancel con cargo a rentas generales al quintil de más altos ingresos, sus dirigentes, no obstante, reivindicaban la gratuidad como derecho universal.

Repásese también la historiografía de la revolución de independencia nacional: cuando la mayoría de los ciudadanos no tenía intención de independizarse de España, que les significaría la pérdida títulos y cuantas prebendas más, no obstante la élite independentista, claramente minoritaria (La Logia Lautaro, entre otros), logró imponer su visión y terminó ganando la revolución.

La mayoría del pueblo Mapuche tiene una posición ideológica conservadora, pero dicha posición no necesariamente invalidará o frenará la posición ideológica reformista o revolucionaria que tengan quienes se arrogan su representación.

Larraín deja ver la lógica que subyace a sus argumentos y que muchos ideólogos conversadores utilizan. Apelar a un sentir mayoritario, como elemento invalidante de las pretensiones de las élites o vanguardias. El conflicto, como lo ven las élites, no desaparecerá (por más que se desee) por el sólo hecho de que el grupo social representado no lo comparta. La sola exposición del sentir de los ciudadanos de Santiago de principios del siglo XIX, difícilmente hubiese logrado revertir el proceso independentista. Que la CPC entienda y vocifere que la reforma tributaria afectará brutalmente el empleo, no desaparecerá de su línea argumentativa por más que sus afiliados sostengan que no reducirán sus plazas de empleos con la promulgación de la reforma.

Acusar de “ideologizados” a quienes tengan una posición distinta a la conservadora, es quizás la lógica a que más se aferran los activistas del statu quo. Si entendemos por ideología lo que comúnmente suele encontrarse en un diccionario, a saber: “Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.” o sino: “conjunto de ideas relacionadas entre sí, acerca de la realidad, sistema general o sistemas existentes en la práctica de la sociedad respecto a lo económico, lo social, lo científico-tecnológico, lo político, lo cultural, lo moral, lo religioso, etc.”, entenderemos que toda persona tiene, sea consciente o no, una posición ideológica. Puede constatarse efectivamente -y ya lo vemos en las encuestas citadas- que la mayoría del pueblo Mapuche tiene una posición ideológica conservadora, pero dicha posición no necesariamente invalidará o frenará la posición ideológica reformista o revolucionaria que tengan quienes se arrogan su representación.

Por otra parte, la pretensión de Larraín de dotar su posición sobre este y otros conflictos como “no ideologizada”, disfrazándola de una superior racionalidad, desprovista de toda pasión, es de una falsedad tremenda. Toda persona provista de un buen diccionario, y algo de interés por la ciencias sociales, sabe identificar en quienes abogan -legítimamente- por un modelo económico liberal, como meros agentes ideológicos de una doctrina económica de gran difusión en el mundo, por tanto meros “activistas” de una doctrina que posiblemente la “gran mayoría del país” no defendería con el mismo ahínco.

Larraín, entonces, tiene bastante en común con quienes acusa en su segundo argumento.

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2 Comentarios

Servallas

En mi concepto el drama de esta y otras situaciones sociales está en lo que muy bien señalas, grupos que se auto-asumen representante de los “ intereses sociales”, como dices una práctica bastante conocida, pero en la contemporaneidad muy ideologizada y utilizada, es más, hay colectivos políticos campeones en este tipo de argucias, sus actuaciones son verdaderamente camaleónicas, dignas del óscar, hoy son campesinos, estudiantes, trabajadores del carbón, mañana pescadores, mineros, jubilados, ayer fueron profesores, pobladores o artistas. Lo triste del asunto es que al final en la mesa de negociaciones tenemos el mismo tipo de reivindicaciones, las inventadas por algún grupo de teóricos sociales y/o filósofos europeos del siglo antepasado, nunca conocemos el verdadero conflicto, tampoco nunca lo podremos solucionar, porque esos “representantes auto-asumidos”, en realidad no desean la solución, su misión es mantener el conflicto, porque lo que buscan en realidad es el cambio social hacia sus intereses, luego cuando se hacen del poder, son unos déspotas.

Jose Luis SIlva Larrain

Señor, si el resultado de la encuesta demuestra que son otras preocupaciones las que tiene en realidad el pueblo mapuche nose porque hay que gozar de una especialidad académica para concluir que “la reivindicación Mapuche por la devolución de tierras no es un conflicto real, sino ficticio o aparente”.

Veo en la columna un esfuerzo tremendo para rebatir una conclusión muy válida y simple para los datos que usted mismo entrega. Quizá Ud. podría decir que la encuesta tiene errores de muestreo, numéricos que no dan para esas inferencias, que está “manipulada” induciendo las respuestas, o matizar diciendo que la conclusión es demasiado simple y que ningún encuestado afirmó en la encuesta que era un “conflicto irreal” como lo pretende inducir el político. Las encuestas también son muy de la ”elite” humanista.

En todo caso le encuentro razón a Larraín y me parece que usted intenta forzar el resultado a sus ideas con un artículo tan rebuscado, por lo tanto creo que es usted el que demuestra estar lejos de la realidad.

Saludos