Caminando por Santiago centro, un tipo micrófono en mano me grita en la cara (y con escupo) sus ideas sobre su amigo Jesucristo. Libertad de culto le llaman algunos, pero yo no entiendo la forma ni el fondo de su rabioso discurso.
Un pelado recitando de memoria un discurso sin alma en el cual escuchas las palabras «arrepentimiento» «culpa» «engaño» y «castigo» en todas las frases vomitadas sin pensar. ¿Esto es evangelizar? Te hablan sobre un Dios que es creador de todo lo que hay en el universo. Todo, menos la maldad, porque claro, la maldad es tu culpa, «porque tú eliges ser malo» te dicen. Dios creó todo incluyéndote a ti. Pero lo que tu creas, no es su responsabilidad. Fácil sacársela así.Dios los iluminó para hacer tal cosa, que le habla en los sueños, que siente su presencia, que le habla todos los días y le cuenta sus cosas, que está en todos lados y que puede ver todo, incluyendo lo que piensas. Que te está mirando en este mismo momento, tras tu espalda por sobre tu hombro. Si ese amigo se llama Dios, eres un creyente devoto, pero si te se llama Slordax y gobierna desde Ganímedes, eres un esquizofrénico.
Un cura pidiéndote que no abortes porque el cígoto tiene derechos, derechos que se acaban cuando se sabe que nació homosexual.
Cuando tienes familiares o amigos «creyentes». Si tienes un problema, hiciste algo malo, te estafaron, te vas a morir, cualquier cosa ¡Paf! te tiran en la cara como aspirina a la biblia y a Dios. «Hay que tener fe» te dicen. «Haz todo lo que tengas que hacer para arreglar este problema, pero siempre con fe en Dios». Obvio. Si no funciona «no tuviste suficiente fe», y si funciona «fue tu fe en Dios lo que lo hizo posible. Dios te resolvió el problema». ¿Qué basura es esa?
Tamaña lógica funciona en todo orden de cosas. Si tienes un problema amárrate un cordón de oro mágico del Himalaya en el dedo y haz todo lo posible para resolverlo, si no funciona, no te lo amarraste bien y no tuviste fe en el cordón de oro del Himalaya, pero si funciona, obvio que fue el cordón. Tan explotable es la idea que alguien supo sacarle plata, escribiendo «El Secreto». Fe sin Dios y Best Seller, obvio.
Extremadamente lógico.
No tengo problemas con que cada cual se cree sus amigos imaginarios o crea en los amigos imaginarios del resto, pero esa sed enferma de los fanáticos que te cuentan que su amigo Dios los iluminó para hacer tal cosa, que le habla en los sueños, que siente su presencia, que le habla todos los días y le cuenta sus cosas, que está en todos lados y que puede ver todo, incluyendo lo que piensas. Que te está mirando en este mismo momento, tras tu espalda por sobre tu hombro. Si ese amigo se llama Dios, eres un creyente devoto, pero si se llama Slordax y gobierna desde Ganímedes, eres un esquizofrénico.
¿Y si se llama Lucifer?
¿Y la libertad de culto?
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