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Un barco llamado Chile

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La imagen náutica con la que podemos graficar al país es la de un barco navegando en medio de un oleaje bravío e inmensos cuerpos de hielo, pero con la fortuna de estar conscientes que este navío no naufragará, ¡todo gracias a la democracia!

A días del 25 de octubre, es importante indicar que el proceso constituyente se encuentra en tabla desde el período presidencial de la presidenta Michelle Bachelet, lamentablemente, dado ciertos grupos conservadores del propio oficialismo de la época, tal proceso siguió en medio del océano, incluso perdido, sin rumbo, pero navegando aún.

La génesis de la Constitución actual adolece de ilegitimidad. En cuanto “asume” la Junta Militar, en el período de dictadura, extendió el DS 1064 que “Designa Comisión para que estudie, elabore y proponga un Anteproyecto de una nueva Constitución Política del Estado”. Dicha Comisión, es conocida como la “Comisión Ortúzar”, en atención al nombre de quien la presidió. Se celebraron 417 sesiones entre 1973 y 1978.  Lo esencial de esta Comisión fue que sus integrantes precisamente se caracterizaban por no despegarse de sus postulados ideológicos, todos cercanos a la derecha de nuestro país.

A continuación, entre 1978 y 1980, tal proyecto constitucional fue estudiado a puertas cerradas por el Consejo de Estado, en alrededor de 60 sesiones. La revisión tuvo más bien exclusiones e inclusiones de índole formal, manteniéndose el fondo del proyecto presentado por la Comisión Ortúzar.  Finalmente, la Junta Militar despachó el proyecto de Constitución en julio de 1980.

Dado lo anterior, la crítica a su generación, desde la perspectiva formal, principalmente la encontramos en el procedimiento de aprobación del texto y su entrada en vigencia. En cuanto a su contenido, encontramos los cerrojos autoritarios que no dan cabida a sincretismos, situación demostrada en los distintos debates legislativos desde la vuelta a la democracia.

Por tanto, actualmente tenemos un texto emanado desde la autoatribución del poder constituyente de la Junta militar.

Este 25 de octubre, al igual que compatriotas de antaño, con un lápiz y un papel, y dada las circunstancias, con mascarilla y alcohol gel, seremos capaces de seguir navegando en este barco, con un rumbo más estable, evitando el naufragio.

En estos días nos encontramos con un proceso constituyente totalmente distante al descrito en párrafos anteriores, marcado por un proceso plebiscitario, que se origina por encontrarse en boga desde hace mucho tiempo, y principalmente marcado por un acuerdo de voluntades políticas democráticas, que dan la legitimidad necesaria desde su génesis a este proceso constituyente, que tanto requiere y merece nuestro país.

Lo requerimos, porque el aspecto fundamental de una Constitución es su carácter de texto común, capaz de acoger a todos los ciudadanos.  La esencia de nuestra nueva Carta Magna se puede representar en un paragua, bajo el cual todos nos refugiemos. Una Carta Fundamental que, por tanto, sea capaz de abarcar a la ciudadanía, de modo que nadie quede empapado de vulnerabilidades y precariedades.

Lo merecemos, puesto que este país, situado al final de Sudamérica, sería un “oasis” – como dijo el presidente Sebastian Piñera- pero más bien difuso, lleno de desigualdades, abusos y privaciones, con una libertad llena de grises, que entrega escasos accesos sociales, condicionados a la suerte individual de cada ciudadano. Y con un Estado sin capacidades de ser un garante oportuno de derechos ciudadanos.

Al concluir, la invitación es clara, exenta de vacilaciones: ¡vivamos y sigamos construyendo la democracia! Este 25 de octubre, al igual que compatriotas de antaño, con un lápiz y un papel, y dada las circunstancias, con mascarilla y alcohol gel,  seremos capaces de seguir navegando en este barco, con un rumbo más estable, evitando el naufragio.

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3 Comentarios

abechtold

abechtold

Solo comentario…para lograr legitimidad de largo plazo, una Constitución debe ser aprobada por un 80% o mas. Si es aprobada por un 55%, por ejemplo, en 5 años fácilmente ya no hay acuerdo y se querrá cambiar otra vez. Por mas que le pongan flores con que fue creada «entre todos» (o sea entre los políticos..), será constantemente tironeada e invalidada. No está , para nada, asegurada la legitimidad de la nueva Constitución por el mero hecho de que un 50+1% la apruebe.

    Ignacio Munoz Asenjo

    Ignacio Munoz Asenjo

    Estimado Arturo, la legitimidad es procedimental, mas allá de la libertad y voluntad de los ciudadanos para participar del proceso.
    El proceso plebiscitario de este 25 de octubre es plenamente es legítimo en parte, por el espacio democrático de participación que tendremos todos los habilitados para sufragar ( 14 millones aprox.). En primera instancia para elegir si aprueba o rechaza una nueva Constitución, y al mismo tiempo elegir el mecanismo a través del cual se redactará la nueva Constitución, asimismo, en caso de ganar la opción Apruebo, podremos elegir a los constituyentes encargados de redactar el nuevo texto constitucional. Finalmente, tendremos un plebiscito de salida.
    Por tanto, 14 millones de ciudadanos, a lo menos tendrán 3 oportunidades para participar, a través del voto, en la redacción de una nueva Constitución, a diferencia de lo ocurrido en la confección de la Constitución del 80.

    Por último, es claro indicar que el espacio de participación es real, será decisión de cada uno de los 14 millones habilitados para sufragar concurrir a las urnas o no, por tanto es totalmente legitimo el proceso, asimismo, y bajo la premisa que entregas, no sería legitimo este gobierno, toda vez que en la ultima elección participaron solo 7 millones de habilitados para sufragar, y créeme que ni tu, ni yo ponemos en duda la legitimidad del gobierno.

    Todos podemos participar, quizás no todos quieren participar, pero eso es parte de la libertad que entrega la democracia.

    abechtold

    abechtold

    Estimado; un gobierno de 4 años es distinto a una Constitución que dura…¿40? ¿70?
    En todo caso, aunque sea legítimo «procedimientalmente», un Gobierno que gane por 50 votos, habiendo votado 1/3 del padrón, tendrá un problema de legitimidad siempre. No porque esgrima que es todo legal, la ciudadanía lo aceptará.
    En el caso de una Constitución, la mayoría es mucho mas importante. De hecho la regla de los 2/3 es exactamente una forma de que sea realmente representativo de una mayoría estable. Por lo mismo, si la nueva Constitución es aprobada por un 52% ¿Qué impide que al día siguiente el 48% empiece a presionar por una nueva Constitución?..y así nos iríamos
    Saludos