Hace una semana atrás celebramos la fiesta democrática más importante de los últimos años de nuestra historia desde la vuelta de la democracia.
Hubo gran convocatoria total entre una y otra opción, todos juntos fuimos capaces de participar cívicamente, apartados de la violencia, siendo testigos al final del día de las celebraciones de independientes y partidos políticos, por el gran proceso plebiscitario que tuvimos. El cual en todo momento estuvo dentro de los marcos institucionales democráticos, dejando fuera la violencia. Todos muy alegres, incluso aquellos que su opción fue la derrotada, ya que la significación estuvo en la cita democrática de la que algunos fuimos partícipes.
Lamentablemente, el viernes vimos empañado todo esto por un hecho de violencia, producto del cual el funcionario público Cabo 2° de Carabineros Eugenio Nain Caniumil resultó muerto. Lamentablemente no es el primero, y si la pasividad institucional sigue siendo igual, desafortunadamente no será el último. Podemos recordar a otros ciudadanos abatidos por la violencia, como es el caso de José Huenante en 2005, Matías Catrileo en 2008 o Camilo Catrillanca en 2018.Toda vez que los sectores políticos que celebraron aquella fiesta del 25 de octubre solo han sido capaces de remitir su esfuerzo a presentar querellas o a visitar la zona del conflicto, entregando cuñas que separan aún más la región, dividiendo a los vecinos entre buenos y malos
Dado lo anterior, es momento que los actores políticos y sociales, tales como las comunidades indígenas, el ejecutivo, los legisladores e incluso los partidos políticos comiencen a sentar los cimientos para un nuevo proceso de reconocimientos de nuestros pueblos nativos.
Lo anterior lo digo enérgicamente, toda vez que los sectores políticos que celebraron aquella fiesta del 25 de octubre solo han sido capaces de remitir su esfuerzo a presentar querellas o a visitar la zona del conflicto, entregando cuñas que separan aún más la región, dividiendo a los vecinos entre buenos y malos – como señaló alguna vez el Ministro del Interior Víctor Pérez- y a condenar los hechos, con la típica frase cliché “condenamos la violencia venga de donde venga” desde sus cuentas de twitter. Pero, lamentablemente, ninguno de los actores políticos ha demostrado capacidad, desde la vía institucional, de plantear el inicio formal de un proceso histórico para nuestro país, que haga posible de una vez por todas dignificar la esencia de las comunidades indígenas y ponga fin a la violencia, que sólo genera grietas a nuestro Estado de derecho.
Grietas que son producto de la poca dignificación que el Estado ha ofrecido a sus pueblos ancestrales y apenas se ha esforzado por reconocer sus derechos, a pesar de haber suscrito el Convenio N° 169 de Organización Internacional del Trabajo.
Sin ir más lejos, la semana recién pasada vimos cantidades de posibles candidatos para ser parte del proceso Constituyente, incluso vimos el lanzamiento de algunas candidaturas presidenciales. Es justo exigirles a ellos, entonces, que sean enérgicos en sus acciones encaminadas a terminar con aquellas situaciones que estimulan esa violencia. Es lo mínimo que se puede esperar de aquellos que desean escribir la hoja de ruta de a lo menos los próximos 40 años de nuestro país.
Si no somos capaces de aquello, seguiremos en este presente mezquino, que solo ha dado muestras de un Estado con carencias, imposibilitado de entregar herramientas para la conformación de un nuevo gran pacto social. Y lamentablemente tendremos el angustioso sentir que lo del 25 de octubre habrá sido solo una anécdota más de nuestra historia.
Comentarios
02 de noviembre
Ignacio
No puedo dejar de alabar tu artículo que he leído detenidamente y solo veo el reflejo de lo que eres una persona con gran visión social y que lucha por un país más gustos y democrático.
Lo viví el 25 de octubre es histórico y se le debe a todos aquellos que lucharon sin color por lograrlo ahora la ciudadanía tiene que trabajar por un chile mejor que no dudo que llegara pronto.
Cabe señalar que la muerte de cabo 2 es un acto condenable como todo acto que atente en contra de cualquier persona en un país democrático.
Sigue un proceso largo que sin duda será de unión entre todos los chilenos logrando un bien común.
Viento a un largo y buena mar
Un abrazo hermano
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