Siempre he sentido una repulsión natural a la discriminación, sin embargo la forma de discriminación es también el reflejo de una época, de una generación, que busca imponer su sistema de creencias para despercudirse de la generación pasada. Sin embargo, ¿qué pasa cuando una o dos generaciones pretenden hacerlo sin haber asimilado por completo su última generación?, se pasan varios pueblos de largo….
A mis casi cincuenta, debo reconocer que soy una suerte de generación de una triste espera, nunca llegué a reconciliarme por completo con la generación que vivió en carne propia la dictadura, ya que una vez “referentes” institucionales no hicieron la pega de hacer una bajada de línea valórica objetiva al respecto, fue en la medida de lo posible, fue con culpables extemporáneos en donde respondieron por crímenes también extemporáneos, porque nunca se hizo permanente y vigente la defensa de los Derecho Humanos, no se hizo pedagogía de ello, se buscó conciliar con una élite que siempre supo que al final de un proceso inventado por ellos ganaría, pues aun cuando muchos de ellos apoyan con su silencio pasmoso el golpe de Estado y dictadura cívico militar, ni uno de ellos pasa por tribunales, salvo los advenedizos, los que se compraron el hecho de creer que pertenecían a ellos por osmosis, gran error, igual que los que creen que pertenecerán a ellos solo porque les va bien en los negocios o se van a vivir cerca de ellos, o como ellos. Recuerden que ellos siempre arrancan del centro, siempre buscan la los sectores altos, la noción periferia es para los pobres y cuando se les se critica, una mayoría no menor acusa a quien lo hace de resentido.
No dejo de no entender el lenguaje discriminatorio de esta generación, sólo me explico lo poco o nada que hemos hecho para calar hondo en la búsqueda de sistemas de derechos y deberes y no solo de derechos que siempre de alguna forma terminan siendo derechos reivindicativos de una minoría organizada capaz de viralizar, que se siente con el derecho de interpretar todos los derechos de los demás, desconociendo que nadie sobra, reconociendo como legítima y necesaria la discrepancia, la diferencia, sino existiese esta última seriamos todos aburridamente iguales. Todos necesitamos ser defendidos por una institución que nos garantice nuestro derecho a ser minoría o mayoría cualquiera sea el caso, más aún si el sistema de valores que me identifica se sitúa en el sistema político, que al final del día, es el que define nuestra identidad, es en este en donde se consensuan los valores, que como integrante de la sociedad defiendo y si no lo hago al menos los respeto.
Vivir dentro de la diferencia implica respetar las trayectorias de vida de cada uno de sus integrantes: a.- la iglesia está plagada de casos de paganos que resultaron ser santos; b.- hay ladrones que terminan defendiendo la ley; c.- de heterosexuales que aceptan su homosexuales, d.- de militares que renuncian para pasar a una vida civil, (hubo militares torturados, por militares torturadores); si cada persona está predestinada a ser una sola cosa en su vida, por miedo a no explorar otra opción, por miedo a recriminación de sus pares, entonces nos condenamos a un fascismo cotidiano, este siempre comienza con el miedo o el rechazo a los próximos, comienza por tener que aceptar la masa, que raramente es irreflexiva, siempre tiene un objetivo, en torno a esos objetivos pequeños y mezquinos se moviliza y tiene como medio emocionalizar la realidad, convertirla en una razón binaria del me gusta o no me gusta; me cae bien o me cae mal; ahí está su fuerza… en la simpleza, en la opinión, y no en la razón argumentada, es más, huye de ella, por lo mismo no busca institucionalizar nada, si lo hiciera entonces debe construir tradición, así se disfraza de un progresismo permanente…
¿Qué hacemos?, Pedagogía, una y otra vez, aun cuando seamos minoría, podemos equivocarnos en una decisión o muchas, pero al final del día si ese error es por la defensa de principios, amparados en la defensa de la democracia, podrá ser error, pero jamás mentira, esta última sólo moviliza circunstancias, los valores movilizan ideales.
Si cada persona está predestinada a ser una sola cosa en su vida, por miedo a no explorar otra opción, por miedo a recriminación de sus pares, entonces nos condenamos a un fascismo cotidiano
Por eso la tolerancia como concepto, no me convence, es la suspensión eventual del conflicto, que es lo mismo que decir, te acepto, pero: si eres gay, hasta ahí no más; si eres milico; si eres comunista, si eres facho…. Si eres esto o eres lo otro…y no eres como yo o como quienes definimos un nosotros. No tienes el derecho a ser.
Al final de día te puedo discriminar hasta por tu aliento o el color de piel, pero si te acepto, te integro, acepto tus diferencias como componente esencial de mi espacio y cultura, sino es así es solo discurso, palabras vacías al final de día.
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pzuniga
Muchas gracias por el complemento que haces a la columna… Recibe mis saludos
Julio P
Muy interesante análisis en tiempos de la intolerancia que agobia a Chile y al mundo.
Pablo Z
Muchas gracias Julio, debemos estar atentos a esto, nunca se extingue y se re -fuerza cuando los valores comienzan a fallar….
Javi-Al
Pienso que es la tarea pendiente de toda la civilización, la intolerancia entre unos y otros es la que mueve las más siniestras máquinas de muerte que podemos imaginar. Al parecer sin embargo es un problema de diseño, está en los genes, por ello lo que queda es aprender, quizás comprender en profundidad, es una tarea de vida.
Daniel Sepúlveda
Agradezco enormemente haber leído estás líneas, así saber que no estoy tan equivocado al no querer elegir entre blanco o negro. No me siento ni rico ni pobre, no soy de derecha o izquierda, pero si quiero aprender de ambos. Esto se trata de un interés personal de aceptar honestamente al otro y entender que él nos sirve para aprender y crecer emocionalmente sanos. Será bueno «tolerar» al homosexual porque está de moda o trotar porque todos lo hacen. Tanta ley que obliga a «tolerar» creo que nos está confundiendo.
Pero me gusta que todos seamos diferentes porque debemos tener una dieta balanceada según los nutricionistas.
Una vez más, gracias por escribir.
vasilia
«Tolerancia» no es «te acepto pero». Tolerancia es «veo que respiras, pero hazlo lejos de mi espacio»
De ahi que haya tanto rechazo dentro de gente realmente experta en derechos humanos a usar esa palabra. La tolerancia pone a uno sobre otro, en cuanto a que «yo soy mejor que tu», por eso «tolero» tu existencia. Sufro tu existencia, la aguanto, pero no la acepto
El problema es que hemos pasado de un extremo a otro. O sea, estamos llenos de victimas. Llenos de «no me aceptan». ¿Y a la inversa como esta la cosa?
No nos aceptamos porque no sabemos respetarnos. Ni a nosotros mismos ni a los demas. Queremos que nos respeten, queremos que nos acepten, pero no hacemos nada para aceptar a los otros y respetar a los demas. Esto se ha vuelto un mundo de «soy una victima». Al final, lo más que podremos aspirar es a tolerarnos