El debate recién pasado resultó ser complejo; si lo que se buscaba es incentivar una mayor participación: la hora, la duración y a ratos lo plano del debate no ayuda; por lo mismo se debe cambiar el formato y el horario, pero para la próxima, ya que de seguro quedarán menos candidatos. Dentro de los momentos destacables se encuentra, el acercarse a un hecho que he venido comentando con mis colegas, Provoste irá creciendo, precisamente por lo que le faltó a Sichel y Boric, templanza, que es una de las virtudes cardinales (del latín cardo, fundamental, esencial), las otras virtudes cardinales son: justicia, fortaleza y prudencia.
Pues bien, a la hora de la verdad la experiencia no se improvisa, ahí aparece la prudencia y la templanza, usadas comúnmente para reflexionar sobre la ponderación del pasado y el anuncio con calma de las opciones sobre el devenir de la polis, más aún en un contexto de convulsión o de conflicto, las virtudes cardinales irrumpen proyectando algo que pocos proyectan hoy por hoy, paz.Hay una palabra compleja, y de pronto eso la hace inmensamente bella, la parresía, profundamente explorada por esos viejos atenienses y otros clásicos.
Sin embargo, hay una palabra compleja, y de pronto eso la hace inmensamente bella, la parresía, profundamente explorada por esos viejos atenienses y otros clásicos. De alguna forma esta palabra es la fusión de todas las virtudes, en la cual la política se fundamenta, pues se usa para decirlo todo, pero frente a los poderosos, ahí se ejerce la igualdad como un derecho, al hablar en público, valientemente, pero hacerlo con la verdad, sin la necesidad de adular, y ahí su importancia
Llama la atención que Sichel use la palabra templanza posteriormente, desconociendo el alcance de esa virtud, en él solo es voz (froné); en él la templanza queda despojada como virtud cardinal, al constatar que no la encarna pues el análisis casi inmediato de sus argumentos contrastados con fuentes sobre su actuar, lo dejan solo y peor aún desacreditado para defender una verdad que de sentido a su causa, que debe estar basada en un ethos coherente en quienes le acompañan, sin eso, sin esa construcción simbólica, en política se está solo.
En los tiempos que corren se debe ser seguro incluso cuando se miente, Sebastián ya no es creíble porque un simple “click” en la red, hace que esa diferencia entre mentira y error queden separadas, porque los errores se reconocen de inmediato y cuando se comenten involuntariamente, al ser creíble el actor político, se le suelen perdonar o se reparan con un simple alcance, a veces como acto anecdótico; pero con la mentira viene esa tensión que da el esperar la posibilidad que sea olvidada o cubierta por el manto exculpador del olvido; eso no ocurre, porque el político de profesión miente cuando se busca algo que con la verdad a él se le hace imposible alcanzar.
Provoste comenzó a cubrir el centro, ese espacio político del cual todos profitamos cuando queremos huir de los extremos, más aún cuando la lucha política tiende a extremarse, no es necesario ir a ese desierto argumental, se sabe que de ahí poco se puede sacar, pero en el centro -quien mejor lo interprete-, hoy se encuentra el peso gravitacional del triunfo.
Comentarios
30 de octubre
Es de interés su columna Pablo. Nos sitúa en un espacio de análisis importante cuando se escrutan las personas en general y a las que se dedican a la política práctica en particular. Se logra colegir, que ante esa debilidad que logra el candidato Sichel, que supone captar un centro, la candidata democratacristiana sería depositaria de esos votos, no sólo por la debilidad del Sichel, sino que por la fortaleza que encarnaría dada su trayectoria. Sería interesante saber, cómo en este momento, la irrupción del candidato Kast se debería proyectar en un escenario construido por las encuestas.
Gracias por compartir su reflexión, muy pertinente y necesaria.
Saludos
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