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Sistema binominal: influencia en los partidos políticos y el modelo

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La constante dualidad de poder existente en el Congreso Nacional nos permite identificar dos grandes bloques permanentes en la política chilena. Desde 1989 el sistema electoral los representantes en la Cámara de Diputados y en el Senado, son electos a través del sistema binominal, que en sí tiene  algunas ventajas y, por cierto, variadas desventajas. La principal crítica se centra en la mantención de dos bloques en el poder, excluyendo la competencia externa. Para poder entender de forma específica la relación de poder generada en el sistema, estudiaremos, de forma breve, las tríadas que en determinados momentos entregan al actor más débil mayor poder del que realmente tiene, convirtiéndose en protagonista al momento de negociar los cupos para la carrera parlamentaria. Después abordaremos a los partidos políticos y sus consecuencias estratégicas para la obtención del poder y terminaremos analizando el sistema político chileno  -no de manera extensa-  y las consecuencias sociales experimentadas por un sistema excluyente que evita el multipartidismo –analizaremos a las coaliciones existentes como grandes partidos.

Una de las herencias dejadas por la dictadura existente en Chile desde 1973 a 1990, es el actual sistema político chileno. La Cámara de Diputados y el Senado debe elegirse a través del sistema binominal. Pero, ¿qué es el sistema binominal? En Chile permite la inscripción de listas electorales o pactos políticos, que actúan realizando la inscripción de listas con un máximo de dos candidatos por cada una y, en caso de una postulación independiente, debe ir de manera individual. En caso de que una lista doble la cantidad de votos que otra en competencia, por ejemplo si una lista obtiene el 30% y la otra el 60%, la que obtuvo el 60% obtiene los dos cupos en disputa a pesar de que uno de los dos candidatos haya obtenido menos votos que el representante con mayor votación de la otra lista (elegido por arrastre), pero en caso de obtener un 59% y la otra un 30%, se elige al representante más votado de ambas listas. Al igual que en el caso de no lograr doblar de manera absoluta la lista contraria, pudiendo existir la posibilidad de que los candidatos votados en la lista mayoritaria, en ambos casos obtuvieran mayor votación que los dos candidatos de la otra lista, pero sólo logrando un cupo por cada lista. En Europa, este tipo de sistema fue planteado para eliminar de la competencia a los partidos extremistas tanto de derecha como de izquierda. En Chile -no vamos a  investigarlo en esta ocasión- castiga básicamente a quienes no pertenecen a pactos políticos ya que para poder ser electos, los candidatos independientes o de partidos excluidos de las alianzas, deben obtener una mayor cantidad de votos de manera individual, que supere a una lista realizada por coalición, ya que si por ejemplo obtiene mayor cantidad de votos que el más votado de un pacto, pero no más que la lista, de igual manera es excluido de representar a la población que lo votó.

Triadas y coaliciones.

Las triadas son consideradas por Caplow como un ordenador de la sociedad, que permite en cualquier tipo de relación un ordenamiento del poder a través de las alianzas. Para su existencia, necesita que en el escenario hayan tres o mas actores, definidos en este caso como A, B y C (Caplow, 1974).

A es el actor con un poder valorizado en 7, B tiene un poder valorizado en 5, y C esta valorizada en 3.

B por sí sola no puede vencer a A, por lo tanto necesita llegar a acuerdos con C para la obtención del poder de manera superior a A, pero A en este caso a pesar de ser superior a B y C por si solos, necesita de C para adquirir el máximo de poder sin cuestionamientos. A la unión de B y C se le llama tríada revolucionaria, mientras que  la unión de A y C es llamada tríada impropia, la de A y B tríada conservadora (Mella, 2012).

En Chile podemos considerar como A a los partidos de centro derecha agrupados en la actual Coalición por el cambio, B a los partidos políticos agrupados en la Concertación y C (y otras letras) a los pequeños grupos pertenecientes al espectro político tales como el MAS, el PC, el PRI, Chile primero entre otros.

Resultado de las diversas negociaciones, logran la existencia de pactos por omisión en diversos distritos, o la inclusión en las listas parlamentarias con determinada cantidad de cupos al parlamento (el caso actual del PC para tener diputados en la cámara, apoyados por la Concertación).

Entendiendo las triadas, podemos comprender por qué los partidos políticos buscan acaparar los votos del centro político, al igual que el apoyo de partidos ubicados en el centro o cercanos a éste, que actualmente tengan una mayor oportunidad de encontrar apoyo en este sector, como es el caso de la DC y el PS por la centroizquierda (lo que permite también que tengan una mayor capacidad de negociación poder dentro de la coalición), el PRI en el centro político y como lo logra RN y Chile primero dentro de la centro derecha .

Partidos políticos y sus consecuencias estratégicas.

Chile puede ser considerado como un sistema de partido multipartidista moderado (Mella, 2012), donde existen de tres a cinco partidos relevantes con capacidad de coalición o chantaje (PS, PPD, DC por la Concertación; y RN y la UDI en la Alianza; y menor grado el PR, y el resto de partidos, son grupos satélites dentro del espectro político), que termina reduciéndose a dos grandes coaliciones.

Este sistema entrega una sobrerrepresentación en el sistema, con un promedio de número de escaños de 4,6% superior a su cuota de sufragios en la coalición de derecha, y en la Concertación un promedio de 4,4% mayor que su propia cuota de sufragios (Carey, 2006), perjudicando prácticamente a quienes no se encuentran afiliados a éstas, sean independientes o nuevos movimientos políticos, cómo explicamos anteriormente, a partidos que obtienen muchas veces minorías en votos, le permite alcanzar cupos en la Cámara debido a las listas formadas en las diversas coaliciones.

La representación ciudadana está en crisis debido a la baja representación y alta reprobación a ambas coaliciones, por lo tanto pareciera urgente buscar mecanismos que ayuden a “sanear” nuestro sistema en lo próximo. Mientras esto no suceda, tendremos que acostumbrarnos a un padrón de votantes cada vez más reducido y envejecido por los años, al mismo tiempo que a una población cada vez más distante de los derechos cívicos y disconformes contra el orden establecido, pero primordialmente, contra una clase política desprestigiada y votada por otro tipo de minoría, la minoría votante contra la mayoría que decide no votar.

Al estar limitados los partidos políticos que participan por pactos, existe un proceso de negociación que muchas veces determina los candidatos a través de encuestas o simplemente por “dedazos”, permitiendo así según Freinderberg en localidades competitivas, “aumentar las probabilidades de las élites locales y/o nacionales manipulen el proceso y designen directamente a los candidatos” (Freidenberg, 2010).

También es criticable dentro del modelo actual, el corte demográfico existente en los distritos, ya que no agrupa necesariamente a las comunas de un determinado sector, más bien segmenta de tal manera que tiende al empate político entre las coaliciones en competencia.

Sistema político chileno y consecuencias sociales

El sistema político chileno durante muchos años ha querido ser cambiado, pero recurrentemente ha sido vetado en el Congreso e imposibilitado para realizar los cambios en razones electorales, y ha podido ser así, ya que es necesaria una votación de quorum calificado para aprobar la propuesta de cambio. En el gobierno de Ricardo Lagos, se redujo la cantidad de años de un presidente de seis a cuatro años, manteniendo el sistema de dos vueltas, que permite así una elección mayoritaria del Presidente electo. En el sistema de elección municipal también hubo cambios, dejando de ser proporcional a ser utilizado el sistema proporcional d’ Hondt en la elección de concejales y de mayoría simple en la elección del alcalde.

Las personas actualmente no sienten una representación por parte de los partidos políticos de manera amplia, siendo un 22% solamente aquella que siente representación en la Concertación, y 14% en la Coalición por el cambio (CEP, 2012). Los movimientos sociales que encabezaron demandas en las calles del país desde el año 2011, en esta ocasión decidieron levantar candidatos al parlamento, siendo Camila Vallejos la única incluida en un pacto electoral por la Concertación por parte de los movimientos estudiantiles e Iván Fuentes por el movimiento de Aysén. Los demás candidatos inmediatamente reducen sus posibilidades de ser electos, debido a la alta votación que deben adquirir para lograr un cupo parlamentario. El sistema proporcional también resulta ser un sistema fallido al momento de representar, ya que el aumento de candidatos puede ser exponencial y la votación con que estos sean electos puede también resultar minoritaria y de igual manera poco representativa y erosionadora del modelo, resucitando así los temores surgidos por parte del sistema en el período previo a la dictadura militar.

Lograr cambios reales y próximos en el sistema binominal resulta bastante complicado, ya que los partidos políticos no están dispuestos a abandonar el poder o poner en riesgo el modelo que les permite mantenerse en este. El país internacionalmente es considerado bajo indicadores de calidad de la democracia, cómo una democracia sana, por lo tanto no sufre de presiones internacionales que vayan a resultar con un cambio. En las calles, las personas tampoco se movilizan exigiendo cambios a pesar de quererlos, por lo tanto el tema de cambio al sistema binominal no genera una discusión permanente. Desde el regreso a la democracia, tres veces ha sido rechazado cambiar o modificar el sistema actual, el primero fue el año 2005 en el gobierno del Presidente Ricardo Lagos, y dos veces en el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet (2006 y 2007).

El lobby político en lo próximo, también demuestra que fallaría en un intento por reformar el sistema, debido a factores voluntaristas adversos en ambas coaliciones, ya que pareciera ser un modelo cómodo tanto para los partidos, cómo también para quienes ostentan el poder, debido a la eliminación de competencia y por ende riesgos en una nueva elección. La representación ciudadana está en crisis debido a la baja representación y alta reprobación a ambas coaliciones, por lo tanto pareciera urgente buscar mecanismos que ayuden a “sanear” nuestro sistema en lo próximo. Mientras esto no suceda, tendremos que acostumbrarnos a un padrón de votantes cada vez más reducido y envejecido por los años, al mismo tiempo que a una población cada vez más distante de los derechos cívicos y disconformes contra el orden establecido, pero primordialmente, contra una clase política desprestigiada y votada por otro tipo de minoría, la minoría votante contra la mayoría que decide no votar.

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Fuente: Wikimedia

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