Mientras China parece estar controlando el avance del Covid-19 en su territorio, Occidente lamenta la negligencia de sus autoridades y la muerte de miles de personas día a día. América Latina mira con estupor y actúa de manera muy dispar frente a una pandemia que seguramente evidenciará sus profundas desigualdades y las carencias estructurales de sus sistemas de salud y protección social. Esta crisis ha evidenciado que la epidemia no es sólo sanitaria, sino también económica y política.
Más allá de las evidentes diferencias culturales, hay un factor que resultará determinante en el control de la expansión del virus en China y que dice relación con sus sistemas de control poblacional. El sistema de crédito social, que funciona utilizando big data para puntuar a sus más de 1.300 millones de habitantes, es un sistema de vigilancia digital que le permite al estado acceder a información en tiempo real sobre las actividades que realizan sus ciudadanos, desde sus hábitos de compra hasta sus actividades sociales. Todo es monitoreado y procesado usando algoritmos que permiten establecer un puntaje que indica cuán confiable es una persona para el gobierno. Una baja puntuación en el sistema conduce a menos oportunidades para la obtención de créditos o para la compra de ticket aéreos o terrestres, por ejemplo.
Este sistema es posible gracias al intercambio de datos entre los proveedores de internet y de telefonía móvil con el estado chino. Una intrincada red de cámaras con reconocimiento facial es otro de los componentes de la estructura de vigilancia digital del país, lo que ha permitido, por ejemplo, medir la temperatura de los pasajeros del metro y enviar notificaciones al celular si es que alguno de ellos reporta niveles preocupantes. Este mecanismo que parece efectivo en el control de la pandemia, revive nuestras peores pesadillas sobre la creación de sociedades distópicas como las descritas en los libros de Orwell o Huxley. La ciencia ficción de antaño parece estar más cerca de convertirse en realidad, sobretodo en culturas en las que la privacidad o la protección de datos se subordina a la necesidad de control social de la población. Detrás de estos modelos de construcción de sociedad existe un modo de producción económica que abre nuevos mercados. Autoras como Shoshana Zuboff han denominado a esta versión de la economía como Capitalismo de Vigilancia.
Esta forma de capitalismo se caracteriza por la explotación de la información digital para crear nuevos mercados en los cuales la experiencia humana es el material en bruto que se explota para la creación de productos de predicción. El Sistema de Crédito Social chino es una prolongación de esta versión del modo de producción capitalista, que le permite al estado un control absoluto sobre el comportamiento de su población. No resultará extraño ver en los próximos meses a muchos expertos justificar la implementación de sistemas de vigilancia de estas características en los países en que esta pandemia ha cobrado más víctimas.
Para quienes vaticinan el fin del capitalismo estas no son buenas noticias, ya que lo que parece emerger de esta crisis no es su conclusión, sino muy por el contrario, su renovación y profundización bajo el amparo de discursos humanitarios que justifiquen la implementación de arquitecturas de vigilancia cada vez más complejas y absolutas.
El mundo que construiremos una vez que esta epidemia parezca controlada será diferente al que vivíamos hasta antes de su expansión en todos los continentes. Vivimos en una era en la que los dilemas sobre el conocimiento, la autoridad y el poder ya no están confinados a un estado específico o a un grupo particular, sino que son globales y digitales. Para quienes vaticinan el fin del capitalismo estas no son buenas noticias, ya que lo que parece emerger de esta crisis no es su conclusión, sino muy por el contrario, su renovación y profundización bajo el amparo de discursos humanitarios que justifiquen la implementación de arquitecturas de vigilancia cada vez más complejas y absolutas.
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Diego Mendez
Hola Fernando!
Es muy interesante el caso que comentas. Vamos a investigarlo y crear algo sobre ese caso puntual.
Respecto de la constitución, es clave la definición de propiedad que se defina, pero sobretodo los lineamientos que se definan en las regulaciones sobre la protección de datos personales y las políticas públicas que se desarrollen sobre este tema. Mi tesis de posgrado está orientado a este tema.
Saludos!
ffrias9
Quienes más sufren esta vigilancia digital viven en Xinjiang, al oeste de China la mayor prisión del mundo, con más de 1 millón de presos sin ser delincuentes, su único delito es pertenecer a la etnia Uigur
https://www.elquintopoder.cl/sociedad/china-en-camino-de-hacer-realidad-1984/
Quizás y ya que es bien probable que redactemos una nueva constitución, bueno sería tener esto en cuenta para que no ocurra.
Saludos