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Las lecciones del plebiscito

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Amigos y amigas, finalmente llegó la hora de contar los votos, y en este segundo proceso constituyente, la tortilla se dio vuelta, y la población mayoritaria y claramente, rechazó el proyecto de restauración conservadora, por un 55,75% de los votos, muy similar al resultado de segunda vuelta.

Una primera lección que le da la ciudadanía al mundo político, es que no respalda los proyectos refundacionales, sean del color que sea. Recordemos que, en el plebiscito anterior, la misma ciudadanía rechazó también el proyecto refundacional de un sector de la izquierda. A riesgo de parecer general después de la batalla, cada vez está más claro, que fue un profundo error del gobierno progresista, el apurarse a impulsar un nuevo proceso constituyente. Simple y sencillamente, la ciudadanía lo decía con claridad, pero no se entendió, y nos fuimos a otro proceso que concluyó el domingo, y nuevamente con un resultado fallido.

Da la impresión que las personas comunes y corrientes, son mucho más sensatas y prudentes, más racionales y menos emocionales, que lo que creen algunos políticos. En mi opinión lo que ha sido derrotado, es un cierto estilo de hacer política, basado en los ataques personales, en las descalificaciones. Lo que ha perdido es la estrategia de incendiar la pradera, que antes impulsara cierta izquierda, y hoy lo encabezó con entusiasmo el sector de la derecha más radical.

La propaganda electoral machacona y burda, basado en los ataques personales al presidente Gabriel Boric, era una apuesta del todo o nada. Con la mirada más puesta en las presidenciales de 2025, el líder de la ultra derecha, optó por presidencializar el plebiscito. “Boric vota en contra, Chile vota a favor”, una cantinela, que repitieron por todos los medios, insistiendo en que era un plebiscito del gobierno. Esa estrategia fue derrotada con claridad, y el resultado general es prácticamente el resultado de la elección presidencial de segunda vuelta, donde el presidente Boric derrotó con holgura al candidato de la ultra derecha.

El domingo 17 de diciembre ha sido derrotado nuevamente. Chile ha rechazado un proyecto identitario, ultra conservador, que hacía retroceder en derechos sociales, y en especial a las mujeres. Un texto constitucional, que era más bien un proyecto político de un sector determinado, fue rechazado con claridad. Chile no quiere retrocesos, no quiere las confrontaciones, sea que las encabece la ultra derecha o la ultra izquierda. El gobierno, que mantuvo esta vez, la prescindencia que la ley le exige, no resulta fortalecida, en razón de que no se plebiscitaba el apoyo del gobierno. Sin embargo, le devuelve al ejecutivo el protagonismo de la agenda política.

El pueblo de Chile, está hastiado de la reyerta de baja monta, no quiere ver más discusiones bizantinas, alejadas de sus problemas cotidianos. Los chilenos y chilenas favorecen los acuerdos, pero esos no se han visto por ningún lado. En el gobierno progresista, lo que ha existido es una derecha política y económica, totalmente refractaria a llegar a acuerdos. Se ha negado sistemáticamente apoyo parlamentario, a las necesarias reformas de pensiones, reforma de salud, y el pacto fiscal. Esta lección tan clara y evidente, surge la interrogante de cuanto de esta lección, será recibida y entendida por la derecha política y económica. Una euforia inicial por la posición alcanzada por la ultra derecha en el consejo constitucional, llevó a la derecha toda a ponerse detrás del proyecto de restauración conservadora. Al igual que en las presidenciales pasadas, un incipiente y escuálido sector de derecha liberal, se plegó sin reproche alguno, a un proyecto que echaba por tierra los avances construidos desde 1990.

Lo que está en juego hoy, es ni más ni menos, que la posibilidad de lograr algún avance de las reivindicaciones sociales, en los próximos dos años. Más allá del ruido presente de una elección que ya está cerrada, debemos dar vuelta la hoja, rápidamente, y ponernos a trabajar en la construcción de los acuerdos urgentes y necesarios.

El pueblo de Chile, está hastiado de la reyerta de baja monta, no quiere ver más discusiones bizantinas, alejadas de sus problemas cotidianos. Los chilenos y chilenas favorecen los acuerdos, pero esos no se han visto por ningún lado

Un 44% de la población respaldó el proyecto refundacional conservador, una gran cantidad de personas, creyeron que el camino de Chile, era volver atrás con lo que se ha construido en los sucesivos gobiernos progresistas, incluso durante los dos gobiernos de derecha. La opción que se impuso con claridad, obliga a todos los sectores, a volver al trabajo, menos debate inconducente, menos chimuchina y descalificaciones, y más capacidad de dialogo. Centrarse en la solución de los problemas de la sociedad, obliga al sector conservador, abandonar su táctica de guerrilla cotidiana, para pasar a una actitud de colaboración y co-construcción.

Se da hoy una paradoja muy grande, una generación de políticos nacidos y alimentados, de la destrucción y disolución de la Concertación de partidos por la democracia, se convence hoy, de la urgencia y necesidad imprescindible, de la política de los acuerdos. Esa práctica de dialogo político, que dio a Chile los años de mayor estabilidad y progreso de su historia. No existe duda alguna, que quien tiene más clara esta necesidad, es el presidente Gabriel Boric, que se ha apoyado fuertemente en el socialismo democrático, que, en su gobierno, encarna lo mejor de esos años. Para lograr avances mínimos de la agenda legislativa del gobierno progresista, deberá hacerse lo necesario, para construir esos acuerdos. De eso se trata, lo que la ciudadanía está exigiendo. Es la tarea del gobierno encabezar el dialogo con la oposición. Un dialogo sin complejos, sin intentos refundacionales, sin imposiciones, sin gustitos personales.  En esta materia, no pueden existir dos opiniones en el gobierno progresista.

El tema constitucional está cerrado. Mientras no se inicie un proceso de dialogo, de construcción de acuerdos, en todos los niveles, no se podrá aprobar la agenda legislativa progresista. Mientras, no se vuelva a una cultura de diálogo y entendimiento, cualquier intento constituyente, estará fracasado. La construcción de la casa de todos, requiere de entendimientos básicos, que hoy no existen.

El populismo fue derrotado de nuevo, el sector ultra conservador intentará capitalizar un resultado minoritario, para continuar alimentando un proyecto político que fue rechazado por los chilenos y chilenas, en las elecciones presidenciales de segunda vuelta, y hoy con mucha claridad, ha sido derrotado de nuevo.

La elección ya pasó, volvamos a centrarnos en los problemas de Chile, valoremos la calidad de nuestras instituciones, valoremos nuestra democracia y volvamos a conversar.

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2 Comentarios

Gonzalo vicuña

La negación a dialogar es la estrategia de la derecha. Se niegan al diálogo, ciegos de odio. Ahí quedaron culpandose unos a otros de la derrota, el republicano misogino opus dei Silva culpando a Evelyn M de la derrota, Kast pateticamente negando la derrota. y el Rodeo tema país de la derecha no será el deporte nacional. La política de diálogo estilo concertación no volverá, porque ese «dialogo» era solo escuchar a la derecha y no hacer nada en serio, negarlo sería negar la historia reciente que llevó a la concertación al hara kiri. Si la derecha no da los votos para mejorar el reparto de la riqueza, volverá el estallido ciudadano, auto convocado.

jaicer

Muy buena nota