En una escena memorable de Buggs Bunny y el Pato Lucas, el astuto conejo cambia el letrero que anuncia el inicio de la temporada de caza de conejos, por uno de temporada de patos. Elmer gruñón que es el cazador, ve sucesivos cambios, de letrero, hasta que pierde la paciencia, y dispara a los dos por igual. Amigos y amigas, en la historia política de Chile, los dibujos animados han jugado un rol, sirvieron a la dictadura civil-militar en esa larga noche del 5 de octubre de 1988. Como el tirano quería desconocer los resultados, los canales de TV transmitían una maratón del Correcaminos, hasta avanzadas horas de la noche, en que un taciturno Alberto Cardemil, subsecretario del interior, por fin reconoció el triunfo del No.
[texto_destacado]En 2024, afortunadamente dejamos atrás hace rato esos años oscuros. Pero la imagen de temporada de patos o temporada de conejos, viene a la mente con nitidez, cuando vemos una nueva campaña electoral en ciernes. Como si no hubiese sido suficiente el carnaval de votaciones en que hemos participado en los últimos cuatro años, la genialidad del legislador, concentró en este año, las elecciones de Gobernador regional y consejeros regionales, de alcaldes y concejales, dejando para el próximo las elecciones parlamentarias y presidenciales. Temporada de patos o temporada de conejos, a días del cierre del plazo de inscripción de listas, por todo Chile, se multiplican a diestra y siniestra, los ataques a eventuales adversarios. Nada se deja en el tintero, y se hace uso del viejo y confiable método, de demolición. Nada de lo que hace el adversario, es bueno, se le reprocha desde su forma de vestir, sus gustos en el comer y en el beber, y un largo etcétera de trivialidades personales.
Si es temporada de patos, prima el discurso populista, el negacionismo, la exaltación del chovinismo más básico. Si es temporada de conejos, prima el discurso grandilocuente, lleno de exageraciones, donde hasta el concejal de la comuna más modesta, ofrece “el verdadero cambio” o “las transformaciones”. Entre tanta verborrea y patadas en las canillas diversas, cuesta distinguir lo real de la mera propaganda. Hace rato ya, que nadie habla de programas de trabajo, de las realizaciones concretas que ha tenido el o la candidata. Recuerdo que hace no mucho tiempo, partidos de este lado y del otro, fueron a la TV a buscar candidatos, un experimento que en principio resultó muy bien, porque electos con grandes votaciones. Después se vio que no todo era color de rosa, y hoy parece que se ha desistido de buscar por allí.
Las elecciones que enfrentamos este año, son relevantes para las regiones y para las comunas del país. Es donde vive y sueña el pueblo de Chile, es donde se puede enfrentar de mejor o peor forma, las brechas sociales, las falencias del aparataje del estado central. En las elecciones regionales y comunales, se juega la descentralización de Chile. Así nada más, una lucha que se viene dando desde los albores de la república, en contra del centralismo, puede fortalecerse o debilitarse en esta elección. Los cargos a elegir en octubre, son los que están directamente relacionados, con la vida cotidiana de las personas, más allá de los discursos de salón, y las ideologías de turno.
Se requiere allí, buenos liderazgos, de eficacia probada, buenos gestores. Porque es la gestión y no los discursos, los que resuelven problemas, y, al fin y al cabo, como dice Noam Titelman, a veces lo más progresista, es que se retire la basura periódicamente, y que las luminarias funcionen. Estamos en un escenario, donde lo que realmente valora la ciudadanía, es esa capacidad de resolver problemas. Después de todo el liderazgo, también debe ser consciente de las numerosas cargas, que deben soportar los vecinos y vecinas. El líder debe ser capaz de aunar, de conciliar, pero también de invitar a soñar en el futuro. El liderazgo que nuestras comunas y regiones necesitan, es capaz de proyectar, de mirar más allá, para en conjunto con los hombres y mujeres del territorio, construir una mejor comuna y una mejor región.
En este nuevo proceso electoral que se inicia, no queremos ni temporada de patos ni temporada de conejos. Que afloren los proyectos, los planes que cada candidatura ofrece a las comunas y regiones. Y serán los vecinos y vecinas, quienes juzgarán con su voto, las realizaciones y la trayectoria pública de cada uno.
Las elecciones se efectuarán el 27 octubre de 2024, se analiza la posibilidad de realizar el evento en dos días, considerando el volumen de candidaturas de las papeletas. Cualquiera que sea la decisión, estas elecciones son las más importantes, para el ciudadano de a pie, para el vecino común y silvestre. En esta elección se juegan las soluciones a los problemas cotidianos, pero también la capacidad de soñar y hacer soñar, en una ciudad y región con mejor calidad de vida.
Las elecciones de octubre serán con voto obligatorio, por lo que se espera que unos 14 millones de electores concurran a las urnas. Pero no debemos olvidar que la decisión de esta votación, no está en la capital del país, o en las lindas oficinas del congreso, esta votación se decide en cada comuna y región, por lo que participar tiene importancia, y producirá un efecto inmediato. Por eso, a revisar con detención la trayectoria pública de las candidaturas, sus realizaciones y aportes concretos a la comuna o región, para elegir la mejor opción disponible.
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Gonzalo vicuña
Los dos parrafos finales deberían estár al inicio. Es lo importante. Por haber vivido la dictadura y casi 20 años sin democracia ni votaciones, si hay que votar 100 veces, se vota. Es preferible tener el derecho a elegir o no, a un pato a un conejo, o un gallina, que tener alcaldes designados por un dictador. Como José García Ruminot nuevo presidente del senado y colaborador en los crímenes de la dictadura, 2 años de alcalde en Toltén y nadie votó po él. Luego fue alcalde de Lautaro y finalmente alcalde de Temuco: José García Ruminot ha vivido del Estado toda su vida, pero no es comunista es de derecha, Patoconejo vitalicio. La mayoría que vive en las regiones y comunas del país » donde vive y sueña el pueblo de Chile» rechazó el cambio de constitución, optaron por mantener el centralismo, el senado y el sistema de votaciones. Optaron por no soñar, y muchos sueñan con la vuelta de los milicos .