Leyendo las palabras de Patricio Mery en este mismo medio, he podido comprobar que la contienda electoral que va a enfrentar el PS el próximo mes de Junio, va a comparecer ante un debate a veces bizantino, a veces inútil; y, en todos los casos, conveniente para algunos.
No sé si sea por el descontento general con el avance de los tiempos o porque una epifanía, un impulso mágico ha generado tal situación: de pronto, de un momento a otro, sin mediar un proceso de transición lento y paulatino, algunos “reconocieron” como moralmente inaceptable todo lo que habían hecho o dicho en un pasado de a lo menos veinte años.
Aunque el arrepentimiento es legítimo, no produce un efecto positivo en la credibilidad. Por lo demás, el “lote” al cual pertenecía el Diputado Díaz, nunca lo trató mal: lo hizo Gobernador, Vicepresidente del Partido, Vicepresidente de la Cámara, y vaya que no, lo hizo Diputado de la República. Y aunque sea incomprensible, salvo explicable por esa desmedida ambición de poder que el mismo poder produce, cuesta creer ahora en aquellos que se presentan como la salvaguarda moral del socialismo, como la quintaesencia de la perfección intelectual, o como los defensores de los marginados y excluidos del PS.
Lo quieran o no, “Nuestra Revolución”, como se han denominado, se ha constituido en un “lote”, o van camino a ello. Eso sería positivo para el socialismo. Eugenio González decía que sin los lotes, el Partido Socialista tenía escazas posibilidades de ser diverso, de crecer y de combatir a la derecha. El problema es que nuevamente vamos a caer en lo mismo, puesto que así como van las cosas, tal revolución la quieren hacer “para ellos”, y no para todos. Para la elite que subyace y no para los “negritos” que podrían padecerla.
Osvaldo Andrade es mucho más auténtico que eso. Reconoce lo que es, y de donde viene, sabe que su mayor capital son sus compañeros y compañeras, y pone la política en el centro, donde tiene que estar. Evita el muy difundido cliché de que son las llamadas “nuevas generaciones” la reserva ético-política del PS, y sin embargo, trabaja y hace política con todas las generaciones que componen el Partido. Ha puesto ideas sobre la mesa, y tiene sentido colectivo de la política.
Nunca se ha tratado de hacer un panegírico de la persona, sino más bien de entender cómo hace sentido una opción en la política. El PS es, antes que todo, un partido de izquierda. Todos hoy día se reconocen en el “progresismo”, incluido el propio Presidente de la República. El concepto, antes que ayudar, confunde.
Por eso, es desde la izquierda desde donde se “hace” la oposición, a propósito de la cual tanta tinta se ha gastado. La oposición no tiene apellido, pues es una condición en la cual nos ha puesto el sistema por el hecho de haber perdido las elecciones presidenciales; es una manera de presentarse ante la ciudadanía como alternativa de Gobierno, y no sólo como espacio de crítica irresponsable. Y, finalmente, de oposición no se “es” sino que se “hace”. Aquí hay un par de temas que a muchos nos gustaría debatir, antes que desvanecerse en la retórica de las nuevas generaciones, cuya discusión no ha generado ni una sola idea, más bien ha sido la expresión de mezquinos intereses.
La elección de autoridades del Partido Socialista es un momento importante para la articulación de esta oposición al Gobierno actual, así como los procesos internos de los otros partidos de la Concertación. No solamente por la alternativa política que la Concertación representa, sino que fundamentalmente por el carácter y la madurez de la democracia que los chilenos hemos construido. Para ello, requerimos dirigentes resueltos, y el PS tiene buenos y de sobra.
A diferencia de mi querido amigo Patricio Mery, yo no me creo modelo de nada, ni tampoco siento superioridad moral; prefiero realizar una crítica de carácter político. Por eso, en el caso del Diputado Marcelo Díaz, creo será un buen contendor, particularmente, porque nos confronta ante lo que justamente no queremos hacer en política.
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querido felipe, disiento contigo en algunas cosas, no tengo ningún inTERÉS EN FORMAR UN LOTE. Reniego de todos, porque siento que son estructuras anacrónicas que no dan espacio, que desvirtuan la relación que debería existir entre los militantes, simpatizantes o adherentes de una organización política. Comparto contigo que nadie puede atribuirse una superioridad moral por sobre otro, pero tampoco creo que sean los lotes los que entregan cargos, menos populares, si marcelo diáz, sebastian piñera, fulvio rossi o cualquier represtante ciudadano fueron electos, lo hicieron bajo las reglas de la representatividad. Un abrazo y sigamos debatiendo que le hace bien a este chile.