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La nueva coalición política del ‘Gute’

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Se ha dicho en innumerables ocasiones que el “Gute” es uno de los poderes de la DC que opera en las sombras de la institucionalidad partidaria y nacional; aun cuando, sea Consejero Nacional. Si así fuera, no tiene relevancia ni debe causar sorpresa porque así opera el poder y la política.

Lo relevante es que Gutenberg Martínez es uno de los mayores críticos del gobierno, de la gestión Bachelet 2.0 y de la Nueva Mayoría con presencia comunista. Del mismo modo, sabe que romper el histórico y exitoso pacto de centro-izquierda –es decir, de la DC con el socialismo moderado- puede tener altos costos para el partido no sólo en la perspectiva de sufrir otra derrota presidencial –en cualquiera de sus momentos- y entrar a una fase de aislamiento, sino también en su rendimiento parlamentario. Por ello, está interesado en proyectar la coalición bajo otra modalidad.

Las señales de los últimos días apuntan a que al DC no sólo estaría por seguir en la Nueva Mayoría, sino también por no competir en primera vuelta con un abanderado presidencial. Las reflexiones del “Gute” forman parte de ese debate.

En una reciente entrevista con El Mercurio habla de la potencial nueva coalición y de sus condiciones políticas y morales de existencia. Reconoce, en primer lugar, que el escenario político está complejo y lleno de incertidumbres que se van a despejar en el transcurso del mes. En ese sentido identifica un conjunto de preguntas que hay que despejar apara ir aclarando el panorama político: futuro de la Nueva Mayoría, primaria común, programa común, lista parlamentaria unitaria, competencia presidencial en primaria o en primera vuelta.

En relación a la Nueva Mayoría se muestra partidario de una coalición de centro-izquierda. Sin embargo, tiene que ser algo distinto a lo que ha sido hasta hoy el conglomerado en forma y fondo. Esta nueva alianza “2.0” tiene que ser una “coalición de verdad” con niveles superiores de “entendimiento y cohesión… con acuerdos más exigentes y con compromisos efectivos con el nuevo Gobierno”.

Si estos requisitos se dan, no tendría ninguna importancia si siguen o no en la coalición los mismos partidos que hoy la integran, principalmente, los comunistas. Sin embargo, esto va depender del “nivel objetivo de acuerdos y diferencias y el nivel de compromiso de cada partido”.

En este punto radica la novedad: definir dos niveles de acuerdo: el político y el programático. El primero, tiene que ver con un compromiso con la coalición; y, el segundo, con el programa que puede ser parcial o total. Esta fórmula, la gráfica con “dos círculos concéntrico… con compromisos y responsabilidades diferentes, donde nadie este forzado a imposibles”. Una especie de socios de primera y segunda categoría: como afirma Walker “somos o no somos”.

Lo relevante desde el punto de vista político es la señal de que hay voluntades de que el pacto siga operando y la Nueva Mayoría bajo nuevas condiciones y compromisos se proyecte –o intente hacerlo- más allá de este gobierno.

Los tiempos apremian y las decisiones urgen. Para el “Gute” las decisiones “deben ser en Enero; sobre todo, hay que despejar desde el punto de vista técnico la posibilidad de competir en términos parlamentarios en una o en dos listas; es decir, deben tener certeza que rendimiento electoral tiene cada partido con una u otra alternativa.

La DC, en enero, está sometida a decisiones trascendentes; sobre todo, en la Junta Nacional de fin de mes. Mientras la elección de la mesa va marcar cierta pauta de lo que puede ocurrir el domingo 28, es en ésta última instancia, donde se va definir el futuro político de la DC para los próximos años.

Dos son las grandes definiciones: siguen o no en una coalición de centro-izquierda y bajo qué condiciones y qué definición van a tomar en materia presidencial: candidato propio a la primera vuelta o a la primaria; o incluso, no competir en la primaria y apoyar a Guillier, a Lagos o a Insulza.

El panorama es gelatinoso e incierto; sobre todo, cuando vemos que el PS va resolver –aparentemente- su abanderado presidencial a fines de Abril.

La propuesta del “Gute” es novedosa; quizás, compleja de implementar y políticamente inviable. No obstante, lo relevante desde el punto de vista político es la señal de que hay voluntades de que el pacto siga operando y la Nueva Mayoría bajo nuevas condiciones y compromisos se proyecte –o intente hacerlo- más allá de este gobierno.

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