Con sus efectos directos e indirectos la mundialización, expresión moderna del reciclaje histórico del capitalismo, está cuestionando, por primera vez desde los comienzos del siglo XX el artículo Constitucional n° 3° que define la república como gobernada por un Estado excesivamente centralizado, forma-Estado que deviene completamente a-histórica vistos los desafíos de hoy y del mañana. Pero veamos primero los resultados de la mundialización en el contexto de este país que ha sido incapaz de modernizar la gestión de su largo territorio, es decir incapaz de ordenarse internamente para enfrentar los avatares de la transnacionalización del capital.
En la Región Metropolitana está hoy el 60% de la población urbana activa del país, mientras que de la población urbana total Santiago absorbe el 40%. El 70% de las importaciones del país pasa necesariamente por la Región Metropolitana y de allí se distribuye al resto del país, con todo lo que ello significa en aumento de costos y pérdida de tiempo, mientras que de la misma región solamente sale el 30% de las exportaciones.
La Región Metropolitana, seguramente, nunca antes se había beneficiado de una tal acumulación de recursos que contribuye a crear una capacidad ilimitada de aumento continuo de nuevas inversiones, proliferación de industrias de toda escala y de todo rubro, gozando de los beneficios de la renta de localización. Lo mismo puede decirse de los diferentes servicios públicos. Esta dinámica obedece a una suerte de lógica infernal que alimenta y retroalimenta un desequilibrio territorial que no presenta síntomas de poder disminuir sino, al contrario, de profundizarse. No es ninguna novedad decir que sin intervención del Estado, la lógica del beneficio actúa de manera ciega y casi automática.
Como se sabe, la acumulación de los recursos financieros en Santiago provocó históricamente la concentración allí del poder político, pero nunca como ahora hubo tal disponibilidad de medios como para financiar y controlar la política. De allí la emergencia de un amplio círculo de complicidades entre hombres políticos y hombres de negocios interfiriendo en la elaboración de las políticas públicas, a favor por cierto de intereses privados. Todo ello ha terminado por minar la confianza en la política al mismo tiempo que la credibilidad en los hombres políticos y en los partidos. Los últimos gobiernos democráticos no solamente no fueron capaces de atenuar el fenómeno sino que éste se acrecentó como atestiguan los innumerables casos de corrupción y de intervención de la justicia que nutren las primeras páginas de la prensa y otros medios de comunicación.
Pero la mundialización tiene también otra cara, que viene a cuestionar precisamente la excesiva concentración del poder en la Región Metropolitana. Es parte de sus efectos contradictorios y complejos. El movimiento de los capitales ha encontrado en Chile un terreno libre para explotar la totalidad del territorio y por eso mismo las localizaciones principales de las inversiones se sitúan más o menos lejos de la Región Metropolitana, sobre todo allí donde existen recursos para actividades extractivas de mediana y larga duración.
Como se sabe, la acumulación de los recursos financieros en Santiago provocó históricamente la concentración allí del poder político, pero nunca como ahora hubo tal disponibilidad de medios como para financiar y controlar la política.
El efecto indirecto de la mundialización consiste en cómo en los territorios no metropolitanos se produce el 70% de las exportaciones del país, el fenómeno de la economía extractiva ha puesto forzosamente en movimiento las sociedades locales y regionales, ha contribuido a un aumento de la población, a un fuerte desarrollo de la población activa asalariada, al crecimiento de las capas sociales medias y ha permitido la instalación en todo el territorio de capacidades profesionales, administrativas, técnicas y también políticas que han empezado a cuestionar la orfandad de poder político en sus regiones y comunidades. Esta nueva situación en los territorios no-metropolitanos ha venido a cuestionar y al mismo tiempo a acelerar la crisis del sistema político orquestado desde Santiago.
El cuestionamiento viene también por el lado de la predominancia en el proceso inversionista sobre los territorios de las actividades extractivas y de su carácter más o menos depredador y poco respetuoso del medio ambiente y de la opinión de las poblaciones locales. Es el poder centralizado en Santiago el culpable de lo que ocurre en sectores como el forestal o la explotación de los recursos del mar, o la minería, a donde el capital empresarial llegó con aires de conquista, operando con una legislación fabricada a la medida y otras veces apartándose simplemente de una ley de cuya aplicación la administración central es incapaz de responder. Mientras las regiones y las comunas en los territorios no tengan poder legal para regular y vigilar la salvaguarda de sus recursos y decidir de las modalidades a las cuales debe atenerse una actividad que afecta sus recursos y su medio ambiente, es muy difícil que el país pueda responder a las normas internacionales del desarrollo sustentable.
Otra cosa, la mundialización viene también a cuestionar la centralización del poder en relación a los intercambios internacionales en este período de la historia de gran intensidad de las comunicaciones intercontinentales, donde regiones o localidades, o personas, establecen lazos con sus congéneres de otro país por afinidades culturales o étnicas, pero sus posibilidades de intercambio de personas, de bienes y de productos culturales son frenadas por la mediación obligada del centro decisional metropolitano. El centralismo aparece aquí como impidiendo posibilidades suplementarias de desarrollo en los territorios no metropolitanos.
En este año de gracia, de elecciones presidenciales, hay entonces lugar para que los electores se pregunten ¿Cuál es el candidato presidencial que va a prometer la reforma del Artículo 3° de la Constitución y la transformación del Estado unitario en uno de federación de regiones o de autonomías regionales?
Por ahora se puede afirmar que de la Nueva Mayoría no saldrá tal candidato, que hasta ahora el Frente Amplio no ha dicho una palabra sobre el tema pero tiene tiempo…que la Federación Regionalista Verde y Social tiene aquí la reforma para pasar a la historia…
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ullantaro1
Esperé el fin de semana antes de responder al primero y único comentario. Me pregunté porqué mi contribución no apareció en primera pagina de Quinto Poder, como habitualmente lo han hecho. El único comentario aparecido es de de alguien anónimo que no se encuentra en linea, pero como he visto que el sábado habían leído el texto 29 visitantes, voy a precisar algunos puntos de ese escrito para que no quedemos con lugares comunes en la cabeza.
Creo que una lectura de la prensa de los ultimos años a propósito de las actividades extractivas en minería, forestal y salmonicultura, todas actividades realizadas en territorios alejados de Santiago, me evitan de entrar a contradecir la afirmación de « que el Estado tiene formas de controlar toda clase de explotación regional « .Por otra parte, la legislación ha estado siendo hecha en el Parlamento para facilitar un « capitalismo salvaje », que es constantemente denunciado por las poblaciones afectadas. Esta afirmación no tienen nada que ver con una condenación del capitalismo bajo control.
No veo porqué habría que multiplicar por quince (15) el sistema de administración pública. A ciegas, se podría también multiplicar por cincuenta o, en el otro extremo por cinco, porqué no? Nada se decide sobre una hoja en blanco, el tema de cuántas serian las regiones con autonomía debe ser decidido por la ciudadania sobre la base de proposiciones fundadas en consideraciones técnicas y políticas y sobre la base de una fuerte implicación ciudadana .
ullantaro1
PS a mi primer comentario:
Los argumentos santiaguinos para evitar una descentralización real del poder han ido variando con el tiempo, antes se hablaba de la falta de preparación en las provincias y regiones para dirigir políticamente y para administrar, hoy es menos eso que atribuirles de manera nada comprobable los mismos defectos de la política y administración centralizada.
En cuanto a » la oscuridad permanente de los partidos políticos, que dominan muchas cosas, entre ellas, seguramente, quiénes serían los candidatos a conformar esas nuevas autoridades regionales » hay que decir que el autor se sitúa en un contexto político que no ha cambiado el sistema de representación y toda institución de un sistema de autonomías regionales tiene que instalar también reformas considerables al sistema de representación, con el tiempo esta debería ser compartida entre partidos políticos y sociedad civil para evitar el anquilosamiento de la vida política .
En cuanto a la creación de la inteligencia colectiva por la vía digital, todo lo conocido hasta hoy me hace dudar profundamente de la calidad de la formación de los actores sociales que allí se promueve…
ifskldfjdsklfj
Discrepo en dos cosas. Primero, el Estado tiene formas de controlar toda clase de explotación regional de manera que cumpla ciertos estándares o la legislación vigente. Si no, habría que dar ejemplos de lo contrario y además deberían ser muy significativos para no pensar de la misma forma en que se ha legislado.
Segundo, la creación de poderes regionales más autónomos multiplicaría por 15 un sistema de administración pública centralista. 15 nuevos focos de corrupción y «amigoteo político». Un desastre.
Eso nos lleva a preguntarnos sobre la posible forma en la que se puede descentralizar el poder o las inversiones, o las decisiones, de manera que se cumpla un cierto estándar de criterios lógicos y aceptados por la mayoría.
Lo que concluyo es que sin una herramienta que racionalice la democracia hasta el nivel necesario en que podamos debatir ideas y visiones estratégicas, difícilmente podremos dar un paso hacia na independización regional en la toma de decisiones que no resulte un salto al vacío, donde termine reinando la oscuridad permanente de los partidos políticos, que dominan muchas cosas, entre ellas, seguramente, quiénes serían los candidatos a conformar esas nuevas autoridades regionales.
Es decir, aquí todas las posiciones son válidas, pero, tiene que haber una mejor que otras, o una menos desastrosa. Nuestra tarea es crear inteligencia colectiva digital, de manera que podamos actuar como una sociedad que escoge bien sus prioridades e invierte adec …