En nuestro país constantemente se debate sobre cuán centralizado o descentralizado deben ser su gobierno y administración. Los últimos días han sido escenario de la discusión del proyecto que pretende crear la figura del “Gobernador Regional”, permitiendo la elección popular de la máxima autoridad de su región. Un tema que también nos debiera llamar la atención en cuanto está estrechamente relacionado con la política de nuestras regiones es su representación en el Congreso, especialmente en el Senado.
Recordemos que los senadores se eligen en base a circunscripciones que bien pueden ser una región o una parte de ella. En el caso de las 5 más pobladas –Santiago, Valparaíso, el Maule, Biobío y la Araucanía– son 2 circunscripciones. Así quedan 38 senadores en 19 grandes distritos. La pregunta es si las regiones de Chile están representadas adecuadamente en la Cámara Alta, tanto en su población como en la persona del parlamentario.
Chile tiene un sistema bicameral, adoptado definitivamente con la Constitución de 1828. Salvo el período de 1833-1874, cuando los escaños senatoriales eran elegidos a nivel nacional, todos los senados patrios se han constituido en base a las provincias y actuales regiones. El ser un Estado unitario y no federal determina que no todas las zonas tengan igual peso en su representación en la Cámara Alta. Aunque el diseño original de la Constitución de 1980 establecía 2 senadores para cada una de las 13 regiones (26 en total) de entonces, en 1989 (mediante reforma constitucional y la controversial ley electoral que le siguió) se optó por partir en dos territorios electorales las más pobladas para hacer contrapeso a los senadores designados y vitalicios, suprimidos con la reforma de 2005.
El factor demográfico se mantiene en el nuevo sistema electoral introducido en 2015, que está a menos de un año de ponerse a prueba en las próximas elecciones parlamentarias. Dichas regiones elegirán más senadores que aquellas más apartadas, continuando la brecha en esta rama del Parlamento.
Otro elemento clave en la relación Senado-Región es quien la representa en la instancia legislativa. ¿Cuál es el verdadero vínculo entre el parlamentario y la zona que lo eligió? Seguramente porque nació en la región o lugar, por razones de estudio o de trabajo, familiares, etc. Esto se entiende en el caso de los diputados, pues al ser más cercanos a la población (y al estar distribuidos sus escaños en base a ella), deben necesariamente contar con lazos estrechos con los habitantes. Pero eso no es tan así en el Senado.
De partida, la Constitución de 1980 es único texto constitucional de nuestra historia en exigirle requisito de residencia en la región a los senadores, al igual que a los diputados. La intención del Constituyente original fue que los parlamentarios no hicieran cambios arbitrarios de distrito o circunscripción y tuvieran un arraigo efectivo con la población de los lugares que los eligen. Estos “paseos” fueron frecuentes durante las Repúblicas pseudo-parlamentaria y presidencial. Un ejemplo: Salvador Allende representó a circunscripciones tanto en el extremo norte como en el extremo austral en sus 25 años como senador.
La obligación de residir en la región para los senadores fue eliminada con la reforma de 2005, por estimarlo innecesario. Políticos y estudiosos conciben a este corpus como representativo de la nación, por más que sus miembros sean elegidos por las regiones, dedicado a los grandes temas-país y a enmendar los proyectos enviados por los jóvenes y pasionarios diputados. Ya las diferencias en los años de duración de los cargos refleja que el Senado trasciende el momento político en que la población renueva el total de la Cámara Baja.
Defensores de la residencia sostienen que sin ella el Senado queda entregado a las grandes cúpulas políticas. Las senadurías son muy codiciadas por los políticos, sobre todo por los diputados. Son un escalón muy alto en la carrera política, principalmente por su alto perfil y remuneración. No es extraño que luego de 12 o 16 años representado un distrito capitalino, ese diputado postule a un asiento en el Senado por un región distinta en la ha vivido y trabajado.
¿Cómo tener un Senado más representativo y regional? Quien escribe tiene 2 propuestas: reestructurar o agrupar las regiones reduciendo su número y que todas elijan el mismo número de senadores (más complicado, a decir verdad) restableciendo el requisito de residencia; o bien que sean electos en circunscripción única nacional.
Ejemplos hay muchos: Jaime Orpis (Tarapacá) estuvo primero en San Joaquín, Alberto Espina (Araucanía Norte) en Providencia y Nuñoa, Isabel Allende (Atacama) en Puente Alto, Felipe Harboe (Biobío Cordillera) en Santiago centro etc. Un diputado puede “pasearse” por la circunscripción a la que aspira representar en los años anteriores a los comicios. Las negociaciones por las candidaturas al Senado son una verdadera silla musical en los partidos, donde a veces vale más una figura nacional que una local dispuesta a dar la cara por su tierra.
Un caso extremo lo encontramos en Valdivia. En 2005, fueron electos al Senado por el Calle-Calle dos hombres de peso (por cierto, ello reflejó en su máximo esplendor el entonces binominal), que bien podrían haber salido en Santiago u otro lugar: Eduardo Frei Ruiz Tagle y Andrés Allamand. Cuando este último fue designado Ministro de Defensa en 2011, entró designado por su partido el concejal por Las Condes Carlos Larraín. Para la renovación de escaños en 2013, fue candidata por la derecha Ena von Baer, quien se desempeñaba como senadora designada por Santiago Oriente…¡luego que el 2009 perdiera la senatorial en su natal Temuco! Originalmente habría una primaria en la zona este santiaguina entre la ex vocera y el diputado por La Cisterna Iván Moreira, pero como su partido decidió cancelar todas las primarias parlamentarias, von Baer se marchó a Valdivia y Moreira tuvo que conformarse con hacer campaña como afuerino en Puerto Montt, donde otro diputado de la Metropolitana tenía ambiciones: José Antonio Kast.
Continuando con el ejemplo, en ese entonces ocupaba un asiento en Los Lagos el líder socialista Camilo Escalona. Como no quiso enfrentarse en una primaria (ya hemos visto que las cúpulas tienen aversión a este mecanismo) al popular alcalde puertomonttino Rabindranath Quinteros, prefirió correr por Biobío Costa. Escalona previamente había sido diputado por las localidades del carbón luego de perder la senatorial por Santiago Poniente y anterior a eso haber sido diputado por el suroriente capitalino. Perdió contra figuras del lugar como el izquierdista Alejandro Navarro y la conservadora ex alcaldesa de Concepción Jacqueline van Rysselberghe.
¿Cómo enfrentar estos problemas? ¿Cómo tener un Senado más representativo y regional? Quien escribe tiene 2 propuestas: reestructurar o agrupar las regiones reduciendo su número y que todas elijan el mismo número de senadores (más complicado, a decir verdad) restableciendo el requisito de residencia; o bien que sean electos en circunscripción única nacional. Esta última parece ser la opción más viable, pues los senadores nacionales podrían dedicarse a legislar y aportar su experiencia y conocimientos en la legislación, paralelo a recorrer el país como representantes de sus partidos. Las tareas de vocería local y regional quedarían en manos de los diputados, al estar más en contacto con la gente de su región.
Entregar más autonomía a las regiones y mejorar la calidad legislativa son materias que no pueden ser pasadas por alto, sobre todo en la elaboración de una nueva Constitución. Las decisiones que unos pocos toman en sala o en comisión afectan a todos los ciudadanos y la comunidad nacional debe estar debidamente representada en ellas. Valga la redundancia, necesitamos “representantes representativos”.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad