La nueva situación cuestiona a las fuerzas más liberales de derecha porque claramente deberán ordenar y clarificar la coherencia de su discurso. Hoy el liberalismo toma quizás más forma que nunca con una política de acuerdos y consensos que puede generar un gran avance en nuestro país.

Algo así se comenzó a plantear en el escenario político chileno, donde esta semana vimos la inscripción de una nueva fuerza política en el SERVEL. Me refiero al partido republicano de José Antonio Kast, que con su marcado relato nacionalista y pensamientos claros de una extrema derecha, pone en jaque a las fuerzas políticas del sector, donde ya se ve una UDI un poco dividida y donde algunos  de sus parlamentarios ya se sumaron a las filas del conglomerado “republicano”.

Sin duda que otros partidos del oficialismo también comenzaron las conversaciones con los líderes de esta nueva fuerza de extrema derecha. Es así  como se comienza a trazar un difícil camino para los conservadores y el orden en sus filas. El mundo más liberal con visos social demócratas y renovados pueden comenzar a tomar más fuerza y ganar espacios.

De alguna manera, inician las dudas de cómo la derecha enfrentará las próximas municipales 2020 con esta nueva facción ultraconservadora, considerando que, desde hace ya un tiempo, algunos parlamentarios UDI y RN no se sentían cómodos con el avance del propio Poder Ejecutivo hacia el centro político en diversas materias que eran parte del discurso de la centro izquierda chilena.

La nueva situación cuestiona a las fuerzas más liberales de derecha porque claramente deberán ordenar y clarificar la coherencia de su discurso. Hoy el liberalismo toma quizás más forma que nunca con una política de acuerdos y consensos que puede generar un gran avance en nuestro país.

Hace unas semanas vimos un PPD que se definió en uno de sus ejes claves como liberal y de izquierda democrática, y es un tremendo camino hacia los avances que necesita Chile. Recuperar ese espacio diverso y rico en conocimiento, ese lugar donde se construye una sociedad justa y sin discriminaciones, ese espacio donde se respeta a las personas y el valor de su sacrificio, donde el mundo progresista tiene un gran desafío: volver a lograr que la gente confíe nuevamente en los liderazgos que quieren hacer una política mucho más participativa y con real contacto social.

Es en este espacio donde los partidos y la política chilena debe concentrarse, dar lugar a un “despertar de la Fuerza”, reconquistar y dar forma en la construcción de un relato histórico, que sea capaz de converger a distintas fuerzas que hoy desean avanzar hacia un mejor entendimiento entre ellos por el bien ciudadano. Sin duda, quien logre ese objetivo podrá tener éxito en lo que viene.