El proceso constituyente que prontamente se inicia con el plebiscito del 25 de octubre, es sin duda expresión del deseo de darnos una salida política a la profunda crisis que vivimos como país. Una oportunidad para crear e implementar un nuevo trato social, que dé cuenta de los acuerdos sobre lo que podemos y no podemos hacer, considerando la experiencia histórica de nuestro país y el aprendizaje que nos deja la revuelta social y la pandemia.
Hacer de este proceso constituyente una experiencia exitosa, es responsabilidad de todos. Es un buen momento para abrir nuestras mentes y corazones para ejercer como ciudadanos, para contribuir libre y responsablemente a una vida en común más justa y solidaria. Tu voto consciente como la participación activa en el proceso constituyente ayudarán a este propósito. Pero no podemos dejar de tener presente que quienes tienen mayor poder y autoridad, les cabe mayor responsabilidad. En el proceso constituyente, esa mayor responsabilidad les corresponde a los dirigentes políticos que están en el gobierno, en el parlamento y en los partidos políticos. Son ellos los mandatados a bien gestionar los asuntos públicos. Sobre ellos recae la principal responsabilidad. Si queremos y buscamos una solución política a la crisis, no nos queda otra que aquellos que ejercen liderazgo político asuman esta responsabilidad histórica. Es importante hacer bien hecho este proceso. Bien al comienzo, el plebiscito de entrada; bien al medio, la elección de los constituyentes y su trabajo; bien al final, el plebiscito de salida y puesta en marcha del nuevo pacto social.
Llegamos a este momento histórico con los dirigentes políticos que tenemos, la mayoría con larga trayectoria en la vida pública. Para muchos chilenos han sido los políticos, ya sea por omisión o acción, los principales causantes del malestar social. La corrupción y la prolongada desatención de las demandas sociales les pasan la cuenta, así lo demuestra la baja aprobación y credibilidad que tienen en la ciudadanía. No es tarea fácil la que tienen por delante, pero soy de los que creen que los necesitamos. Necesitamos que hagan esta vez bien su trabajo. Necesitamos que se reencuentren con su vocación de servidores públicos, más que defensores de intereses personales y corporativos. Es esta también una oportunidad para que ellos actúen con dignidad y coraje, enmendando los caminos torcidos por los cuales han transitado y ejerciendo un liderazgo constructivo. Esa mayoría de políticos que llevan largo tiempo en el ámbito público, no tendrán mejor oportunidad para retirarse dignamente. Para ellos es el momento de ejercer un liderazgo de retirada, sintiendo el haber contribuido positivamente a la construcción de este nuevo pacto social que nos regirá por las próximas décadas.
Si queremos y buscamos una solución política a la crisis, no nos queda otra que aquellos que ejercen liderazgo político asuman esta responsabilidad histórica.
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