El problema no es el aplaudido. El problema es quién aplaude, por qué aplaude y para qué aplaude.
Le voy a contar una historia personal, pero sea discreto, no le cuente a nadie de mi pasado en el quintil 2.
Cuando entré a la UC a estudiar, yo tenía 19 años y mi marido trabajaba, yo no. Él ganaba lo que costaba el arancel completo. Para que quede claro: si hubiera tenido que pagar la mensualidad, todo el sueldo de mi marido, que era nuestro único ingreso, habría ido a parar a las arcas de la casa de estudio del Cristo con los brazos abiertos.
A pesar de ello la UC ofrecía buenos beneficios, fue así que «rankié» en todo lo necesario que permite obtener todas las becas posibles. Entré de las últimas a Educación de Párvulos, pero estudié en el Carmela Carvajal y me iba relativamente bien.
No fue difícil egresar en el quintil de las mejores alumnas. Tuve beca de materiales, de alimentación, de materiales, de arancel y la Beca Presidente de la República. Soy el testimonio vivo de que el sistema funciona y premia el mérito.
Cada vez que alguien argumentaba que «por pobre» no llegó a la universidad, yo lo desbarataba con mi testimonio de esfuerzo y mérito. Mi visión era parcial, hacía sociología con mi «casito».
Yo pensaba que los que no entraban eran por flojos, no se esforzaban. Era re-fácil pensar eso, mi familia me dio buen capital cultural e intelectual, y estudié en un colegio competitivo y el mejor que ofrece la educación municipal. Desde mi «microsociología de cuneta», hasta la educación municipal me parecía justa e inclusiva.
Me he esforzado mucho para conseguir lo que como familia hemos logrado, y hemos obtenido grandes logros para haber partido de cero: mi marido y yo tenemos magíster y en 17 años logramos multiplicar los ingresos, y llevar una vida no con lujos pero cómoda y sin deudas.
Para mí el sistema funciona, es perfecto, no necesita cambio alguno, al menos eso creía. Soy completamente funcional a este sistema, puedo competir y ganar. En el gobierno de Lagos un día recibí un carta de la beca de la Presidencia y me dijeron si podía ayudar de alguna manera a los actuales becarios.
Yo respondí esa carta, en ese momento trabajaba en Teleduc (en la UC) y dije que podía dar trabajo a becarios egresados y conseguir que otras personas les dieran trabajo. A ellos les gustó la idea tanto, que llamaron a una reunión a ex becarios para organizar redes de ayuda a la que llegamos cerca de 20 ex becarios, solo 2 teníamos trabajo en lo que habíamos estudiado, los pocos que tenían trabajo lo hacían pero en áreas donde no habían estudiado y eran mal pagados. La mayoría no había encontrado trabajo. Lo que sería una reunión para apoyar a otros becarios, se transformó en una reunión para ver como ayudar a becarios egresados.
El diagnóstico del equipo de la beca era que la inserción en el mercado laboral era también difícil para quienes lograban escapar de la pobreza a través del estudio. Hay un estudio de Dante Contreras que señala que el peor de los alumnos del colegio Saint George al egresar gana mucho más que el mejor alumno del Instituto Nacional, para que tenga una idea. Otra fotito más de la desigualdad, cosa que me imagino a nadie sorprende a estas alturas.
Lo que más agradezco de haber sido becaria es haberme dado cuenta de que hay miles de personas talentosas que deben y requieren de más apoyo, para que la sociedad no se farree su talento.
Pero volvamos al tema. Yo en esa reunión empecé a pensar que algo no cuadraba, que las cosas eran más complicadas de lo que en teoría se veía, que mi parada de «meritócrata» era miope, incompleta y despiadada.
En el gobierno de la Presidenta Bachelet me invitaron a La Moneda, a hacer un discurso sobre las bondades de ser becario. Lo que más agradezco de haber sido becaria es haberme dado cuenta de que hay miles de personas talentosas que deben y requieren de más apoyo, para que la sociedad no se farree su talento. En mi discurso dije que no tenía ningún mérito alguno ser triunfadora en el escenario de la excepción, porque aquello levantaba un espejismo que hacía parecer que todo marchaba de maravillas.
Mi triunfo en el sistema acarrea la misión ética de comprender a ciencia cierta que pocos ganan, y nos hacemos funcionales, pero a la vez muchos pierden. Agradecí, al lado de la Presidenta y de Yasna Provoste la oportunidad, pero no silencié el hecho de que la excepción no valida la regla.
Lea bien, jamás denostaría el esfuerzo del niño de los puntajes nacionales. Hay gente con buena comprensión lectora que hace interpretaciones torcidas de lo que escribí.
Mi crítica no es al aplaudido, sino a lo que se aplaude cuando se aplaude.
Nota: Te invitamos a leer la primera parte de esta columna, publicada el 31 de diciembre de 2013.
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Foto: el-ville / Licencia CC
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Daniel
Concuerdo totalmente contigo, la mayoria de los puntajes nacionales son jovenes que se preparan para una prueba y muy bien alimentados
Armando Hernández
Muy interesante el tema y mejor los nutridos comentarios sobre este asunto, no importa quien tiene la razón, sino el hecho de conocer a fondo como los actuales sistema de selección tiene por destino conocer la buena memoria de los postulante, relacionados con lo aprendido en su esta escolar media, sin embargo ninguna prueba de las que miden a nuestros estudiantes tienen la capacidad de descubrir o comprender el TALENTO. el DISCERNIMIENTO, EL INTERÉS POR LA CIENCIA y así por delante de quienes postulan, tampoco los temas de la prueba contienen aspectos destinados a comprobar esta importante cualidad, solo se preocupan de los temas preparados al efecto.(no olvidemos que Einstein no estudió en un centro universitario). pasada la prueba sigue esta ignorancia por cuanto las UES al momento de matricular solo les interesa el resultado de la prueba rendida y matricular la mayor cantidad de clientes, que es, en el sentido comercial educacional la prioridad.
Por otra parte en mi época tuve la oportunidad de definir mi futuro, con la imperiosa necesidad de salir del medio pobre donde vivía y gracias a que en esos tiempos se usaba mucho la gratuidad por mérito, postulé e ingresé a uno de ellos que era completamente gratis, obtuve mi grado técnico, bien preparado lo que me permitió conocer el circulo universitario donde por propia iniciativa de la Universidad, distinguidos académicos me invitaron estudiar economía agraria y administración.
La inquietud de saber fue la base exito.