En pedir sí hay engaño.
Lejos de exponer en este artículo razones para desligitimar el movimiento estudiantil, que en ningún caso es mi objetivo, la idea es hacer algunas reflexiones acerca del ambiente social actual en nuestro país.
Pareciera ser que los estudiantes despertaron la sensación de malestar en muchos sectores de la sociedad. Es como si fueran una comida muy pesada que a todos nos cuesta digerir. Sin embargo, mi pregunta es ¿por qué ahora? Es al menos cuestionable, y con esto no quiero insinuar nada, que los movimientos sociales justamente surjan de manera coordinada y sistemática en “paros” sin precedentes hoy cuando gobierna la derecha, y para colmo con Piñera.
A mi juicio la Concertación encontró por fin su antagonista, ese personaje que une a las masas, que provoca malestar con su sola presencia, ese que los mantiene como coalición. En definitiva, con los inconvenientes propios de haber perdido una elección presidencial, Piñera es lo mejor que le puede haber pasado a la Concertación que hoy parece haber desempolvado las pancartas y las cacerolas. En dos palabras: oportunismo político.
Reformas al por mayor, proyectos de ley a diestra y siniestra, exigencias a la autoridad política, marcan la agenda noticiosa de los últimos días. Sin embargo, en el momento en que la ley se promulga, la reforma se plantea, y la exigencias se cumplen el vendaval pasa, la cámaras y la cobertura se van hacia otro cadáver noticioso, y el problema muchas veces sigue inmutable. Qué podemos esperar, si le entregamos toda la responsabilidad de la defensa de estos nacientes derechos, a estudiantes que realizan su práctica en la corporación de asistencia judicial. Perverso.
Entonces, ¿donde está el problema? En la política chilena. Más bien, en la política a la chilena. Dirigentes con conflictos de interés en leyes que ellos mismos proponen, discuten, hacen lobby, votan, y luego, claro está, disfrutan y aprovechan a mas no poder. Partidos políticos que lo único que buscan es juzgar públicamente a quien fue responsable de este error, de aquel, de este y no construyen nada. Lo único que buscan con esto es no quedar del lado de lo “malos” y tener a la masa de su lado. Políticos cuya principal actividad pareciera ser el elegir uno de los derechos que la constitución garantiza y abanderarse a muerte con él. Algunos dirán que es el orden público, otros la educación, otros la libertad de manifestarse, otros el trabajo, y así la política, las reformas y el país se estancan discusiones ético-jurídicas sobre cual derecho debe primar por sobre los otros, pero sobre todo por sobre el de mi adversario político. Sucio.
Es necesario, es urgente, el surgimiento de nuevos líderes que tomen la conducción de este país, en el que se tengan metas como un todo social, y no múltiples objetivos por “sectores” o “actores”. Chile parece ser un país en donde todos intentan tomar una punta del mismo y tirar hasta arrancar un pedazo, y con esto, salvar a lo suyos, salvar sus “reivindicaciones”. Tristemente hoy por hoy no existe un sentido colectivo de lo que queremos como país, sino que estamos compartimentalizándolo cada día más, bajo banderas y consignas que no tienen mas que el nombre en el papel de “sociales”. Esperanza.
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Foto: Arty smokes / Licencia CC
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