Hoy en día podemos ver que a los niños se les ha impuesto aprender a leer y sumar como una meta a sus cortos 4 años, tener rutinas de estudio y realizar un montón de actividades para poder ingresar a kínder, pero ¿En qué momento dejaron de jugar? Por qué el juego dejó de ser una actividad relevante para su aprendizaje?
En la actualidad, el Ministerio de Educación chileno quiere dar mayor importancia y relevancia al desarrollo de la niñez, o al menos eso es lo que se dice que intenta hacer, pero ¿Cuál es realmente el significado de ser niño hoy en la sociedad chilena? ¿Creemos que niños y niñas son “sujetos” de derechos y no meros “objetos” de protección, incapaces de tener injerencia en el mundo? Ya que así es como lo describe la Convención de los Derechos del Niño de 1990. Pero solo queda en evidencia la etiqueta de niños y niñas preparados para ser alguien a futuro.
A mi parecer, seguimos dando relevancia a la competitividad, a desarrollar altos niveles cognitivos en los niños y niñas, e ingresarlos rápidamente en una escolarización temprana. El INE en el último censo realizado en el año 2017 muestra un preocupante aumento de la escolaridad en pequeños de 5 años de edad, que va desde el año 1992 de un 7,60 %al año 2017 de un 10,02%. Lo cual revela una sobre-escolaridad innecesaria, que hoy se refleja en el país producto de una sociedad que se obsesiona con el futuro profesional, que exige al niño no perder el tiempo, aprovecharlo para acumular más y más conocimientos, tener extenuantes jornadas en el colegio y con ello se va vulnerando su derecho al juego. Se ignora que el juego, así como lo afirma el psicólogo Jean Piaget, “no es sólo una forma de desahogo o entretenimiento para gastar energía, sino un medio que contribuye y enriquece el desarrollo intelectual del niño”. Es una acción relevante en la vida de niños y niñas que permite no solo el desarrollo cognitivo, si no también la motricidad, trabajar lo emocional, tener espacios para socializar y crear, es decir a través del juego, podríamos obtener un desarrollo integral del ser humano, que a la vez, se sintiera a gusto en su proceso de enseñanza aprendizaje.
El psiquiatra chileno Claudio Naranjo advierte, “la educación (actual) es una estafa, se basa en la equivocación, les roba la vida a los jóvenes, es una cárcel”, sin duda, es un reflejo de lo que hoy vemos, muchas personas con estrés, un desgaste emocional y físico, que conlleva a situaciones de presión maltratadora,y como resultado tenemos a niños y niñas infelices, tratando de rendir y llegar a algo que la misma sociedad les ha impuesto.
Tal como la neurociencia lo ha demostrado, no existe aprendizaje sin emoción, ni sin juego.
Tal como la neurociencia lo ha demostrado, no existe aprendizaje sin emoción, ni sin juego.Nuestros niños y niñas tienen muchas ansias por aprender, no seamos responsables (padres y educadores) de cortar las alas a nuestros niños y niñas. Seamos promotores de la libertad, espontaneidad, curiosidad, exploración, sensibilidad y por qué no de felicidad, esa que hoy en día cada vez es más escasa.
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Aurora Quilca
Muy de acuerdo con esta premisa, el aprendizaje duradero, el que no olvidamos fácilmente es el que se adquirió mediante el juego, el cuento, el baile, el canto (una actividad natural), que se va dejando de lado en las aulas, por las rutinarias y cansadas tareas que son un desatino.