En nuestro país son comunes las imagenes de personas pidiendo ayudas en las calles, semáforos, puentes, transporte público, medios de comunicación y redes sociales con mensajes pidiendo donaciones y ayudas para innumerables cosas (tratamientos médicos, entierros, sobrevivencia, pasajes), que ya prácticamente es un diario vivir.
A esto también le sumamos la cantidad de fundaciones y ONG que cada vez aumentan más sin ningún tipo de control y las cuales realizan la misma operación, pero ya con una legalidad avalada por un documento, que en muchos casos sólo es utilizada para la evasión de impuestos de grandes compañías y personas.Las personas ven en la entrega de limosnas y donaciones una forma de caritativa de resolver los problemas que el estado debe resolver.
Sin contar en esta lista las innumerables iglesias y centros religiosos que viven de la caridad, y en donde se ha probado que sus pastores, directores y religiosos, mantienen inmensas fortunas que no se utilizan para ayudar al prójimo, si no para beneficio personal. Lo más curioso es que esta práctica también es desarrollada e impulsada por los gobiernos de turno, cada rato en los noticieros vemos como grandes capitales y paises se unen a esta cadena de mendicidad. Pedir ayudas para una problemática. Si pudiésemos medir la cantidad de recursos que se obtienen bajo esta modalidad, problemas como la pobreza, educación y salud estarían resueltos hace bastantes años. Pero realmente lo que se ve es como esta plataforma es utilizada para el lucro de unos pocos y la evasión de las responsabilidades del gobierno en estos temas sin resolver y que cada día se incrementan más.
La propuesta de una renta básica universal nos conlleva también a replantear la necesidad de acabar con esta práctica a todas luces denigrante para el ser humano. Las personas ven en la entrega de limosnas y donaciones una forma de caritativa de resolver los problemas que el estado debe resolver. Al tener todos los habitantes el mínimo vital resuelto, esta práctica a todas luces denigrante para el ser humano debe desaparecer.
La utilización de niños en estas prácticas es aberrante, se ha descubierto una red de alquiler aprovechando que tanto indigenas como niños son las poblaciones que más generan lástima. Según cifras de la alcaldía de Bogotá más de 6.500 niños se utilizan en esta práctica, y han logrado rescatar 92.000 de trabajo infantil, pero esto no es suficiente porque vemos en cada semáfóro, bus, calle, puente cada día, más y más niños utilizados en estas prácticas.
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