Hoy en día se crucifica mediática y judicialmente al ex presidente de la ANFP, Sergio Jadue, por todos los males del fútbol chileno. La tesis que está detrás de esta actuación, es que el problema no tiene que ver en cómo funciona el fútbol moderno, también llamado fútbol empresa; el espectáculo del balompié es un negocio que si es mal administrado, trae consecuencias nefastas, como hasta ahora ha salido publicado en todos los medios de comunicación, medios que participan directamente en la propiedad del fútbol chileno por lo demás.
Sergio Jadue es un ladronzuelo, dijo hace pocos días el anterior presidente de la ANFP Harold Mayne-Nicholls, y seguramente no cabe duda que lo sea. Pero, los que entendemos este problema llamado Jadue, más como un síntoma que como la enfermedad, debemos darle otra vuelta. La crisis no es solo que lleguen “malos administradores”, el problema de fondo es que el sistema del fútbol empresa está haciendo agua por todos lados, y el sistema con tal de mantenerse, auto preservarse, no va a tener problemas en sacrificar a sus propios defensores o creadores. En política vemos algo así, que el Capitalismo con tal de perpetuarse llega al punto de arrastrar incluso a sus “mejores hombres” y así vemos a medio partido político de la UDI, desfilando por los mismos tribunales que encarcelan a los trabajadores y al pueblo pobre. Siempre hay una cosa más importante que los individuos y es el sistema.
Hace un par de años, ya el mismo ex ministro Vidal, uno de los propiciadores de la ley de Sociedades Anónimas en su momento, declaraba que se habían “equivocado” con la ley. Hoy Mayne-Nicholls, también dice algo similar. Son muchas las voces y con diferentes énfasis, que están alzando la voz sobre las sociedades anónimas deportivas, ¿Por qué no lo hicieron antes? La respuesta es fácil, porque el sistema “funcionaba” y la torta se la repartían tranquilamente los mismos que son dueños del resto del país; hoy no lo hace, y por esto es que la solución que muchos ven es el de modificar la ley.
Los problemas de la ANFP, que administra un fútbol privado, elitizado, no da más bajo esta lógica. No estamos diciendo que el fútbol profesional se va acabar, si es que no se hace algo, lo que la historia nos ha enseñado es que el Capitalismo, en todas sus formas, siempre sabe reinventarse para perpetuarse y seguir su desarrollo, para que el capital crezca a base del trabajo y la plusvalía.
Muchos somos escépticos con las declaraciones de varios personajes que en su momento guardaron silencio o que apoyaron la creación de la ley de sociedades anónimas deportivas, pues suena más bien a una necesidad de que el formato en que se administran los clubes se reforme para así asegurar el negocio. Por ejemplo, algunos hablan de democratización del fútbol, abrir espacios para la vuelta de los socios, lo que tiene más bien que ver con la administración del fútbol, pero el negocio se mantiene. Es decir, es mejor compartir un poco de “poder” en pos de mantener la mayor ganancia posible, antes que perderlo todo al mantener el sistema actual sin modificaciones, y que esto pueda explotar en algún momento para dejar al capitalista sin pan ni pedazo.
Los clubes y el fútbol deben volver a su pueblo. Creemos que el fútbol debe ser de todos aquellos que quieran y no solamente de los que puedan por tener los recursos económicos, participar y ser parte de la propiedad del fútbol.
Muchos de nosotros no dudaremos en apoyar iniciativas que democraticen o abran espacios para el regreso, en parte al menos, de los socios. Pero no podemos creer que esta sea una solución definitiva, no. Los clubes y el fútbol deben volver a su pueblo, y no lo decimos simplemente como consigna al aire que suena más bien a panfleto añejo, dirán los pro S.A. Nada más alejado de nuestra realidad; creemos que el fútbol debe ser de todos aquellos que quieran y no solamente de los que puedan por tener los recursos económicos, participar y ser parte de la propiedad del fútbol. Los que mueven y hacen rentable el negocio hoy en día son los mismos que están fuera de los clubes, la gente, los antiguos socios. Y no puede seguir esa óptica bajo ninguna de sus lecturas.
Finalmente, la crisis del fútbol chileno no es culpa de Jadue. Es un hecho que robó, el tema es que podría haber sido cualquier otro y los dardos no pueden solo apuntar al responsable del ilícito en si. Tenemos que tener la claridad absoluta que es el sistema que hoy en día rige el fútbol profesional, al país, y que tiene al balompié criollo en una crisis estructural. No debemos permitir que solo se sacrifique a Jadue y que el fútbol empresa continúe tal cual, eso seria una derrota y no tiene otra lectura.
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