Desde el psicoanálisis, las primeras investigaciones del lesbianismo fueron realizadas por Sigmund Freud, quien conocía las obras de Ulrichs sobre la homosexualidad, pero rechazaba la idea de un “sexo intermedio” o de un “tercer sexo”, declarando que “la investigación psicoanalítica se opone enérgicamente al intento de separar a los homosexuales de las demás personas como si fueran un grupo de una naturaleza especial”. Aunque su investigación estuvo dirigida particularmente a hombres homosexuales, en 1920 publicó “La psicogénesis de un caso de homosexualidad en una mujer”, asociando el origen de su homosexualidad a la relación con su padre, lo que la hizo retractarse de su condición de mujer y buscar otro objeto para su libido. Freud propuso que el amor de la chica por una mujer era una actuación de los conflictos edípicos de los que ella no era consciente (Mondimore, 1998). Eso en cuanto a los primeros acercamientos de la psicología al lesbianismo, época en que la misma ciencia de la psicología estaba naciendo y comenzando a dar sus primeros pasos.
En esta ocasión lo sacamos del recuerdo, sin mayor produndizacion, solo para destacar que fue un interés de los psicólogos de la época revisar la sexualidad femenina homosexual. Los giros de la historia y los resultados futuros pueden ser revisados por cada uno de los interesados. No ser inteligible a nivel de lo nombrado, lo concebible y lo imaginable hizo de la sexualidad lesbiana un espacio en blanco condenado al silencio y la invisibilidad. Hecho que debe comprenderse en el contexto de una cultura de Occidente en la cual el deseo, desde «El Simposio» de Platón se plantea como una carencia del sujeto masculino que busca su complemento generalmente en «lo femenino» dentro de una estructura heterosexual y binarizada.
En el discurso de Judith Butler, refiere la presencia de una prohibición y castigo para las prácticas lesbianas como a un tipo de discriminación que las relega al ámbito de lo invisible e inimaginable, a aquello omitido y borrado de los discursos oficiales y, por lo tanto, sin la posibilidad de elaborar un contradiscurso
Es interesante como en 1991, en un estudio realizado a 3.000 mujeres (Informe Hite, 1991), donde se les preguntó qué le gustarías probar que nunca hubieran hecho, la mayoría de las mujeres sacaba a relucir el hecho de que estaban interesadas en tener relaciones sexuales con otra mujer o por lo menos sentían curiosidad.
La comunidad lésbica ha luchado por mantener una identidad propia y para esto ha estado rompiendo con el silencio alimentado por el miedo, violencia de años. Cada vez que las mujeres se liberan y aceptan su sexualidad, no sólo se están aceptando a sí mismas, también se movilizan rompiendo un estilo de vida que proviene de décadas atrás.
Ser lesbiana para Simone de Beauvoir, es una actitud elegida en situación, libremente adoptada. Es una forma entre otras de resolver su condición general de opresión y su situación erótica en particular, un acto de libertad que la convierte en sujeto que trasciende a su condición de mujer.
Por mucho tiempo las lesbianas estuvieron resignadas a mantenerse escondidas; con miedo y sin poder dar a conocer su identidad, viviendo en un país como el nuestro, con amplia trayectoria machista y conservadora, resultando ser un escándalo el denominarse parte de una minoría sexual. Con el paso del tiempo esta realidad fue cambiando en función de las nuevas prácticas de las lesbianas, viéndose en ellas un traspaso de lo privado a lo público
Por mucho tiempo las lesbianas estuvieron resignadas a mantenerse escondidas, con miedo y sin poder dar a conocer su identidad, viviendo en un país como el nuestro, con amplia trayectoria machista y conservadora, resultando ser un escándalo el denominarse parte de una minoría sexual. Con el paso del tiempo esta realidad fue cambiando en función de las nuevas prácticas de las lesbianas, viéndose en ellas un traspaso de lo privado a lo público.
————
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
JorgeLizamaLeon
Respecto de la alusión a Simone de Beauvoir, discrepo profundamente que ser lesbiana sea algo «elegido o libremente adoptado», como tampoco lo es el ser el heterosexual. Somos primero como nos sentimos, independiente de lo que racionalicemos luego. Desde esta perspectiva, el concepto de «libertad» resulta al menos relativo, o abiertamente paradójico.
JorgeLizamaLeon
El derecho de todo ser humano, independiente de su orientación sexual, a una vida digna y plena, con iguales responsabilidades que cualquier otro, no debería ser puesto en duda por nadie. Sin embargo, tal como expongo en mi opinión detallada sobre sexualidad en http://www.conductahumana.cl , la expresión abierta y pública de actos de abierta connotación sexual, debe tener un límite.