En Kidzania, en suma, el mundo de lo público en sus distintas manifestaciones, es invisibilizado frente a un modelo de sociedad donde prima la figura del consumidor por sobre la del ciudadano.
En el sitio web de Kidzania se describe como un centro único que combina entretención con educación prometiendo sumergir a los niños en el mundo de los oficios. Sin embargo, la experiencia real de esta mini réplica de la vida en sociedad que es Kidzania es muy distinta a esta descripción. De hecho, el principal rol desde la cual son interpelados los niños no es como trabajadores, sino como consumidores. En Kidzania todo está mediado por el consumo y el marketing: los oficios que realizan los niños se realizan al «amparo» de marcas comerciales, no existen farmacias aviones o bancos, lo que hay es Salcobrand, Lan y Banco de Chile. El dinero que se recibe en pago por los oficios realizados -los kidzos- se puede gastar en comprar productos en tiendas o realizar actividades dentro del parque, las cuales están también ligadas a distintas marcas comerciales.
¿Qué tipo de sociedad les presenta Kidzania a nuestros niños? Una en donde prácticamente todas las relaciones sociales están mediadas por los mercados y el dinero. Un modelo en donde las marcas y la publicidad están presentes intermediando prácticamente todas las actividades que realizamos cotidianamente.
En Kidzania no existen -o si lo hay son secundarias- actividades de carácter público donde no prime alguna forma de relación con el consumo. Actividades como la sociabilidad entre iguales, los deportes y juegos en la plaza, la conversación o el intercambio de ideas, la participación en organizaciones civiles o el hacer política, desaparecen en este mini país frente a un modelo a escala de sociedad cuyo principal eje de articulación son los mercados.
En Kidzania, en suma, el mundo de lo público en sus distintas manifestaciones, es invisibilizado frente a un modelo de sociedad donde prima la figura del consumidor por sobre la del ciudadano.
En el mundo de los niños-Kidzania, la vida se reduce a dos cosas: trabajar y consumir. Trabajar para consumir y consumir para seguir trabajando.
Lo anterior quizás no sería tan alarmante si la empresa describiera exactamente lo que hace desde un principio. Sin embargo en el sitio web se habla de entretención y educación, se habla de oficios, vida urbana y profesiones. Existen, de hecho, muy pocas referencias al consumo, las marcas y en general las distintas prácticas de marketing infantil que se realizan al interior del recinto cerrado, donde los padres no tienen acceso y que a pesar de estar emplazado en un parque bastante soleado cuenta solo con iluminación artificial.
Este tipo de actividades de entretenimiento y en general el vínculo entre niños y marketing han sido crecientemente vigiladas y cuestionadas por la ciudadanía en distintas partes del mundo siendo México uno de los casos emblemáticos. Esto por cuanto la organización apunta directamente a influir en, quizás, lo más preciado para cualquier grupo humano: sus niños, la forma en que ellos ven y se vinculan con el mundo y aprenden a vivir en sociedad. De hecho, crecientemente la ciudadanía se ha organizado para hacer frente de las cada vez más virulentas formas de marketing infantil.
En Brasil, por ejemplo, la fundación Alana, presentó una demanda millonaria contra McDonald’s por incluir en su menú para niños, juguetes. En la ocasión, se acusó a la corporación de “deformar los valores” y “promover hábitos poco saludables”.
Como Fundación Ciudadano Responsable tenemos la necesidad de empoderar a las personas acerca de los efectos sociales y ambientales de nuestras prácticas de consumo. Nos interesa particularmente levantar la atención frente al fenómeno del marketing infantil y los efectos que este tiene sobre quienes aún no poseen el criterio para juzgar y evaluar qué tipo de vida quieren vivir: nuestros niños.
¿Qué tipo de mundo de los adultos, se les presenta a los niños a través de Kidzania? Uno en donde la vida se reduce a trabajar para consumir y en donde la publicidad y el marketing se erigen como principales articuladores de la vida social.
Hacemos un llamado a no llevar a los niños y niñas a Kidzania y a tomar consciencia del tipo de prácticas que conlleva este tipo de actividades infantiles.
Exigimos también a la empresa dueña de este centro de entretenciones que transparente el tipo de actividades que se realizan en su interior. Al menos que mencione las marcas comerciales que participan activamente fidelizando consumidores en este mundo de entretención, se puede consultar un listado acá.
Invitamos a las marcas que auspician Kidzania en Chile, donde se mezcla indiscriminadamente marketing infantil en un espacio que se supone que es de entretención, a evaluar su participación y poner mayor atención al tipo de actividades a las que asocian sus productos.
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