Como Trabajador Social, he trabajado 6 de 7 años en poblaciones del Gran Santiago. Poblaciones, barrios, villas, denominadas sectores complejos o vulnerables. ¡Por [email protected]!
En mi caminar he ingresado a lugares insólitos que supuestamente no ingresa ninguna persona, menos un afuerino. He mirado, conversado y vinculado con unas series de actores. Por nombrar algunos, dirigentes vecinales, delegados de cuadra, encargado del aseo de la multicancha, delegados de pasajes, representantes del block, líderes de pandillas juveniles, guarda espaldas de narcotraficantes, niños soldados, lanzas, prostitutas, mecheras, guardadoras (encargadas de guardar drogas o armas, por un pago mensual ), mecánicos, estudiantes universitarios, cajera del banco, reponedora de supermercado, guardia de seguridad, pionetas, etc.La tarea de los medios es relevar también, entre otras cosas, como [email protected] han logrado construirse, como la resiliencia instalada en su ADN, ha contribuido a una sociedad con tanta fuerza. Con esperanza y con decencia.
Por tanto, he observado integralmente, las dinámicas propias de los sectores (por lo menos 15 comunas de la RM) . Allí vive gente en su mayoría, que se levanta muy temprano para tomar locomoción y viajar horas para llegar al trabajo, trabajo que se encuentra al otro lado del Gran Santiago, me refiero al sector oriente. Madres, padres, hermanos, con sus rostros curtidos y manos embrutecidas por la pega dura, caminan pensando en el pan de cada día. Allí viven personas que propician un tejido social organizado, se organizan para celebrar la Reina del pasaje, del block, celebran navidad en la calle, organizan bingos, porotadas para ayudar al vecino, participan en comités de mejoras de la vivienda, postulan a fondos concursables del municipio, a fondos de otras instituciones, tienen fuerza para gritar al viento que los consultorios no atienden en forma digna, realizan trueques para abastecerse del producto o insumo faltante. Los niños juegan y van al colegio, tienen mascotas, encumbran volantines, sueñan con ser grandes, de pronto disfrutan del chinchinero, de una manzana confitada, de un maní con sabor a caramelo.
Son miles de familias, decentes, que son dignas de un aplauso, porque luchan día a día, protegen a los suyos, proyectan fuerzas, para vivir en una sociedad injusta. Injusta porque, el Estado amplio perimetralmente lugares para que los más pobres vivan, se reconozcan, socialicen y se encuentren, en puntos aislados, lejos de los satisfactores primarios. Están lejos del hospital, del consultorio, de la municipalidad, del paradero de micro, de sus trabajos, sus viviendas son pequeñas, las calles aún son de tierra, los espacios públicos dan la espalda a los block por mal diseño, los patios interiores son escasos, no existen áreas verdes, las sedes sociales están que se caen, hay poca luz por la noche. Los techos están plagados de palomas, de murciélagos, de esperanzas opacas.
Pero allí están con la sonrisa, con ganas de mejorar su calidad de vida, con sueños para con sus [email protected] Allí está el maestro mecánico, la parvularia, la empleada de casa particular, el estudiante universitario, el estudiante secundario, la cajera del banco, el guardia de seguridad, el obrero de la construcción, la estudiante de ballet clásico, la vecina que escucha ópera, el dirigente deportivo, el joven que se probó en la escuela del Colo- Colo, de la U, de Palestino.
Claro, dentro del paisaje existen bandas organizadas, que generan miedo, trafican, se toman los pasajes, caminan con armas, pero son minorías. Minorías que no representan el espíritu de la gente linda que allí vive. Basta ya….de etiquetar y rotular las villas, poblaciones, barrios. Basta ya de tele basura amarillenta, como es el programa «En tu propia trampa» (Canal 13). Programa morboso, pseudopolicial, que profundiza la desigualdad social. Muestra una isla de realidad que no representa la realidad comunal, local. Solo estigmatiza y denosta a los habitantes de ese lugar.
La tarea de los medios es relevar también, entre otras cosas, como [email protected] han logrado construirse, como la resiliencia instalada en su ADN, ha contribuido a una sociedad con tanta fuerza. Con esperanza y con decencia.
¡¡¡Basta ya!!!
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