El fin de semana del 24 y 25 de junio del presente año, se presentó, con un temporal de mal tiempo que no se observaba desde hace por lo menos los últimos 10 años el cual trajo una intensa precipitación con algunos elementos meteorológicos singulares para el invierno, como la altura en que se situó la Isoterma por sobre los 3300 metros de altura, y así también la cantidad de agua precipitada, que genero una serie de desbordes de ríos, cortes de caminos, bastas áreas de viviendas inundadas.
Pero el foco de estos apuntes no esta en lo estrictamente meteorológico, sino más bien en una observación a un fenómeno orden político y de gobernabilidad de las regiones el cual tiene que ver con un singular vacío de gobernabilidad que duro algunas horas en el inicio del frente de mal tiempo y que esto termina por develar un problema en el diseño institucional que puede generar profundas consecuencias, y que, de no corregirse a la vez, se pierde una oportunidad de generar un Estado que mire el futuro con una mayor capacidad de gestión y por lo tanto más eficiencia en el manejo y coordinación de las regiones.
Para generar un resumen de contexto, el actual sistema de gobernabilidad de las regiones se constituye en a lo menos tres niveles administrativos identificables rápidamente, siendo el primero los alcaldes con atribuciones directas sobre el área administrativas que les compete, los delegados presidenciales en dos categorías, regional y provincial en coordinación con las secretarias regionales ministeriales y por último el gobierno regional con la figura del gobernador(a). Luego de estos niveles, se llega al gobierno central con todo el aparataje ministerial respectivo incluyendo los servicios como por ejemplo SERVIU.
Pues bien esta última catástrofe como fue decretada por el Gobierno; en el inicio de su desarrollo mostro una particularidad interesante a observar y es que en el transcurso de las primeras horas de este temporal con la agenda del Presidente de la Republica en la región de Magallanes develo un argumento y que buscaba responder un vacío de poder, de mando y coordinación, en todas las regiones afectadas y por supuesto con mayor nitidez por la presencia de medios de comunicación en la Región Metropolitana.
Lo que develo este acontecimiento, es que por un lado la figura regional de la delegada/o presidencial careció totalmente en las primeras horas de capacidad de coordinación y anticipación respecto a la emergencia, lo cual desencadeno que las figuras de los delegados provinciales quedaran sin capacidad de gestión concreta y sometidos a la coordinación y apoyo más bien simbólico a los Alcalde.
Siendo así, parecía ser -en el desarrollo prematuro del temporal- previsible que la figura del Gobierno Regional con su Gobernadoras/es tomara este vacío de poder y gestión, pero no fue tal, rápidamente también se diluyo y se constató que las atribuciones del Gobernadores son tan mínimas en materia ejecutiva, que realmente, se configura como una autoridad estéril para la gestión y coordinación del área regional, sin poder de mando.
Quedando en primera línea de la gestión de riesgos, los alcaldes y alcaldesas, una tónica que se ha venido repitiendo y consolidando en los últimos cuatro años, pensando desde el estallido social en adelante, los alcaldes han tenido una gestión rápida y concreta a una escala acotada para contener y gestionar las distintas problemáticas que se van suscitando, solo por recordar, a modo de ejemplo, que los primeros en los días de estallido social los cabildos fueron llevados a delante por distintos municipios de forma espontánea con una lógica de encausar la problemática y así también en la pandemia, en fin, las alcaldías han demostrado una capacidad de organización efectiva pero inmensamente limitada.
Lo que sucedió fue esta ausencia de autoridad y se generó la necesidad de tener una figura regional que coordine e intermedie entre los municipios y el gobierno central con capacidad ejecutiva
Ahora bien, es atractivo indicar y poner de manifiesto el discurso que se instalo desde la Moneda en las primeras horas de la catástrofe. El ministro Monsalve indico que “El Estado está funcionando y eso es lo que le importa a las personas, que las instituciones que tienen que garantizar respuesta oportuna están funcionando” y si esto si lo juzgamos desde la buena fe, tiene lógica, puesto que la agenda del Presidente en la Región de Magallanes, a juzgar, por lo que indican algunos expertos en la materia, la hace plausible, por lo tanto el Estado teóricamente debería estar preparado para complejidades y desafíos como el que se presentó aquel fin de semana, por un lado una agenda presidencial con algunos ministros y una emergencia climática en a lo menos cuatro regiones.
Pero en realidad lo que sucedió fue esta ausencia de autoridad y se generó la necesidad de tener una figura regional que coordine e intermedie entre los municipios y el gobierno central con capacidad ejecutiva. En la región metropolitana, en los medios chocaban la Delegada Presidencial, el Gobernador Regional y los Alcalde generando una evidente confusión, develando la falta de una figura de gobierno que sirva de puente entre los ministros y ministras, y cosa curiosa que la última palabra en el riesgo en el abastecimiento del agua potable estuviese dado por el Director de Clientes de Aguas Andinas, que es una concesión, en definitiva una falla en el diseño de gobernanza.
Carecemos de una voz que logre coordinar las policías de forma eficiente, los servicios de salud, las necesidades de los municipios, distribución de albergues etc, una mirada coordinada y articula del funcionamiento de una región, con capacidad de resolución.
En este sentido se pone de manifiesto una falla en el Estado y un problema de diseño en la institucionalidad administrativa de las regiones, será tarea fundamental definir si la autoridad recae totalmente en la figura del delegado/a presidencial o en la del Gobernador/a Regional pero la realidad climática social y política por mencionar algunos no da para esta ambigüedad.
Por último, la Institución Gobierno Regional con su aparataje administrativo burocrático y la figura del gobernador tiene todo el potencial de asumir estas competencias dado que a nivel político, se someten a juicio de la ciudadanía de sus acciones por medio de las elecciones, tiene un contrapeso como lo es el organismo del Consejo Regional y a nivel administrativo están habitualmente conversando con los distintos alcaldes y alcaldesas, tienden a tener un conocimiento especifico de las necesidades comunales, conocen las distintas sensibilidades y riesgos existe en la región y que por lo tanto a juzgar por lo vivido en este evento climático aquel vacío de poder de las primeras horas es oportunidad institucional del estado para traspasar estas competencia a la figura del Gobernador o Gobernadora.
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anysur
Mas de la mitad de las comunas del pais no cuentan con plano regulador…extraño