El concepto de reparación en el debate público

Nunca es deseable estropear algo, ni tampoco uno busca andar destruyendo, menos hoy en día es deseable tener una cultura del desecho, es cierto también que en el constante uso de las cosas y en la utilización cotidiana, estas se desgastan y en casos también se rompen, se quiebran e incluso se produce un profundo desgaste que termina por acabar la utilidad de las cosas.

Esto mismo ocurre con las ideas y los anhelos. Existen conceptos como el desgaste de ideas, lo cual, ante una profunda cultura del consumo, un riesgo, puesto que estas son susceptibles a ser quebradas algo así como una obsolescencia programada y que implica que, estas ideas y anhelos deben ser rápidamente sustituidos y reemplazados.

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En la reparación, comparece y se reconoce en primera instancia, lo destruido, desgastado y obsoleto, y se trabaja en determinar si lo que se tiene en estudio es pertinente recuperar

En este sentido hoy, en el debate público nacional, vemos con más o menos intensidad ideas de refundación y de hoja en blanco, reflexiones que están en línea con una cultura de la sustitución. Este ejercicio teórico de cambiar de cuajo lo que ya no sirve, es una actitud muy propia a la época que nos toca asistir, que es la del consumo.

Ante esto y en una actitud contraria a esta cultura de lo desechable y lo constantemente nuevo como método para resolver el conflicto, es posible poner en valor el ejercicio de la reparación, concepto al cual debemos detenernos y observar su profunda dimensión y ver las luces que nos puede entregar.

En la reparación, comparece y se reconoce en primera instancia, lo destruido, desgastado y obsoleto, y se trabaja en determinar si lo que se tiene en estudio es pertinente recuperar, distinguiendo los elementos que tienen valor y que por lo tanto son importantes y esa importancia no puede ser sustituida.

La reparación inevitablemente deja huellas, y estas huellas son las que proyectan al futuro enseñanza, aprendizaje y una revalorización. En este sentido cobra importancia la reparación en el mundo de lo útil porque, entre otros, es una herramienta austera,  humilde y a la vez elegante, puesto que adquiere en su ejercicio una dimensión de pasado, presente y futuro; siendo el pasado, aquel recuerdo al cual se le reconoce un valor el que a sido destruido, un presente, que genera incomodidad, tensión, conflicto e incertidumbre -pero que no puede ser sustituido de cuajo- y que por lo tanto se debe recuperar, siendo así el futuro en el ejercicio de la reparación, habilitar un nuevo significado.

La reparación es importante puesto que es posible reconocer en esta herramienta, la reutilización de elementos, por lo tanto, es esencialmente sustentable y sostenible, estando en coherencia con la reflexión propia de nuestro siglo XXI. Es lo contrario a la practica de consumo.

Así, la reparación como acción política y social debe ser trabajada y ejercitada constantemente ya que es una acción del intelecto, dado que, entre otros, previo a materializar un ejercicio de reparación debe existir un trabajo de reflexión en donde uno y la comunidad se someten a la consulta sobre si vale o no la pena reparar aquello que se tiene enfrente, respondiendo a lo menos dos preguntas si ¿existe valor ahí? Y si existe valor ¿es posible reparar aquello?, en este sentido es importante destacar que la valorización en este estadio debe entenderse desde una amplitud.

Entonces volviendo al debate público y contingente, es posible consultar si la acción política en medio de esta crisis social y particularmente en el debate constituyente es planteada desde un ejercicio reparativo o desde una cultura desechable, la cultura de echarlo todo al tacho de la basura por algo nuevo, se puede indicar que en ciertos sectores políticos y sociales más bien se imprime esta ultima idea, imperando la cultura desechable y es posible aventurar que entre los variados aspectos que estuvieron presente en las últimas semanas previas al Plebiscito Constitucional de salida rondaba soslayadamente y en algunos discursos de frente esta idea refundacional.

Ante lo cual y en una reflexión algo más mesurada sobre la importancia del ejercicio del debate público con una mirada de reparación como una forma de ejercer y conducir la crisis social y política en el marco constitucional debería ser a lo menos atendida.

Para esto, la labor política debe ser vista como aquel artesano o diseñador experto en reparación,  para poner en valor aquellos elementos que no es posible ver a simple vista y que tienen importancia, promoviendo y fundamentándonos aquellas partes que no pueden ser sustituidas debido a que son piezas importantes que proyectan futuro y entrega un profundo valor en las dimensiones de pasado y presente, así también como recomponer las distintas piezas y elementos para resignificar, proyectar y reparar en este caso, el cuerpo constituyente, el que actualmente se encuentra totalmente desgastado y disgregado en un campo atomizado de ideas, como así también indicar cuales elementos deben ser sustituidos por nuevas ideas que armonizan en esta reparación que embellecen este nuevo cuerpo, lo resignifican y lo proyectan hacia el futuro.

Siendo así, bajo esta perspectiva no es menor la labor, se debe tener amplitud y un ánimo especial. Ahora bien, lo bello de la reparación es que esta al alcance de todos, por lo tanto, se puede utilizar en este nuevo episodio que se ha abierto post plebiscito del 4 de septiembre del 2022.