Tenía 18 años cuando comencé a trabajar en el Cine Las Lilas en la calle Juan de Dios Vial, en providencia, yo era un chico de Iglesia y acostumbraba asistir a misa diaria. Cerca de mi trabajo encontré una Iglesia muy linda y un día me dijeron: “Venga los miércoles, vienen muchos jóvenes además que el Padre Fernando es muy bueno y da unas charlas espirituales que te harán un santito”. Fue así como comencé a familiarizarme con algunos de la Parroquia de El Bosque. Cuando niño, claro que todo eso me emocionaba, y conocer a Karadima era como conocer al mismísimo Padre Hurtado. Al paso del tiempo, le comenté a mi director espiritual, el cual era dirigido de Karadima y me alentó a asistir los miércoles y que me acercara a al Padre Fernando.
Años después, entré al seminario para comenzar como mi vida espiritual y formación al sacerdocio. Jamás escuché sobre abusos y corrupción. Pero sí recuerdo ese día en que en portada de El Mercurio leí: “El Padre Karadima es acusado de abusos sexuales”. En ese momento entré en desesperación para saber de qué se trataba… llamé a muchos amigos y sacerdotes ligados a la Unión Sacerdotal del Sagrado Corazón, todos y cada uno de ellos clamaron al cielo indicando que todo era una gran difamación a la santidad del padre y que no era nada más que aquello.Mucho tiempo me costó comprender, por qué la Iglesia hace este tipo de cosas. Unos por ahí dicen: “Los tiempos de Dios no son el mismo que el de los hombres”, respuesta que muchos daban, obviamente totalmente fuera de lugar.
Pasó lo inevitable, y la Santa Sede condenó al Padre Karadima. Muchos en mi parroquia me conocían por mi familiaridad con aquella parroquia y me alentaban. Me decían: “Gracias a Dios a ti ese monstruo no te hizo nada” o simplemente: “De la que te salvaste”. Por largo tiempo me negué a creer, pero todo cae por su propio peso. Me di cuenta de la realidad y ese año de 2011 tomé muchas importantes decisiones.
Ya han pasado muchos años sobre el caso de Karadima y aún es como si fuera ayer. Solo sumar los encubrimientos al Cardenal Francisco Javier Errázuriz Ossa y su sucesor, el actual Metropolitano de Santiago, Ricardo Ezzati, los casos de Cristián Pecht por abusos y su supuesto hijo, los abusos cometidos por varios sacerdotes de la S.B.D., John O’Reilly, entre los más conocidos y comentados por la prensa y redes sociales.
Mucho tiempo me costó comprender, por qué la Iglesia hace este tipo de cosas. Unos por ahí dicen: “Los tiempos de Dios no son el mismo que el de los hombres”, respuesta que muchos daban, obviamente totalmente fuera de lugar. No aborrezco a la Iglesia, pero sí me da lástima. Han corrompido totalmente la confianza con su pueblo y pierden fieles en masa todos los días. Fue escandalosa la ceremonia de toma de posesión en el Obispado de Osorno, los escándalos de ex obispo de Iquique por abusos inapropiados a su cargo.
Me atrevo a decir que, tanto Karadima como su círculo de curas y obispos y la Iglesia tienen culpa de tener a su feligresía en peor de las situaciones que podrían estar ocurriendo. Te crean un paraíso para vivir la Fe y se ve derrumbada por quienes te ponen como santos y hombre de bien, cuando son unas bestias de la avaricia y del poder y la imagen del paraíso que te hacen creer, no es más que un espejo de sus propios infiernos a los cuales están condenados.
Mi reflexión quiere apuntar a dos cosas, que podemos criticar a la Iglesia con todos sus errores, pero debemos hacerlo con un fundamento basado en las pruebas para juzgarla, y que no todos los curas de ella son como los casos señalados. Podemos no creerles, podemos apuntarlos inclusive con el dedo índice, pero mezclarlos a todos como una bolsa de gatos, eso es en lo que no podemos caer. Criterio formado, juicio definido y valentía para asumir las palabras con las que decimos y afrontamos nuestras decisiones, nos hacen hombres y héroes al mostrar siempre la verdad, la que verdaderamente nos hará libres de toda atadura.
Comentarios