La situación económica en nuestro país, influirá sin duda, en el resultado de las próximas elecciones presidenciales. La desaceleración presiona a un mayor desempleo y a la precariedad del trabajo, lo que se traducirá en aumento del descontento social y malestar ciudadano. El ciudadano de a pie no se detendrá a ver las causas del deterioro económico, ya sea de origen externo o interno. Esa discusión quedará para los economistas y los políticos que acostumbran a observar astillas en el ojo ajeno, y será un escenario propicio para la oferta de soluciones fáciles.
Algunos tienden a pensar que la próxima lucha electoral no será ideológica, sino del sentido común. Principalmente se basan en antecedentes que viene del exterior: las recientes derrotas de Hilary, del pacto de Paz en Colombia, del PSOE y de Podemos en España, de Sarkozi en Francia o el triunfo del Brexit en Gran Bretaña. En todos estos casos fueron derrotados los pactos políticos, los grandes acuerdos, los artistas y la prensa, es decir lo que huele a «máquina de poder». Es curioso, pero lo que ha salido vencedor es la visión simple, sencilla y genérica de que lo que propone la máquina política «no está bien». Lo mismo, quizás, pensaron los electores de Valparaíso para no apoyar a DJ Méndez.
El asunto reviste mayor dramatismo porque no ha sido posible advertirlo mediante las encuestas. Todos los estudios de opinión también resultaron derrotados en los eventos señalados.En ocasiones el sentido común se equivoca y su encuentro no es garantía de buen gobierno, pero lo que ha quedado claro a lo largo de la historia es que la suerte favorece a los preparados. Y que para estar preparados es necesario un buen programa.
En Chile, los actores políticos deben considerar hechos objetivos, que han modificado el comportamiento de los votantes. El nuevo elector cada vez lee poco, ve menos noticias en TV y se interesa marginalmente en lo que se refiere a participación gremial o política. Recientes estudios señalan que la mayor participación en redes sociales de internet, se relacionan a artículos o imágenes que representan denuncias respecto del abuso de políticos y empresarios por hechos pasados, muy por sobre lo que son propuestas o ideas programáticas de futuro. Para las próximas presidenciales ya se observa la tentación, de que la búsqueda del votante común, desideologizado y cada vez más desprejuiciado, irá de la mano de propuestas simples y frases breves que intenten respuestas emocionales por sobre las racionales, con el propósito de capturar sus preferencias. Es evidente, que los candidatos presidenciales que se han desplegado están simplificando el discurso, con el propósito de satisfacer la urgencia e inmediatez que, supuestamente, exigen los nuevos tiempos. Pareciera ser que, para representar el preciado «sentido común», los candidatos están en una búsqueda frenética por situarse como «populares», con pensamientos (no ideas), llenos de vaguedades o silencios que buscan interpretar a muchos e incomodar a pocos.
Sin embargo, la carencia que hoy se observa en el debate público (más que en el ámbito político) es en las medidas que Chile deberá implementar, para enfrentar las consecuencias del deterioro económico y en las bases en que se sustentará el desarrollo de Chile.
Los chilenos están preocupados y expresan desesperanza de que la situación del próximo año sea mejor que el actual. Es lógico pensar que esto pone a prueba a los actuales candidatos, que han llevado un debate pobre e inconsistente y explica el hecho que, a diferencia del fenómeno que fue Bachelet (y en su momento Lavín), hoy ningún aspirante presidencial está corriendo desbocado. Si los electores estuvieran confiados, pues darían mayores adhesiones a los actuales candidatos.
A veces se olvida que en situaciones de crisis, el ciudadano espera la llegada de un liderazgo virtuoso, valiente, que se demuestre suficientemente honrado y que necesariamente lo invite a soñar con sus ideas.
Es interesante la persistencia con que la presidenta de la DC, Carolina Goic, ha defendido su cronograma al mando de su partido: «primero el programa, luego elegiremos el candidato que lo encabece». Es posible que no estuviera tan equivocada, porque muchos anticiparon que otros candidatos ganarían largo terreno, pero las cifras de las encuestas no son concluyentes. Hasta el momento ni Lagos, Piñera o Guillier son identificados por la gente, por alguna idea claramente reconocible que movilice a los chilenos. Es necesario recordar que un año antes de la elección pasada ya sabíamos que el énfasis de Bachelet estaría en enfrentar temas de educación, abusos y desigualdad, lo que le significó una ventaja electoral apabullante.
No es exagerado expresar que, hasta el momento, la lucha presidencial parece un concurso de popularidad y no de liderazgo, como siempre debió ser.
En ocasiones el sentido común se equivoca y su encuentro no es garantía de buen gobierno, pero lo que ha quedado claro a lo largo de la historia es que la suerte favorece a los preparados. Y que para estar preparados es necesario un buen programa.
El guión no termina de escribirse y todo indica que «esta historia continuará».
Comentarios
30 de noviembre
Interesante articulo. Comparto la visión de actual ambigüedad en las propuestas de los aspirantes a la moneda. Pero es comprensible: hay una tremenda masa de votantes que se abstienen representando una incógnita que no se sabe bien como hacerlos votar a favor, o al menos hacer que no voten en contra.
Las reformas lograron un respaldo ciudadano abrumador, el gobierno, las dos cámaras, las alcaldías principales, prácticamente no habría excusa para que no funcionaran…. Pero alguien apostaría ganar la moneda ahora con una campaña “profundizadora” de las reformas ahora? O acaso con una campaña de “retroexcavadora a las reformas”?. Estamos acercandonos al sector sin viento.
Mi opinion personal: creo que todavía no hay suficiente desilusión en la ciudadanía con las reformas como para lograr una convocatoria con la fuerza necesaria para corregir el rumbo, lo lamento, deberán pasarlo mucho peór para que eso ocurra, creo que faltan varios años.
Pero en el largo plazo el futuro siempre brilla.
Saludos
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30 de noviembre
Ciertamente faltan liderazgos verdaderos, tenemos una carencia brutal de estadistas, mi opción fue Lagos, creo que el hombre tiene la capacidad de mirar en perspectiva, pero hoy esa visión ha sido demolida, su propio sector lo apabulla, y es por una razón sencilla, Lagos esta en un mar de gente marxista, es decir, no hay socialdemócratas allí, está rodeado de personas que piensan que la solución a nuestros problemas pasan por la dictadura del estado, del proletariado, un escenario que en su fuero interno Lagos no comparte, pero que sin duda deberá compartir en el hipotético caso que llegara al gobierno, sino su situación sería insostenible. En el caso de Guillier y Piñera, no creo que tengan ese atributo, esa capacidad de mirar en perspectiva este Chile que a ratos parece despeñarse y caer a lo que siempre fue, y volver a su más de lo mismo.
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