"Toda institución educa" señalaron hace más de cuarenta años los sociólogos Breger y Luckman. Ante los recientes sucesos de la Cárcel de San Miguel, y los posteriores conflictos carcelarios, resulta imprescindible indagar acerca de la educación que imparten la cárceles chilenas y sus consecuencias. Indagar acerca de su cobertura, su curriculum (en particular el denominado"oculto") y los niveles de satisfacción a que legítimamente pueden aspirar sus sostenedores.
Respecto de la cobertura, esta modalidad educativa es, lejos la que más crece en el país. Mientras que la población escolar disminuyó de 3,64 millones en 2005 a 3,57 en 2008 (ver reportes oficiales en http://w3app.mineduc.cl/Sire/index), la tasa de crecimiento de la población en cárceles chilenas es superior al 10% de incremento anual y ha pasado de 28 mil internos en 2003 a cerca de 52 mil en 2010. Desde el punto de vista de su cobertura, sin duda sus sotenedores pueden estar más que satisfechos. En los próximos siete años ya tendrán cifras de cinco dígitos y estaremos hablando de cientos de miles de chilenos y chilenas internos.
En términos de su curriculum, sin lugar a dudas que los recintos carcelarios chilenos son altamente exitosos. La eficacia de su curriculum, medida en reincidencias, reporta cifras de entre un 50 y un 60% de éxito. Respecto de lo que se aprende, los reportes periodísticos de los últimos días señalan que despúes de que los guardias cierran puertas en la noche se producen violaciones y diversas clases de abusos físicos, consumo de drogas y alcohol, violencia entre grupos e individuos. Durante el día, ocio. El hacinamiento, la mugre, las orines y la mierda, la esacasa ventilación, y el estado de las instalaciones, son el mejor escenario para los aprendizajes nocturnos. Adicionalmente se recuerda constantemente a los internos que la nuestra es una sociedad de mercado y que con dinero, pueden comprar todo lo que apetezcan, mediante eficientes sistemas de importaciones basados en la corrupción.
Asimismo, también los internos refuerzan sus aprendizajes de las jerarquías sociales: aprenden que las elites están conformadas por los que más ganan (los narcotraficantes) y que el resto se va ordenando por nivel de peligrosidad y recursos, y que la pertenencia a una horda (carreta, cuadrilla) es indispensable como garantía de defensa.
El sistema les enseña que hay tres Chile. El de los "giles", que se dicen honrados y que forman el ancho mundo de las presas o víctimas; el de la fuerza que los oprime y castiga (jueces, fiscales, policías y gendarmes); y el de ellos mismos, en constante crecimiento.
Si el objetivo de este sistema es castigar, los mejores educadores son los propios internos. El sistema hace realidad el hecho de que "el hombre es el lobo del hombre" y que solo su capacidad de ejercer fuerza y violencia impedirá que sea escalvizado, victimizado, convertido en presa. Si, como dice Humberto Maturana, los seres humanos llegamos a ser tales gracias a un largo proceso evolutivo en el que paulatinamente el otro se convitió en un "legítimo otro en la convivencia", las cárceles chilenas son un proceso involutivo de 1,2 millones de años. Con ese aprendizaje, salen los internos de las cárceles. Y gracias al consumo de drogas y al narcotráfico, es cada día más fácil encontrar víctimas y nuevos discípulos. Ciudad Juárez, en México, no es el desastre. Puede ser el futuro.
Los sostenedores de este sistema pueden estar muy satisfechos. Don Sata (o quien quiera que lo creó y lo sostiene) debe estar frotándose las manos.
———————————
Foto: Otis B Driftwood / Licencia CC
Comentarios
20 de diciembre
Buena (e indesmentible) reflexión: nuestras cárceles son el sistema educativo con la más alta tasa de éxito en el país.
0
20 de diciembre
Me gustó mucho tu columna Alfredo. Es abrumador ver como cabamos nuestra propia tumba al generar una sociedad tan fragmentada. Estos días he visto las noticias en TVN donde hablan de sitios turísticos, de planificaciones de grandes bodas, de los regalos preferidos para esta navidad: todas noticias a las cuales la mayoría de los chilenos no pueden acceder. Los medios nos construyen un mundo de cartón piedra e impulsan al incauto espectador a querer «ser parte de» algo que no necesariamente le producirá felicidad. En ese escenario tan hostil no es raro pensar que mucha gente busque «atajos» y comiencen a llenarlas «aulas» de las «escuelas» que usted nos muestra.
¿Cómo cresta se es pobre en una sociedad que solo pareciera estar hecha para ricos?
¿Cómo se puede llegar a ser rico cuando uno nació con la maldición de la pobreza? Sus escuelas son sin duda una alternativa en este mundo donde el consumo nos ofrece pasaporte expreso a una felicidad frágil y efímera.
Tenemos mucho por hacer para dar vuelta esta tortilla.
20 de mayo
Alfredo:
Aunque muy breve, muy sustancioso texto. La realidad sigue siendo la misma, y creo que en mucho tiempo no cambiará, al margen de que haya ciudadanos en pos de hacerla cambiar. Los sistemas son los sistemas y acarrean las masas, aunque éstas sean voluminosas.
En el Sistema Mexicano se hace lo propio, pero hay en particular un subsistema educativo que se está aventurando a llevar educación media escolarizada a las cárceles: es el CECyTED, en Dgo. Ojal y me puedas enviar un mensaje, ya que me interesaría discutir ampliamente contigo estos temas.
Felicidades!!!
0