Abstraer la justicia de la política resulta cuando menos una idea aberrante. Si consideramos la política como la actividad tendiente hacia la consecución del bien de las sociedades humanas y dejamos la justicia de lado por ser “inapropiada”, entonces estamos hablando de un ideal vil y abyecto, que no creo sea en absoluto inspiración y motor de los movimientos sociales que vemos.
A propósito de la marcha estudiantil realizada en Santiago el 11 de Abril (las del resto del país no le importan a nadie, según se desprende de la cobertura mediática), don Eugenio Tironi fue entrevistado en el programa Resumen Ejecutivo de CNN Chile donde analizó brevemente el movimiento estudiantil.
Afirma Tironi que “la política no es el reino de la razón, no es el reino de la justicia, no es el reino de los expertos en políticas públicas, no es nada de eso”. Le encuentro absoluta razón si se estaba refiriendo a nuestra política, a la chilena, aquella en que impera la sinrazón y el sinsentido, la que ha cambiado la justicia por las leyes, aquella que es el reino de los inexpertos en todo, excepto en componendas propias de trabajadores mediocres ocupados en preservar sus empleos.
En el debate que se produce a diario en las redes sociales se puede advertir claramente la confusión que existe entre la política y los políticos pues, tal como afirma el filósofo español Fernando Savater, “política es una palabra a la que atribuimos tantos significados que cuesta ya definirla”. Estamos confundiendo la política con los indeseables personajes que hoy la ejercen. De allí que concuerde con Tironi en que en nuestra política no prima la razón ni la justicia y, además, carece de expertise, como de tantas otras virtudes para no exagerar y decir todas. Tal es el desencanto de la juventud y comparto conellos la arcada que les produce.
Pero esta noción de la política no tiene nada que ver con el invento griego.
Tironi afirma además que “así como en los negocios hablar de justicia es inapropiado, en política hablar de justicia es inapropiado”. De lo primero pocas dudas caben; es inapropiado para nuestra clase empresarial tener en consideración la justicia a la hora de maximizar utilidades, sobre todo si esta no es una partida de los Estados de Resultados. Injusto es que se vean obligados a pagar impuestos, pero ese es otro tema.
Sin embargo, abstraer la justicia de la política resulta cuando menos una idea aberrante. Si consideramos la política como la actividad tendiente hacia la consecución del bien de las sociedades humanas y dejamos la justicia de lado por ser “inapropiada”, entonces estamos hablando de un ideal vil y abyecto, que no creo sea en absoluto inspiración y motor de los movimientos sociales que vemos. (Y tampoco creo que haya sido lo que Tironi quiso decir).
Volviendo al título de este artículo, dijo Eugenio Tironi que los jóvenes quieren “algo nuevo, esta generación tiene que hacerse un lado, esta generación por razones biológicas ha ido perdiendo su capacidad para soñar, para pensar que es posible que haya un mundo distinto al que ella misma creó con tanto esfuerzo”. Comprendo que su lucha de tantos años le deba tener fatigado pero, en lo que a mí respecta, a mis 57 años, esta pelea me entusiasma, me vigoriza y no veo razón alguna para “hacerme un lado”. Todo lo contrario, creo que no hay mejor momento que este para ser partícipe.
Si nuestra generación sigue el consejo de Tironi, en vez de haber conseguido en los afanes de la vida el ideal de llegar al fondo de las cosas se habrá ido apique en la desidia, cometiendo la imprudencia de retirarse indignamente a su poltrona para refocilarse en el deber ciudadano supuestamente cumplido. No se da paso a las nuevas generaciones, como se acostumbra llamar a los jóvenes, abandonándolos en el Estado que propiciamos para ellos. Lo mínimo es acompañarlos, soñar con ellos.
Desconozco las fuentes de Tironi para señalar que he perdido mi capacidad de soñar por “razones biológicas”; debo estar enfermo ya que sigo soñando con un mundo, si no distinto, mejor del que he vivido hasta ahora.
No sueño con una educación gratuita ya que eso es un tema estructural y habrá que modificar las bases de nuestro Estado que permitieron llegar a la barbarie quetodos conocemos. Creo que hay mucha gente soñando y actuando para ello. Yo sueño y busco una vida buena, sueño con una educación buena, destinada a la formación de ciudadanos y no la fábrica de embutidos que tenemos hoy, impelidos a la producción y obtención de bienes, uniformados e instruidos para desfilar como un ejército detrás del éxito y aterrorizados de fracasar en la vida, sin saber qué significa exactamente ni lo uno ni lo otro. Sueño con la formación de seres conscientes y capaces de afrontar las grandes preguntas de la filosofíasin esconder la cabeza, con personas que privilegien el conocer para afrontar el mundo y cuyas nociones básicas para tal fin le sean entregadas a la par, cuando menos, de la formación de destrezas productivas. Sueño con que primero seles ayude a ser personas, luego ciudadanos y, al final, el oficio.
El 23 de marzo el movimiento Revolución Democrática invitó al Taller de Formación de Participación Ciudadana. Algo se está haciendo y me resulta dramático y hasta vergonzoso ver que esto surgió de los propios jóvenes y no de la generación queTironi invita hoy a dar un paso al costado. Yo me quedo, creo que puedo ayudaren algo.
Reconozco que Tironi me dejó inquieto. Tal vez por “razones biológicas” ya no debería soñar. Quizá deba ir al médico antes de seguir escribiendo.
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