Con impotencia vemos que día a día, los medios de comunicación hablan de la “cuarentena total” de los nuevos contagiados y de lo grave de esta pandemia. Por Cuarentena Total, debería entenderse cuarentena nacional, pero, no. Sólo se habla de Santiago.
Es de nunca acabar el problema de la descentralización. Lo vivimos diariamente. El 18 de diciembre de 1987 se aprobó la ley que indica que la sede del Congreso Nacional tendría ubicación en Valparaíso. Uno de los hitos de la descentralización nacional. Pero, en efectos prácticos, es poco lo que cambia para los ciudadanos.
En estos tiempos se ha evidenciado que las alcaldías y los propios ediles son los que más conocen a sus pobladores. Los Senadores no, los Diputados no, menos los principales gobernantes del país. Ellos viven en sus burbujas, con sus buenos sueldos y su familia acomodada. Santiago, no es Chile.No sólo nos ataca esta pandemia en términos de salud, nos ataca obligándonos a mirar al lado, a mirar al frente, adelante y atrás de nosotros. Nos ataca enrostrando que en nuestro Chile hay una gran injusticia
En la Región de la Araucanía, existen un hacinamiento importante en los campamentos, cientos de personas no pueden cocinar sus alimentos, porque no los tienen. Muchos deben salir a trabajar, a vender, a buscarse la vida diariamente para dar comida a sus hijos. Cuántas mujeres solas, con hijos pequeños, que no tienen acceso ni al agua.
Nuestro amado Chile, lleno de desigualdades y Santiago, en el año 2020, sigue siendo Chile. La delincuencia ataca con su manto oscuro las noches de toque de queda. Una nebulosa mental cubre de incertidumbre a la población y nos sentimos en guerra. No estamos en guerra, pero, sentimos que no podemos abrir la puerta a nadie, que no podemos caminar tranquilos por las calles, que el contagio por COVID- 19 nos puede, en cualquier momento arrancar la vida.
El virus está afuera, a la vuelta de la esquina. Donde vamos está latente. El miedo se apodera de nosotros como si viviéramos los últimos días. Debemos dar tranquilidad y amor a nuestras familias. Las clases virtuales, son un gran avance, pero, por más lindas y amorosas que puedan resultar, marcan la diferencia.
Niños y niñas que pueden acceder a ellas y otros que no. Niños y niñas que pueden tener a sus padres en sus casas, apoyando su educación, informal, otros, simplemente no. Se abren las brechas, se descubre lo que por tiempo estuvo dormido.
La capacidad de ahorro en Chile, no existe para la mayoría de la población. El ciudadano común, si no tiene trabajo, no come. Muchos viven al día, el taxista, el colectivero, los vendedores. Tantas personas que deben reinventar su manera de abastecerse de lo necesario.
La huerta es una manera de poder cultivar lo que necesitamos, pero, qué huerta le pediremos que haga la familia promedio de seis personas, con allegados en sus casas, con pocos dormitorios y pocas camas… qué huerta van a hacer, si con suerte los escasos metros cuadrados en los cuales viven son para dar un par de pasos.
¿Cómo llegamos a esto? Tantos años de sacrificio para las personas que han pagado a duras penas sus casas, con el subsidio para la casa propia. Años de esfuerzo y pagos. Para vivir en el hacinamiento, para sobrevivir y no vivir…
El negociado del siglo son las AFP, que permiten que grupos inescrupulosos manipulen a su conveniencia el dinero de las personas y al jubilarse, no les alcanza ni para comer. Ahora, en el Senado de la República, entra el proyecto de ley para retirar un porcentaje de los fondos para solventar la crisis. Son los propios fondos de las personas, sus ahorros de años. Se necesita el dinero ahora. Ahora la familia debe pagar el arriendo, ahora la familia debe cubrir sus necesidades básicas. Ahora la familia debe comer.
Por años Chile ha vivido del plástico, de las tarjetas, del falso dinero, de la compra en cuotas, porque si no, no se tiene nada. El Pacto de Suspensión de Trabajo, para cobrar el Seguro de Cesantía, es a costa de los ahorros del propio trabajador. ¿Cuántos meses durará ese salvavidas? ¿Y luego que?
Muchas empresas ya quebraron y no tendrán para pagar a sus trabajadores. Menos las indemnizaciones por años de servicio. Estamos viviendo en medio de muertos, cada 40 minutos en Chile está muriendo alguien por Corona Virus.
No sólo nos ataca esta pandemia en términos de salud, nos ataca obligándonos a mirar al lado, a mirar al frente, adelante y atrás de nosotros. Nos ataca enrostrando que en nuestro Chile hay una gran injusticia. Hay personas en Chile, en el año 2020, pasando hambre.
¿De qué hablamos? ¿Será ésta la oportunidad para repensar nuestro Chile? ¿Será ésta la oportunidad de mejorar la manera en que hacemos las cosas? Claramente si.
La esperanza es lo último que se pierde, apoyemos los emprendimientos, apoyemos a las personas que se están reinventando y apostando por la independencia. Apoyemos con palabras y acciones, que todos y cada uno de nosotros podamos subsistir en esta dura etapa. Abracemos a la distancia, entreguemos cariño.
Por un Chile Justo, sigamos juntos adelante…
Comentarios
27 de mayo
Estimada Deborah, muy certero y dolorosamente real tu columna, hace un tiempo atrás hablaba con mis cercanos sobre el espiral de endeudamiento en el que estamos,lo comparé a la época en que nuestros mineros recibían su sueldo en fichas, que debían gastar en los negocios de los usureros patrones, circuló vicioso de pobreza. Así nos pilló el vivid 19 y no hizo otra cosa que desnudar un Sistema que tenía bajo el colchón escondida las reales situaciones de desigualdad y pobreza. Es lamentable que quienes debieran sostenernos en tiempos de pandemia, nos confinan a morir entre cuatro paredes y son nuestros niños los que sufren a diario esta aberrante situación mientras el estado mira sostener a los grandes los poderosos de siempre. ¿ Será que la ceguera de su ambición nos llevará a retroceder 100 años de lucha? ¿Lograremos revertir esta situación ? Solo espero ko sea demasiado tarde cuando como pueblo abramos lis ojos.
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27 de mayo
Muchas gracias por tus sensibles palabras Viviana.
Toda la razón con tu opinión.
Tal como tu dices, esperemos que no sea demasiado tarde para abrir los ojos.
La esperanza es lo último que se pierde.
28 de mayo
La esperanza es lo que nunca debemos perder.
Nunca es tarde para vivir por un hoy y un mañana mejor.
Muchas gracias por tus palabras, sin duda extrajiste toda la sensibilidad y el sentido del texto.
Déborah Jones
10 de junio
Hay un llamado humanista en sus letras, de esos que pocas veces se leen por aquí, normalmente leemos destilados de odio contra el gobierno, pero es verdad, yo siento que estamos fritos, un hijo mío acaba de perder su trabajo y esta pasándose películas de terror, ayudo la pandemia y por supuesto octubre. ¿Como llegamos a esto?, es para hacer una enciclopedia, pero en el aspecto delictivo, que en mi caso lo hemos sufrido en carne propia, pienso que desde que le cambiamos el nombre al delincuente y paso a ser un luchador social, protegidos igual que los copitos de nieve.
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11 de junio
Ciertamente escribo desde la humanidad, mostrando lo que veo y siento.
Es bueno que separemos la delincuencia y la lucha social.
Sin duda, va a existir gente que trate de confundirse.
Gracias por su comentario.