Por estos días, allende las ciudades, las jornadas se escurren, con pausa, como aquellos ríos que por los deltas buscan suavemente su ruta hasta el mar. Los elementos de la existencia se esparcen… que el frío, la nieve y la lluvia no están ahí para boicotear la salida outdoor de nadie: es vida que se abalanza desde el cielo para, cuando asome el calor, ir paulatinamente llenando los suelos de vida.
El ideal, con cinco meses de preñez, es que las pariciones arriben junto a la primavera, a principios de octubre: cuando el pasto brota y el frío comienza su retirada. Calendario en mano, amancebar carneros con ovejas debiera ser, entonces, en mayo. Pero siempre puede ocurrir que nazcan corderos en estas épocas. Alguna escapada a la que todos tenemos derecho quizás hubo por ahí.
Como en la mayoría de los mamíferos terrestres, el cordero se para en cuatro patas a los pocos minutos de salir de la matriz. La madre lo huele, escucha, observa, mientras retira los restos de placenta y material orgánico que lo cobijó durante la gestación.
Al no tener manos las hembras, como los primates, los lactantes son empujados desde el primer instante a pararse en sus cuatro patas si quieren sobrevivir. Las ubres son alcanzables en esos primeros días sólo si así lo hacen, de otra forma morirán de inanición o frío. Deben aprender a ponerse de pie, caminar y correr como si en ello se les fuera la vida. Literalmente.
No así nuestra especie. Más allá del chiste del poco agraciado niño que se debió aprender a caminar a la semana porque nadie lo quería tomar en brazos, lo cierto es que como individuos autónomos los recién nacidos humanos somos inútiles.
Los avances tecnológicos algo a ello han aportado. Y, si no ponemos atención, cada día lo seremos más.
En julio el diario español ABC tituló: “La nueva epidemia: menores de 3 años con retrasos en el lenguaje por criarse con pantallas”. El artículo explicaba que “un estudio de la Pediatric Academic Societies Meeting de 2017, realizado sobre una muestra de 900 niños, constató que dos de cada diez niños de entre seis meses y dos años pasaban una media de 28 minutos al día usando las pantallas y eso afectaba a su desarrollo del lenguaje. Por cada incremento de 30 minutos de tiempo con una pantalla móvil, los investigadores descubrieron un 49 por ciento más de riesgo de sufrir retrasos del lenguaje expresivo”.
La tecnología, como se sabe, no sólo nos permite transformar nuestro entorno. En particular la escritura, las cartas, la TV, los barcos, aviones, internet, submarinos, más todo todo lo que el ser humano ha creado para adaptarse y modificar lo que le rodea, han cambiado tanto nuestra percepción del tiempo y el espacio como nuestras capacidades para movernos en él. Algo de eso nos han legado múltiples autores de ciencia ficción como Isaac Asimov (saga Fundación, El sol desnudo), Ray Bradury (Crónicas marcianas, Fahrenheit 451), Arthur C. Clarke (2001: Una odisea del espacio, Las fuentes del paraíso), Philip K. Dick (Los tres estigmas de Palmer Eldritch, ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), que crearon mundos imposibles y formas de vida y paradigmas asociados a éstos.
Como ayer con la calculadora y el computador, hoy la inteligencia artificial se ha alzado como la gran muleta de la especie: tanto colectiva como individualmente. En los últimos años ha avanzado a niveles sólo vislumbrados por soñadores y fabulistas. Y seguirá en desarrollo.
Ya en un artículo previo comentaba cómo ésta permitirá, cada día más, profundizar la desconfianza en lo que vemos, leemos o escuchamos, por la imposibilidad de diferenciar lo cierto de lo falso percibido por nuestros sentidos. El problema no es menor: toda nuestra concepción de la realidad se basa en lo que nos han contado, en mitos que asumimos como verdaderos. ¿Y si ya nada es fiable? Gracias a las fake news, el rey desnudo hoy está vestido.
El desplazamiento de empleos descartables ante las nuevas capacidades de los sistemas tanto informáticos como automatizados comenzó hace mucho. Hace pocos días conversaba con un poblador que llevé de Coyhaique al Salto, quien vio cómo su trabajo de estafeta fue quedando obsoleto ante el comercio digital (facturas, cheques y documentos ya no requerían de un humano que los transportara).
Los inventos de la humanidad han significado grandes avances en múltiples ámbitos. Pero así como el cloro ha salvado muchas vidas, la extremación de su uso ha aniquilado biodiversidad
Lo dijo en febrero de este año Volker Türk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “Estoy sumamente preocupado por el daño potencial que suponen los recientes avances en inteligencia artificial. La actividad humana, la dignidad humana y todos los derechos humanos se encuentran en grave peligro. Este es un llamamiento urgente tanto para empresas como gobiernos para que desarrollen con prontitud protecciones efectivas las cuales son de urgente necesidad”.
Volvamos al origen.
Las potencialidades de ChatGPT son casi infinitas: traducir, mejorar la redacción textos, hacer cálculos matemáticos, buscar información y un sinfín de otras posibilidades. Muchas de estas acciones son repetitivas, no es problema utilizarlas cómo ayer usamos una rasqueta para cosechar mosqueta.
Pero como se sabe desde hace mucho, para que se desarrollen muchas capacidades -así como órganos- se requiere ejercitarlas. Hoy un riesgo que genera la IA es ir reemplazando la necesidad de reflexionar y pensar autónomamente de las personas.
Ya lo constató el estudio de la Pediatric Academic Societies Meeting. Lo sabemos incluso nosotros, cuando los caloyos (por estos lados también llamados chiporros) se paran por necesidad o, al contrario, aislados del piño por el rechazo de sus madres comienzan a pastar más tarde: carecen de ejemplos a los cuales imitar. Ya dicen que lo que no te mata te fortalece.
Los inventos de la humanidad han significado grandes avances en múltiples ámbitos. Pero así como el cloro ha salvado muchas vidas, la extremación de su uso ha aniquilado biodiversidad.
Es otro de los llamados ante la fiesta de la inteligencia artificial, que desde un sector es vista sólo como una oportunidad para hacer negocios. Un aviso al que, además de organizaciones como las Naciones Unidas, se han sumado científicos e investigadores de todo el planeta: “La sociedad ha hecho una pausa en otras tecnologías con efectos potencialmente catastróficos en la sociedad. Podemos hacerlo aquí. Disfrutemos de una larga pausa veraniega de la IA y no nos apresuremos a caer sin estar preparados” dijo en mayo un grupo multisectorial. Recordaron así el avance de la energía nuclear, que tuvo importantes regulaciones a partir del Tratado de No Proliferación Nuclear de 1970.
Sí, la tecnología ha significado cambios y mejoras importantes en nuestras sociedades. Sin embargo, hasta ahora ninguna ojiva nuclear, tractor, teléfono o cuchillo podía procrear nuevas ojivas nucleares, tractores, teléfonos o cuchillos. La inteligencia artificial tiene la capacidad de reproducirse, mutar y mejorarse, como ya lo hacen los virus informáticos.
He ahí un salto gigantesco para el cual es preciso irnos preparando.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad