El pasado lunes/6 el presidente de la Confederación Nacional Del Transporte De Carga (CNTC), Sergio Pérez, consideró una competencia desleal la propuesta del candidato presidencial Gabriel Boric de fortalecer el sistema ferroviario: «Nosotros queremos decir que no queremos privilegios, queremos una cancha pareja, pero no queremos que el Estado de Chile, con plata de todos los chilenos, vaya en ayuda de un sistema de transporte en competencia desleal con los camioneros de Chile», además se victimiza cuando dice: “lo que decimos es que nos dejen trabajar. Las verdaderas víctimas somos nosotros».
Para responder a estas expresiones podemos traer a colación una carta al diario El Mercurio del 01/noviembre/2018, titulada “Camioneros e impuesto al diésel” escrita por el exministro de Hacienda y excandidato presidencial Ignacio Briones junto al economista Claudio Agostini, en ella dicen lo siguiente: “La realidad es que en Chile el impuesto específico al diésel es uno de los más bajos de la OCDE, es 1/4 del que pagan las bencinas y, a su vez, es devuelto en un 80% a la inmensa mayoría de los camioneros. En simple, esto significa que si un usuario de bencina paga aproximadamente $300 por litro en impuesto específico, un camionero termina pagando $15 por litro. Si esto no es un privilegio, no sabemos qué podría serlo. Máxime cuando el impuesto específico al diésel, que se justifica por las externalidades negativas de contaminación y congestión, debiera ser mayor que el de las bencinas. Un camión contamina más y congestiona más que un automóvil.” Y en otra parte de dicha carta agrega: “Y si de privilegios se trata, no olvidemos, además, que la mayoría de los camioneros en Chile tributa por renta presunta, sistema anacrónico en el siglo XXI. Esto implica que, a diferencia de la mayoría del resto de los empresarios, terminan pagando poco y nada por las rentas que obtienen.”. Briones también afirma que esto es producto de una “pésima política pública que se arrastra por años anclada en el miedo al chantaje de los camioneros”.Después de todo lo expuesto podemos evidenciar lo necesario y urgente que es recuperar el tren y que vuelva a ser la columna vertebral del transporte de carga y pasajeros a nivel nacional.
Para conocer los riesgos del chantaje, pensemos en lo ocurrido a mediados de este año con los camioneros bolivianos, quienes bloquearon las carreteras protestando por la reactivación del tren de Arica a la Paz, afirmando que esto ponía en riesgo su fuente laboral. Este chantaje hizo que el gobierno boliviano accediera y declarara que era solo un plan piloto. Esperemos que esto no ocurra en nuestro país, el Estado no puede estar controlado ni ser atemorizado por quienes presiden una actividad económica, por muy importante que esta sea.
Para entender los orígenes de los privilegios que tienen los camioneros debemos ir a los años 1972/1973, cuando los empresarios dueños de camiones organizan un paro nacional, que por lo prolongado terminó desestabilizando el gobierno al causar un grave desabastecimiento a nivel nacional, que finalizó con el golpe de estado que derrocó al presidente Salvador Allende.
Hoy, sabemos que dicho paro recibió apoyo y financiamiento de gremios empresariales y como lo evidencian archivos desclasificados de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA), también obtuvo financiamiento de la CIA, que conspiraba, por instrucciones del presidente de la época Richard Nixon y su secretario de Estado Henry Kissinger, con el objetivo era hacer caer el gobierno de la Unidad Popular, para ello impulsaban situaciones que provocaran el malestar generalizado de la ciudadanía hacia el gobierno, algo que finalmente se cumplió.
En los años que siguieron al golpe de estado, la dictadura hizo que el sistema ferroviario fuera paulatinamente abandonado y desmantelado, al mismo tiempo se fortaleció el transporte camionero y nacen también las carreteras concesionadas.
Dejando claro los hechos que permitieron las prerrogativas de las que goza este sector del transporte. Es necesario aclarar que quienes defendemos el tren no lo hacemos por nostalgia o por algún tipo de venganza. La razón principal son los beneficios que ofrece el transporte ferroviario, al ser más seguro, cómodo, económico, con mayor capacidad de transporte y favorecer la equidad social y por último, deben existir alternativas de transporte, no es aconsejable tener todos los huevos en una sola canasta.
Otro factor sumamente importante, dada la emergencia climática que sufre el planeta, es tener presente que el tren es un medio de transporte ecológico y poco contaminante, todo lo contrario del camión que es altamente contaminante y agreguemos el tema del espacio, ya que una vía doble de ferrocarril tiene igual capacidad que una carretera de 16 pistas.
El mejor ejemplo es Santiago, el Metro nos trajo grandes beneficios, partiendo por llevarnos a cualquier lugar de la ciudad de forma rápida, al mismo tiempo, disminuyó la congestión vial, la contaminación y la accidentalidad. Solo imaginen esa gran cantidad de pasajeros siendo transportados en superficie por el Transantiago. Al potenciar el tren, es hacer lo mismo, pero a nivel nacional.
Después de todo lo expuesto podemos evidenciar lo necesario y urgente que es recuperar el tren y que vuelva a ser la columna vertebral del transporte de carga y pasajeros a nivel nacional. Incluso, nos sirve para disfrutar de unas vacaciones más relajadas, durante un tiempo existió el auto-tren, en el podíamos viajar cómodamente a nuestros destinos evitando el cansancio y las molestias de un largo viaje conduciendo un auto.
Obviamente y tal como lo expresó Pedro Pablo Errázuriz, presidente de la Empresa de Ferrocarriles del Estado (EFE), ambos medios de transporte deben trabajar complementándose en un sistema intermodal.
En conclusión, recuperar el tren es una necesidad nacional si pretendemos tener un país más inclusivo, justo y menos vulnerable.
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