La demanda por cambios y por una nueva expresión política en el país debe, necesariamente, ir acompañada de nuevos liderazgos. Durante el transcurso de este año los partidos de centroizquierda tendrán la oportunidad de debatir sobre el rol a jugar en este nuevo ciclo político, tanto en el ámbito de las propuestas programáticas como en los liderazgos a posicionar para recuperar el respaldo ciudadano perdido.
Las dirigencias de estos partidos estan obligadas a construir un proyecto de largo alcance, como también de generar liderazgos alternativos con cualidades competitivas. Las colectividades que no asuman esta tarea y se mantengan prisioneros o meros espectadores de las encuestas de popularidad, se trasformarán en instancias irrelevantes del imprescindible quehacer de renovar la política chilena.
Los sectores progresistas no pueden abdicar, primero, de participar muy activamente en definir una propuesta política en el contexto del Chile actual y, segundo, de visibilizar otras alternativas en el proceso de recambio de liderazgos. Abrir las puertas y ventanas a la generación de recambio es una materia que no se puede seguir ignorando o poniendo bajo la alfombra. Hoy es tan importante ampliar el abanico de liderazgos de la oposición como lo es la propuesta programática.
La movilidad de liderazgos y la renovación de ideas enriquece y expandirá la influencia del progresismo en la sociedad chilena. Además incentiva la reflexión para elaborar propuestas potentes y sólidas para convocar al mundo joven y aquellos que se sienten distanciados del sistema político. Aceptar el determinismo de aquellos que predican y pretenden mantener sus cuotas de poder y postulan que el destino ya está dibujado, sólo ayuda e incrementa el adormecimiento democrático, con el riesgo de agravar la visión crítica que tienen los ciudadanos de las instituciones y partidos políticos como entes concebidos exclusivamente para mantener el actual estado de cosas.
El razonamiento de que, en las actuales circunstancias, ignorar las encuestas es electoralmente inconveniente, es un argumento que no interpreta los tiempos que estamos viviendo. La ciudadanía espera que la oposición desencadene un proceso de cambios, tanto en propuestas políticas como en nuevos liderazgos. La perpetuación de ciertos rostros congela la renovación de ideas y permite que sigan perdurando al interior de los partidos de centroizquierda prácticas que inhiben la participación de las nuevas generaciones. Es urgente que se asuma que la renovación de rostros en la oposición es un plus; por tanto, potencia y fortalece a la misma y no la debilita como algunos nostalgicos lo señalan. Quienes así lo plantean estan asumiendo una postura conservadora que sólo pretende pauperizar a la oposición de nuevos rostros. Esas personas deberían aprender de la estrategia que está implementando el Partido Comunista chileno- considerado por algunos como "conservador- el cual ha sentado las bases para proyectar a la generación de recambio. Es por eso que tiene lógica preguntarse si los oponentes a la emergencia de nuevos liderazgos en la centroizquierda tienen como misión contener, diluir y extinguir cualquier cambio que altere el status quo.
Los partidos de centroizquierda que aspiren a tener relevancia y protagonismo en este nuevo ciclo político tienen la obligación de proceder en forma congruente con su proyecto de largo plazo, lo que implica competir y levantar candidato propio en las próximas primarias prersidenciales de la oposición, renunciando a priorizar compensaciones por eventuales cargos de poder, lo que, comprensiblemente, se interpretaria negativamente por la opinión pública.
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