Nobleza obliga a reconocer que el compañero Diputado Marcelo Díaz ha presentado en lo que va de su candidatura un conjunto de ideas de reforma para el Partido Socialista de gran ambición y profundidad. Mi sensación es que la candidatura del compañero Álvaro Elizalde, por otro lado, reúne virtudes humanas, talento para la gestión política y capacidades institucionales que le harían un gran servicio al partido de ser él presidente (además creo que nos serviría para foguear a una nueva figura en la arena pública). Me encantaría que estas dos opciones fueran una sola, ya que creo que se complementan. Desafortunadamente me veo obligado a optar. En fin, ya veremos. Todavía queda tiempo para la elección.
Quiero destacar especialmente tres puntos que tiene la propuesta de Marcelo que me parecen esenciales para convertir al PS en el espacio político que siempre hemos querido:
Primero, los derechos y deberes. La idea es que la participación en el PS debe estar basada en un conjunto de derechos y deberes, y no solamente en la inscripción en un padrón. Esto es muy importante, porque los socialistas creemos en las virtudes de la vida política colectiva (de ahí la importancia del título “compañero” en nuestro lenguaje) y, por ende, nada puede ser más lejano al ideal del socialista que un “militante cliente”. Quien es parte del PS debe tener alguna forma de participación cotidiana en lo colectivo (y a esa participación deben estar asociados los derechos políticos). Esto es un desafío, ya que esa participación debe poder tomar diferentes formas y debe poder hacerse de diferentes maneras.
Segundo, la adhesión política. La idea es reconocer que hay dos categorías de participación socialista: la militancia y al adhesión. Ambas deben ser reconocidas y deben generar diferentes niveles de derechos y deberes. Las organizaciones modernas reconocen el rol de lo gratuito como el primer paso en el reclutamiento de personas y ciudadanos. Lo gratuito en el caso de los partidos son formas “blandas” de militancia diseñadas para promover la participación política. A eso se le deben sumar sistemas de capacitación, fidelización y fomento que ayuden a los compañeros a transitar hacia formas de militancia “duras” con todos los derechos y deberes políticos que ello conlleva. Esto es un desafío de desarrollo institucional difícil, pero interesante.
Tercero, la cibermilitancia. La vocación de generar un espacio de derechos y deberes para la cibermilitancia. Es evidente para cualquier persona con un sentido mínimo de realidad que la forma inicial de militancia “blanda” o “gratis” del futuro es la cibermilitancia en que se participa de debates y causas en forma virtual. No se debe subestimar el poder de esta militancia, pero es importante entender que en el caso del PS debe siempre entenderse como un paso inicial y diseñarse de modo que promueva el paso de los cibermilitantes a formas de militancia más cotidianas, que involucren una vida política colectiva más intensa y un relación “cara-a-cara” con sus compañeros.
Estas son buenas ideas, que ojala se implementen. Quisiera aportar cuatro ideas freak adicionales para la reforma del PS.
Primero, la militancia de los lectores y pensadores. Los problemas de educación de la sociedad chilena se expresan en todas partes, incluyendo nuestro partido. Siempre fue parte de la vocación del PS el fomentar la alfabetización y la educación política entre las clases obreras. ¿Cómo se expresa eso hoy en día, cuando no hay “doctrina” que embutir en ninguna cabeza? ¿Cómo se expresa hoy, cuando formalmente todo Chile es alfabeto aunque no lo sea en términos funcionales? En mi opinión, el PS tiene que convertirse en el “partido de la lectura y de los libros” y para eso una de las formas de militancia blanda iniciales tiene que ser la formación de clubes de lectores a nivel masivo entre la militancia, con completa libertad temática, coordinados por nuestros intelectuales, académicos y profesores, que tenemos por kilos. ¿El objetivo? Subir los niveles de lectura y alfabetización funcional de nuestra militancia, además de sofisticar y complejizar la discusión política interna. Les aseguro que la rentabilidad política futura de esto sería enorme.
Segundo, la militancia de los tutores y mentores. En estos momentos se está jubilando la generación que vivió completito el ciclo histórico político chileno que va desde Allende a Bachelet. Algunos vivieron la resistencia a la dictadura, otros el exilio. Algunos fueron sindicalistas, otros dirigentes universitarios, otros militantes de base. Algunos lucharon por los derechos de género, otros por los derechos humanos, otros por los derechos económicos. Perder esa riqueza, esa sabiduría y esos conocimientos es un crimen. Propongo que el partido organice en forma masiva un sistema de tutoría y mentoría para jóvenes estudiantes socialistas de raigambre popular (escolares y universitarios). El objetivo de los tutores es ayudar a sacar adelante a estos jóvenes para que completen bien sus estudios, lleguen a las mejores universidades posibles y tengan éxito en ellas, aumenten sus niveles lectura y consumo cultural (sorry, no sé como decirlo en forma políticamente correcta), y se vuelvan intelectualmente complejos y sofisticados. Se trata de combatir la desigualdad del sistema escolar usando al PS como un colectivo solidario.
Tercero, la militancia de la acción social. El PS debiera ser un centro de recursos para los dirigentes sociales de todo tipo. En esto no debiera valer la militancia o adhesión. Simplemente: si existe una organización social que sea progresista en un sentido amplio, sus dirigentes debieran saber que el PS tiene recursos para ayudarlos. Para muchos militantes, la participación en el partido debiera consistir en apoyar estas causas: juntándoles recursos, dando apoyo profesional, voluntariando horas de trabajo… etc. Me imagino a esos centros de recursos organizados por áreas: trabajo, mujeres, gays, jóvenes, ambiente, indígenas, pymes… etc. Me los imagino poblados por abogados, psicólogos sociales, organizadores sociales con experiencia, expertos en marketing, educadores populares, expertos en gestión, voluntarios… etc. Me los imagino con una política generosa de puertas abiertas, avanzando causas socialistas aunque los grupos sociales que las empujen no sean dirigidos por militantes. Centros de recursos que avancen la acción social.
Cuarto, la militancia de la memoria y el honor. El partido tiene que ponerse a la vanguardia de un movimiento de rescate de la historia y los aportes de los luchadores sociales que ha tenido nuestra historia. Las cosas que se hemos logrado en Chile, por insuficientes que parezcan, no se deben a los grandes líderes sino predominantemente a los esfuerzos de militantes y luchadores sociales de base que luego son olvidados. Propongo que el Partido Socialista establezca un sitio web llamado Memoria Socialista (acabo de reservar el nombre por si acaso) en que se haga una Wikipedia de la memoria de los luchadores sociales. Un equipo grande de compañeros que sean periodistas e historiadores podría hacer el trabajo de recibir, verificar y documentar las historias, para luego prepararlas para publicación. Allí podríamos destacar a los luchadores sociales locales y populares que hicieron su aporte a la construcción de una sociedad donde lo colectivo y lo social es central. La construcción de esta enciclopedia de la memoria socialista podría ser una causa importante para revincular a nuestra gente y reconocer el aporte de luchadores de otras persuasiones políticas (democratacristianos, comunistas, liberales… etc.). Además de que ayudar en crearla, construirla y mantenerla podría ser una forma muy constructiva de militar.
Esas son mis cuatro ideas freak. Cuatro formas de militancia constructivas y modernas. Cuatro formas de militancia diseñadas para devolver al PS a lo que es su alma: la educación y concientización popular, la formación de cuadros, el fomento de la acción social y la mantención de la memoria de la lucha social; pero rediseñadas y adaptadas para el mundo actual. Una suerte de kinesiología para el alma socialista.
¿Qué les parece?
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