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El epitafio de la Concerta

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El acto conmemorativo del 5 de octubre celebrado ayer en la Caleta El Membrillo daba un poco de vergüenza ajena.  Esas sillas vacías, esos señores de corbata soltando globos  al cielo (que terminarán quizá en el tubo digestivo de algún delfín), son la prueba de que el quiebre de la Concertación con la ciudadanía va más allá de lo político y se adentra en los misterios de la estética, la retórica y la simbólica.  Me di el trabajo de encontrar y  leer el documento “Un nuevo pacto por la democracia” que suscribieron  los presidentes del PPD, la DC, el PR y el PS.  ¿En serio pensarían que veríamos en esa shopping list  un acto refundacional?

Es un ejercicio vano, pues pretende construir “el relato” (para usar una palabra de moda) sobre  una premisa forzada: la permanencia de la Concertación. En realidad, es precisamente eso lo  que es necesario cuestionar con más empeño: ¿Tiene sentido mantener viva la Concertación? ¿Por qué?  ¿Cuáles serían las alternativas?  ¿Pueden refundarla los mismos que formaron la primera? ¿Cuándo se justifica la eutanasia política?

Por suerte ayer mismo el Senador Escalona, nos conminó  a dejar atrás “el pesimismo, la autoflagelación, las pequeñas  y rencorosas pasadas de cuenta».  De lo contrario, algún  desubicado hubiese podido pensar que habría sido bueno suscribir este documento hace un año,  cuando todavía tenía sentido, en vez de hacerle bullying a los compañeritos de equipo.  

Los partidos comprometen acuerdos para retomar “reformas pendientes”. Pero en realidad más que reformas pendientes -es decir postergadas por falta de votos, de tiempo o de recursos- sería bueno reconocer que lo que hay son reformas que no se hicieron porque una parte importante de la coalición no creía en ellas. Porque implicaba compartir poder (descentralización), pasar por estatistas (reforma tributaria),  agraviar benefactores (reforma laboral), atentar contra la raíz cristiana de la patria (derechos sexuales y reproductivos) amenazar la sacrosanta  unidad de la Nación (autonomía mapuche), meterse en aventuras que  demoran una generación en rentar electoralmente (reforma educativa), poner en peligro los cacicazgos locales (reforma binominal). Etcétera.

Anuncian que definirán a sus candidatos a todos los cargos de representación popular a través de primarias abiertas y vinculantes. ¿Esperarán que los postulemos al Premio Nobel de la democracia? ¿No es acaso lo mínimo razonable (y lo más astuto electoralmente hablando)? Sintomáticamente, el mismo día, el Partido Radical anuncia que en virtud de la unidad  no habrá competencia para la mesa del partido. ¿Le suena?  

Se proclaman los estandartes  del progresismo, y paralelamente uno de sus prohombres y representante ante el CNTV (Genaro Arriagada) concurre con su voto a la presentación de cargos contra un programa humorístico “hereje”.  Expresan su voluntad de fundirse con los nuevos movimientos ciudadanos, pero llegan semanas tarde a todas las expresiones públicas de esos movimientos. Sin ir más lejos, sus parlamentarios apoyaron  hace una semana que las reuniones y discusiones de las comisiones sean secretas, por lo que esos movimientos ciudadanos no podrán hacer seguimiento a sus reivindicaciones.

Dicen que son los demócratas, los que “lucharon por la libertad de Chile”.  Pésima elección del tiempo verbal. Nos da a entender que esto es un nuevo pacto accionario entre los sobrevivientes del plebiscito, pero no un recambio de accionistas. Si se buscaba expresar un cambio de liderazgo, habría sido más consistente una funa a las comilonas del grupo München.  

Un texto de este tipo es tan elocuente por lo que dice como por lo que calla. Acá no se lee la palabra “autocrítica”. No se dice “la cagamos, fuimos indignos y no merecíamos ganar”. Quizá hubiese bastado con eso. Nos habría ahorrado el palabreo que termina siendo una mala versión de ese poema kitsch de Borges (“Instantes”).  Algo lindo para poner en un epitafio.

@floro_ceballos

 

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esilvau

esilvau

Floro absolutamente de acuerdo. Es muy lastimoso escuchar los personeros de la Concertación cantando glorias pasadas, un 5 de octubre que veo tan lejano, tan significativo pero tan distante en tiempo y espacio. Me cuesta escucharlos y asociarlos con el dolor de tripas y alegría que sentimos en aquel entonces.

Al paso que vamos es un hecho: el ave Fénix no saldrá de las cenizas, está condenado a no resucitar.

fatimao

Totalmente de acuerdo, dan vergüenza los pobres.
Sólo apunto que desde mi óptica, la concerta está muerta desde hace por lo menos 5 años, desde que empezaron a llamar «díscolos» a quienes no se cuadraban para votar todos igualito como niños obedientes… ¿eso es democracia?
La última elección presidencial no la ganó la concerta, la ganó Michelle Bachelet. Pero la concerta ya hace años que andaba des-concertada, tratado de sostener frente al público que estaba unida, pero todos enfrentados en los camarines.
Hace falta que TODOS LOS PARTIDOS se abran al rol de la ciudadanía, piensen desde las bases, no tomen decisiones solos, y fundamentalmente ESCUCHEN. Somos muchos los que tenemos cosas que decir.

@fatimaoeyen

ciudadana-k

Toda la razón.
De hecho l@s únic@s que cambiarán, transformarán a la Concertación, son l@s ciudadan@s.
Escucharl@s, bien. Pero tiene más corazón y razón integrarl@s, pues es ahí donde efectivamente se siente el pulso del desarrollo. Ahí están los ideales de vida.
La pregunta es: ¿dejarán l@s polític@s de lado el ego, y se dejarán guiar y seducir por otras inteligencias?. ¿Serán progresistas?

luis

Cual es el problema? por que no se puede opinar?