En su famosa novela corta de 1843 A Christmas Carol, el escritor británico Charles Dickens nos presentaba al avaro Ebenezer Scrooge, quien no celebraba la Navidad a causa de su solitaria vida, odio por los pobres y adicción a los negocios. Scrooge, a quien el dinero le importaba mucho más que los sentimientos del prójimo, es atormentado una noche por cuatro fantasmas que le urgen cambiar su actitud de cara a la celebración de tan trascendente fiesta en que se comparten buenos deseos y un renacer espiritual más allá de los regalos materiales.
La incierta situación actual de la derecha de cara a las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales de fines de este año se asemeja de forma notable a este clásico de la literatura mundial, llevado al cine en innumerables ocasiones ya.
Pablo Longueira esta semana se ha bajado de su carrera presidencial, dejando incierto el panorama para su sector político en todo ámbito. Longueira, quien ya había manifestado en una oportunidad su capacidad para mantener diálogo con el fallecido Jaime Guzmán, ha sufrido un colapso político evidente, que tiene una raíz síquica de la que se ha guardado hermetismo hasta hoy.
En esa noche de víspera de Navidad de 1843, a Ebenezer Scrooge se le aparece primero el doliente espectro de su fallecido socio de negocios Jacob Marley. Marley, quien en vida fue un usurero acaparador de la peor calaña, está condenado a portar pesadas cadenas cerradas con candados por el resto de la eternidad tras fallecer siete años atrás (para efectos de esta comparación, en 2006 se produjo el deceso de Augusto Pinochet). Jacob Marley le comenta a Scrooge que está condenado a vagar por la tierra porque maltrató a los pobres económicamente durante toda su vida; y le advierte a su ex socio que él mismo puede sufrir el mismo destino. Marley se despide de Scrooge asegurándole que tres fantasmas más lo visitarán esa noche.
Haciendo un paralelo con el affaire Longueira y la deplorable situación contemporánea de la derecha chilena, Marley representa tanto a “Daniel López” – el alter ego financieramente corrupto de Augusto Pinochet, póstumamente condenado por la memoria histórica reciente a propósito del caso Riggs – como a la derecha tecnocrática que se enriqueció a su alero durante los ochenta en el país.
Es durante esos años que Pablo Longueira se da a conocer a la opinión pública: en 1986, el hoy ex abanderado presidencial de la UDI acompañó a agentes de la CNI a brindarle una particularmente violenta recepción al senador Ted Kennedy a su llegada al país. Lo que comenzó como una manifestación política se convirtió luego en un bochornoso incidente cuasi terrorista, donde la comitiva de autos fue atacada primitivamente con palos y piedras, salvando ilesos de ser linchados los DC Gabriel Valdés Subercaseaux y Mariano Fernández. Este fue el primero de muchos incidentes donde Longueira se vería involucrado activamente en los hechos más vergonzosos de la derecha en los últimos 30 años.
El segundo fantasma que visita a Ebenezer Scrooge esa noche es el Fantasma de la Navidad Pasada. Se trata de un espectral anciano de largas y radiantes túnicas blancas, quien lleva de paseo a Scrooge por los momentos más tristes y vergonzosos de su pasado: a saber, cuando pasaba solo en un frío internado durante las navidades de su infancia, y al día en que fue abandonado por su única novia en la vida. Es durante este momento cuando vemos a Scrooge obsesionarse cada vez más con su fortuna, y la semilla de su odio visceral por la celebración de esta magna fiesta.
El Fantasma de la Navidad Pasada para el caso que nos convoca representa al vergonzoso y feo espíritu de la derecha “farandulizada” durante los noventa y comienzos del siglo XXI en nuestro país. Mucho de estos flashbacks que la derecha quiere olvidar – al igual que Scrooge – incluyen por ejemplo, la ridícula y pobre en contenido campaña del SÍ a fines de la década anterior; el escándalo político del “Piñeragate” en 1993; el zamarreo matón de Moreira en contra de Schaulsohn en 1995; las violentas manifestaciones de pinochetistas frente a las embajadas británica y española durante la detención de su querido líder en Londres; la imagen de Pedro Sabat ofreciendo puños ordinariamente en 2002 a Luizo Vega en “El Termómetro” de Chilevisión; y más recientemente, al ex coronel y también alcalde Cristián Labbé organizando un homenaje al condenado Miguel Krasnoff en el Club Providencia (2011).
De la misma forma como Scrooge echa con enojo al Fantasma de la Navidad Pasada, son estos muchos sucesos absurdos, intolerantes y estéticamente feos los que la derecha quiere olvidar y hacer olvidar, con no poca molestia frente a la opinión pública.
Longueira no ha sido la excepción en estos episodios surrealistas que poco favor le han hecho a su conglomerado: fue a propósito del caso Spiniak en octubre de 2003, cuando selló para siempre su particular fama de nigromante desequilibrado al afirmar – al más puro estilo de Nicolás Maduro con respecto a Chávez – que mantenía conversaciones con su mentor político y amigo íntimo Jaime Guzmán Errázuriz, el cual le habría asegurado la inocencia de Jovino Novoa y Carlos Bombal en tan bullado caso.
El tercer espíritu que se le presenta a Scrooge esa noche es el Fantasma de la Navidad Presente. Éste corresponde a un sonriente y festivo gigante barbado vestido de verde, quien dice tener más de 1800 hermanos – o “socios”, para efectos de la comparación – y cuenta con la habilidad de cambiar de tamaño a voluntad. Este espíritu lleva a Scrooge a sobrevolar la ciudad donde vive, mostrándole por igual a ricos celebrando en familia suculentos festines en casas con calefacción, y a pobres mendigos sufriendo el frío, la soledad y el abandono más abyecto.
Esta es la derecha además que ha gobernado el país por primera vez de forma democrática en más de 40 años, teniendo a Longueira, Allamand y Golborne como ministros-presidenciables. Ninguno de los tres, por lo visto, fue capaz de sortear la horrible visión que les presentó el Fantasma de la Navidad Presente.
El viaje de esta tercera visita espectral termina cuando el Fantasma de la Navidad Presente le muestra a Scrooge dos horribles niños famélicos, llamados Ignorancia y Miseria. Ante el terror de Scrooge frente a tan macabra visión, el espíritu le advierte que sobre todo la Ignorancia será el germen de su perdición, antes de envejecer y desvanecerse en el aire.
Este fantasma representa la toma de consciencia por parte de la derecha que, si bien ha contribuido a asentar el exitoso modelo macroeconómico que mantiene a Chile frente a una cierta ventaja frente a sus vecinos en términos de bonanza y estabilidad, sigue fomentando una enorme ignorancia y miseria tanto física como espiritual en gran parte de nuestra población, fruto de sus acciones conjuntas con la Concertación a través del reparto binominal del poder.
Esta es la derecha además que ha gobernado el país por primera vez de forma democrática en más de 40 años, teniendo a Longueira, Allamand y Golborne como ministros-presidenciables. Ninguno de los tres, por lo visto, fue capaz de sortear la horrible visión que les presentó el Fantasma de la Navidad Presente.
El último espíritu que se le aparece a Scrooge es el más terrible y difuso de los tres anteriores: se trata del Fantasma de la Navidad Próxima, una enorme capa negra mortuoria a la que sólo se le asoma una esquelética mano, con la que apunta hacia el futuro. El personaje en cuestión no habla nada, pero Scrooge asiente su mensaje a través de preguntas que se hace a sí mismo, de forma retórica. El Fantasma de la Navidad próxima señala a Scrooge diferentes escenas del futuro, entre las que se incluye varios funerales de seres queridos, incluido el de Scrooge mismo, señalándole su tumba final abierta que le espera impaciente.
¿Es acaso este horrible fantasma mudo y decidor el que hizo a Longueira no sólo bajar de forma sorpresiva su candidatura, sino acusar por terceros un colapso mental catastrófico? ¿Qué tan aterradora fue la tumba política que le presentó a él y a sus correligionarios, que lo hizo dejar huérfano a su sector de cara a las presidenciales de fines de este año?
¿Se trata acaso de un macabro augurio que afectará a una derecha chilena muda, sin “pito ni flauta” que tocar en los próximos años ya sea en el Congreso o desde la Moneda? Y finalmente para redondear, ¿No representa el ataúd de Scrooge una caja de Pandora abierta, que evidencia los muchos problemas, divisiones y tribulaciones por venir para ese sector político, social y económico en los próximos años?
Sólo Longueira y un grupo muy cercano de allegados conoce en estos días los reales pormenores de tan oscura profecía. Está en veremos si son capaces de exorcizarlos de forma efectiva, o sucumbir para siempre en un silencioso y estéril nicho al fondo del «Patio de los Callados».
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Foto: «Scrooge» (United Artists, 1951) – dirigida por Brian Desmond Hurst.
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Edith López
brillante analogía,merece difundirla
ajonetto
Gracias Edith, va con su qué además para beneficio de difundir la lectura de los clásicos, habiendo tanta basura de consumo intelectual dando vuelta en kioskos y librerías.
Saludos
Marcelo
Que gran habilidad para convertir un tema de contingencia y de dificil digestion en algo que lei con gran placer. Concuerdo plenamente con Edith y lo comparti. Slds.
ajonetto
Upa, que bueno recibir este tipo de comentarios! Muchas gracias Marcelo, el placer de escribir también está a la hora de redactar estas notas.
Saludos
Horacio Alegria
Lejos una de as mejores analogías que he leeido o escuchado. Gracias.
ajonetto
Gracias Horacio, así dan ganas de seguir compartiendo ideas, para el beneficio de pensar Chile. Saludos
Oscar Encina
Incluso Scrooge cambio al enfrentarse con la miseria de ser en que se había convertido, la Udi es incapaz de tal cambio a pesar de los miles de fantasmas que los recuerdan su complicidad con la Navidad pasada que les trajo muchos regalos, o sea la dictadura.
Si Longueira tenía la capacidad de «escucha» muertos, Puede que no solo el fantasma de Guzmán le hablara a Longueira, también los degollados, fusilados y torturados lanzados al mar le revelaban verdades, y entonces Longueira se depremió, al darse cuenta como Scrooge que era sostén de un lúgubre pasado sin futuro. Genial descripción y que calza perfectamente con lo que está sucediendo con la derecha toda UDiRn.
ajonetto
Efectivamente Oscar, hay varios otros puntos más oscuros y tristes que sostienen este terror de la derecha actual, saludos
elias sanchez torres
jajajajaja nuy buena analogía , bien, me gusto
ajonetto
Gracias Elías, que bueno además que te sacó una risa, no todo lo grave debe carecer de sentido del humor también, saludos!
ajonetto
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