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Duopolio mediático: decanos de la parcialidad

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El duopolio comunicacional en Chile (El Mercurio S.A.P. y COPESA S.A.) ha instalado una suerte de autocracia informativa repleta de intolerancia ideológica y política y que supone una libertad de expresión anormalizada al eclipsar la pluralidad de líneas editoriales. Esta monopolización informativa lacera en buena medida el debate fuera de las élites y, si no hay debate ciudadano masivo, no hay libertad de expresión plena y participativa como sí sucede en una democracia consolidada.

Este duopolio -que está vinculado a los intereses de la derecha y de los grandes empresarios- distribuye una influencia excesiva en lo que recibimos diariamente de los medios de comunicación. Y esto debería preocuparnos a todos por la expansión sin límites del pensamiento ultra conservador de la idea-única que difunde este duopolio, creando una democracia sin demócratas en los medios de comunicación.

Este poder de facto, con una estructura de mercado oligopolista, exacerba hasta el paroxismo una condición intrínsecamente contradictoria: crea la competencia imperfecta que viola uno de los postulados fundacionales del sistema democrático: la libre competencia y el derecho de la ciudadanía a la libre elección en los medios de comunicación.

Así pues, el impacto político de la monopolización periodística de la gran derecha-empresarial afecta la esencia misma de las libertades, de una información pluralista y diversificada; un derecho asegurado en los países que tienen una democracia consolidada. Este tratamiento único y masivo de la información y de las ideas ha creado los mecanismos para pervertir el valor de una prensa crítica e imparcial; como también ha perpetuado un modo de identificación y de acercamiento a la realidad del país, en todos los ámbitos, abrumadoramente parcial, anulando la libertad de expresión al crear una colonización política y cultural en beneficio de los intereses de la derecha-empresarial, dueños de este duopolio mediático, y que representan el 1,11% de los mega millonarios que se lleva el 57,7.%  del ingreso total del país  en detrimento del 98,8% de la población que recibe sólo el 42,3%. Un Poder con p mayúscula.

El llamado decano de este duopolio, el periódico El Mercurio, es su representante más genuino. Este decano del conservadurismo criollo, que levanta ampollas un día sí y el otra también con su línea editorial desbordada de la parcialidad más ruda y cruda, posee un soberbio y excedido historial de faltas a la verdad con cúspides antes, durante y después de la dictadura de Augusto Pinochet, silenciando y defendiendo en forma sistemática la violación de los derechos humanos más fundamentales. Estos antecedentes antidemocráticos y pavorosamente reñidos con la ética periodística, le otorga al decano de este duopolio una limitación insoportable: es un verdadero atentado a la libertad de expresión, a la conciencia cívica, democrática, pluralista, crítica e imparcial; y más aún: es un atentado a la ética periodística por estar marcado para siempre por su complicidad, por acción u omisión, en la violación de los derechos humanos, como el asesinato de periodistas durante la dictadura.

Este historial condujo a su perenne dueño, Agustín Edwards, miembro de una de las familias más poderosas del país, a ser expulsado en mayo de 2015 del Colegio de Periodistas de Chile por un fallo de su Tribunal de Ética después de que los documentos desclasificados de la CIA en EE.UU. mostraran la financiación y encubrimiento, pagado con una cascada de dólares, a El Mercurio en la operación de sedición que gestó e incubó el golpe de Estado en 1973.

Chile necesita urgentemente de más medios de comunicación que tengan una línea editorial crítica, y no por eso constructiva; que defiendan el bien común y no sólo intereses partidistas y/o corporativistas; medios de comunicación que siempre estén en la oposición, independiente de quien esté en el gobierno.

La marca periodística de este duopolio mediático y su historia de apoyo durante diecisiete años al gobierno de facto, es una verdadera cátedra de todo lo que no se debe hacer en periodismo ético, si se quiere tener credibilidad y legitimidad en la ciudadanía.  Pero este temerario historial, paradójicamente, no ha impedido que este duopolio mediático, con el decano a la cabeza, continúe en la primera línea periodística, sin apenas fisuras.

La amenaza a la democracia y a la libertad de expresión que produce en la sociedad este duopolio mediático, no es la línea editorial ultraconservadora con que nos abruma cada día, sino el gigantesco déficit de otras propuestas mediáticas con diversas líneas editoriales (casi) imposibles de materializar por el peso económico e influencia política de este duopolio. Esta realidad no hace más que poner de manifiesto un orden económico y social injusto y antidemocrático y es, en rigor, una coacción a la libertad de expresión.

Chile necesita urgentemente de más medios de comunicación que tengan una línea editorial crítica, y no por eso constructiva; que defiendan el bien común y no sólo intereses partidistas y/o corporativistas; medios de comunicación que siempre estén en la oposición, independientemente de quien esté en el gobierno. El proyecto de unidad de la prensa libre que se ha firmó hace algunos años, recoge la aspiración nacional de poder contar con este tipo de medios de comunicación.

Esta es la tarea urgente. Sólo así podremos calificarnos como una democracia con libertad real de expresión. Y sólo entonces seremos una democracia consolidada.

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2 Comentarios

jose-luis-silva

jose-luis-silva

Disculpe pero una cosa es quien es el dueño del micrófono y otra quien lo usa. Quizá van a censurar un reportaje contra isapres en un programa patrocinado por isapres o este tipo de cosas.

En mi experiencia personal, este es prácticamente el único portal ciudadano masivo donde la editorial permite que yo exprese mis ideas. Hasta en el de Cooperativa después de uno o dos comentarios me suprimen los siguientes durante un tiempo. Casi nadie publica mis opiniones porque sólo publican las de izquerda. Puede goglear mi nombre en tribunas como uchile y apareceràn marios comentarios, pero ninguno le aparecerà en la publicaciòn al pincharlos. Pongo la radio y fuera de la Agricultura no escucho nada en armonía con mis ideas, nada. Tampoco encuentro nada leíble fuera de El Mercurio. Nose porque esta eterna cuestión patológica de supuestos poderes empresariales opresores o algo asi. Tengo razones para decir que yo sí he vivido muy reprimido para expresarme, y he visto toda mi vida que la gente de izquerda habla lo que se le antoja. Hasta en lo que llaman dictadura militar tuvieron que hacer una noirma expresa para que no se nombrara al presidente, entonces en las publcaciones se hablaba sin nombrarlo: «el que iba a Filipinas y volviò» o cosas asi.

Se està viendo cada vez mas claramente como un paìs de gente tan limitada tuvo un parèntesis en su historia en que fué la estrella mas brillante: Gracias al presidente PInochet y mientras durò su herencia institucional y cultural.

Paola Cruz

Creó que para tener in periodismo de calidad falta el financiamiento. Supongo que al igual que yo cada vez menos personas leen los diarios o periódicos. Si quieres saber lo que realmente pasa en el país recurres a diversas fuentes en Internet. Además la escuela de periodismo y los periodistas en el respectivo medio escrito son los que redactan las supuestas mentiras, ellos faltan a la verdad, es su opción. Nadie los obliga. Así que parece que el problema es más profundo, que buscar a uno o dos culpables. Es producto de un sistema político económico social.