Diez parlamentarios del Partido Socialista, Partido por la Democracia, Partido Demócrata Cristiano y Renovación Nacional, encabezados por Jorge Burgos, presentaron un muy completo proyecto de ley para modificar el sistema binominal y para establecer un sistema proporcional adecuado a la realidad chilena. Todo sistema electoral tiene que reflejar la identidad de un país en lo que es su sistema político. Históricamente en Chile han existido siempre cuatro, cinco o seis grandes partidos o corrientes de opinión. Es natural entonces que siempre haya habido un sistema electoral para que estas corrientes de opinión puedan concursar democráticamente con sus personeros y determinar cuál es la fuerza de cada uno de ellos. Esto es lo que da legitimidad a un sistema electoral.
Con el sistema binominal establecido por la dictadura y que, tras 23 años de infructuosas negociaciones, ha sido imposible de cambiar hasta ahora, se ha producido una pérdida de legitimidad de aquellos a quienes se elige, porque, en definitiva, se elige a aquellos designados entre cuatro paredes por las respectivas directivas partidarias.
Es cierto, también, que después de 20 años muchos parlamentarios se han acomodado a este sistema, conocen su circunscripción electoral, a buena parte de sus electores. El principio de “el que tiene mantiene” ha permitido a muchos, en consecuencia, sucesivas reelecciones . Surge, luego, la suspicacia natural de que muchos no quieren cambiar el sistema, aunque públicamente deban decir que sí lo desean.
Por eso me parece tan importante el que estos diez parlamentarios hayan firmado este acuerdo. Varios de ellos me visitaron recientemente y acordamos iniciar una gran cruzada para decir #ChaoBinominal. Les invité a formar un grupo parlamentario transversal, tan amplio como sea posible, con los que se atrevan, con los que, al igual que ellos, estén disponibles para modificar el sistema. Que no se diga más, como ha dicho recientemente un ministro del presidente Piñera, que no hay ningún proyecto concreto. Aquí hay uno concreto, real y que no implica mayor gasto. Por lo tanto – y esto es importante – no se necesita el patrocinio del Ejecutivo para aprobarlo.
De igual manera, para aquellos que dicen “y por qué no lo hicieron antes” quisiera al menos decir que como Presidente planteé la necesidad de una reforma constitucional profunda en abril del año 2000, a menos de un mes de haber asumido la Presidencia de Chile. El No respecto del tema binominal y otros temas constitucionales de la UDI fue inmediato. Luego, en cuatro de los seis mensajes presidenciales, esto es, el discurso más importante que anualmente hace el Presidente de Chile, me referí concretamente a este tema exigiendo su modificación. Y hacia el final del período, inicié un nuevo esfuerzo para modificar y cambiar la Constitución y erradicar los enclaves autoritarios. Tuvimos éxito. Todos los enclaves autoritarios fueron erradicados: los senadores designados, los senadores vitalicios, la inamovilidad de los Comandantes en Jefe, que ahora pueden ser removidos por el Presidente de la República; la eliminación del Consejo de Seguridad Nacional, que queda sólo como un cuerpo meramente auxiliar de las tareas del Jefe del Estado, la forma de elegir el Tribunal Constitucional, etcétera. Lo que no pudimos cambiar fue el binominal. Por eso, uno de mis últimos actos fue mandar al parlamento un proyecto para eliminar el sistema binominal como un testimonio claro de mi voluntad política y de que había una tarea pendiente. En una discusión que tuvimos el año pasado con el ex ministro Hernán Büchi, él publicó un artículo diciendo que el presidente Lagos había sido un presidente de mucha fuerza y si hubiere querido lo habría conseguido. No es el caso. En democracia no se hace lo que un Presidente quiere, sino lo que aprueba el parlamento.
Me parece que ha llegado el momento, por tanto, de que hagamos una gran cruzada nacional para decir #ChaoBinominal, encabezada por los miembros del Parlamento que estén dispuestos a unir voluntades para poder cambiar y escuchar a la gente.
El binominal es un cáncer, porque aleja a la gente de sus representantes, sobrerrepresenta a algunos y deja sin representación a otros. Es una falsa elección entre dos opciones, y la gente no quiere elegir sólo entre dos opciones; la gente desea más opciones. Y no quiere que esas opciones estén digitadas por cúpulas partidistas. Es fundamental un sistema con varios candidatos para elegir y donde cada uno sea dueño de elegir al que lo interprete más. Pensamos que si se quiere cambiar la educación, la salud, el sistema de control ante el abuso de los grupos económicos, cambiar el binominal es la primera de las tareas. Es, como alguien ha dicho, “la madre de todas las batallas”. Hasta ahora, gracias al binominal, la derecha ha tenido veto no obstante haber sido minoría en Chile durante 20 años. Entramos en un nuevo ciclo político. El derecho a veto de un partido de la derecha debe terminar. Por eso decimos #ChaoBinominal.
Estoy seguro de que muchos ciudadanos chilenos, en particular los jóvenes, que han demostrado su valentía, estarán también en esta campaña junto a los parlamentarios que se atrevan. En definitiva, los que nos atrevemos seremos más en Chile y triunfaremos, como triunfamos recuperando la libertad. Bienvenidos todos los que se atreven a hacer un Chile más democrático y más legítimas las instituciones políticas.
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Foto: adrianalonso13
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