Partamos de la base de que yo voto, porque considero hipócrita opinar sobre política si no me hago parte del proceso. En la última elección, voté por ustedes. De hecho, lo hice en ambas ocasiones, pese a no ser fan número uno del personaje (entre nos, como periodista me choca su limitada oratoria y vocabulario, nada que hacer).
En fin, voté por ustedes, y lo hice porque creí en el plan propuesto y en las capacidades del señor Piñera y su equipo. Sobre todo, voté por ustedes porque creí en el profesionalismo con el que se manejaban como empresarios, docentes y empleados privados. Pensé que ese profesionalismo sería corregido y aumentado al momento de asumir un cargo del mundo público, porque ¿cómo no, verdad?, si es lo que corresponde.
Culpa mía, la verdad. Mi papá siempre me dijo que “el creique y el penseque son las causas del equivoque”.
Soy bastante poco política. Básicamente, porque no me seduce ninguno de los partidos políticos existentes, ni tampoco ninguna de las figuras políticas que pululan entre uno y otro. Es decir, no “milito” en ninguna parte.
Quizás la realidad televisiva me ha dejado mal acostumbrada. Así como, de niña, Disney me vendía la pescada acerca del príncipe azul, la televisión me hizo pensar, a través de 7 maravillosas temporadas de The West Wing, que el arte de la política era algo que, ejecutado por gente capacitada, profesional y de buen espíritu, era justamente eso: arte. ¡Las wifas!
Este sentimiento de malestar frente a su gestión, que llegó a su punto de ebullición luego del cagazo de proporciones asociado al nombramiento y consecuente renuncia de Echeverría como Ministro de Energía, me preocupa. ¿Qué será de mi voto llegado fines de 2013? Sé que falta mucho, pero si ustedes están pensando en eso, entonces yo también.
Yo tengo mis cosas claras: estoy a favor del divorcio, el libre mercado, la píldora del día después e Hidroaysén. Rechazo el aborto, la legalización de la marihuana, el Gobierno que todo lo regala, y el postnatal de 6 meses. No me molesta que los empresarios ganen plata haciendo las cosas bien, ni que a los más necesitados los apoyemos en la medida que ellos, primero que todo, se ayuden a sí mismos. ¿Derecha, izquierda, UDI o DC? La verdad, de todo un poco, pero al mismo tiempo, ninguno.
Ninguno porque, por sobre todo, estoy a favor de políticos consecuentes, inteligentes y profesionales, y hasta la fecha no he tenido el agrado de cruzarme con semejante ejemplar en ningún partido. Una persona que, además de tener los conocimientos técnicos y/o el manejo político (que al parecer es todo lo que importa), es serio, íntegro y, por sobre todo, apunta a sobrepasar expectativas evitando la mediocridad y la ineficiencia (dos de las características que más deploro en las personas). Así como van las cosas, voy a tener que votar nulo… y, de verdad, no hay nada que me moleste más que votar nulo. Eso es lo que me preocupa.
En un capítulo memorable de The West Wing, un padre de familia termina conversando, sin saberlo, con 2 de los asesores más importantes del Presidente Bartlet. Les dice que lamenta la caída de la Bolsa que, de un día para otro, se comió la mitad del fondo universitario que tenía para su hija. Su cita exacta fue “no busco que las cosas sean gratis, me gusta que sea difícil, hay un orgullo asociado al esfuerzo que como padre me significa enviar a mi hija a la Universidad. Pero desearía que fuera un poco más fácil, sólo un poco, sólo un poco”. Acto seguido, ambos profesionales de la Casa Blanca se ponen a trabajar en lo que sería una de las propuestas del ficticio presidente para la reelección.
Siguiendo el ejemplo, mi cita es la siguiente: entiendo que nadie es perfecto, por lo que no pido perfeccionismo. Hay una lección interesante al momento de aprender de los errores propios y ajenos. Pero sí pido, ¡por favor!, que la cortemos con la comedia de errores, las respuestas en el aire y la falta de estrategia y pulcritud. Así, llegado fines de 2013, será un poco, sólo un poco más fácil, definir quién se lleva mi voto poco-político-y-cargado-de-expectativas.
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Foto: Eduardo Frei / Licencia CC
terminus
¿Sin tendencia política?, dadas tus preferencias es innegable que eres de centro-derecha, en el sentido real del termino y no en la versión chilena del mismo (UDI, centro-derecha?, extrema derecha, en cualquier otro pais del mundo!). Seria bueno que la gente en este país no fuera tan pudorosa y no se hiciera pasar por apolico(a), a pesar que dado el estrecho mercado de partidos políticos disponibles no nos permita simpatizar con ninguno.