Hace algunas semanas surgió una fuerte controversia por la candidatura a diputado de Víctor Manuel Rebolledo (PPD), quien hace algunos años fue condenado por la justicia, por recibir varios millones de pesos en el mentado “caso coimas”. Rebolledo, quien postulaba por el Distrito 9, finalmente declinó su postulación, señalando que no estaba disponible para “el linchamiento público a mi trayectoria política”. En estos mismos días, hemos constatado que el ex diputado, Jaime Jiménez Villavicencio, también condenado por la justicia en el mismo caso, inscribió su candidatura a las elecciones de CORE en cupo independiente por la DC, el mismo Partido que lo expulsó de sus filas tras el escándalo, que significó uno de los episodios de mayor pérdida de confianza en la Concertación.
Sin existir las condenas anteriores, vemos con cierta sorpresa el retorno de Felipe Letelier (PS) como candidato a diputado por el Distrito 33, quien nos acostumbró a una serie de escándalos de crónica roja y de relaciones, al menos impropias, con empresarios condenados. Recordemos sus férreas defensas al plantero Carlos Filippi o a la peruana AeroContinente, perseguida por el Consejo de Defensa del Estado por los delitos de lavado de dineros, presumiblemente, vinculados al narcotráfico. Las sorpresas continúan con candidatos nuevos, como es el aspirante a diputado por el Distrito 34, Juan Díaz Menares (PR), quien, en su calidad de médico psiquiatra, fue sancionado por FONASA con su eliminación del registro de prestadores de salud por haber otorgado 111.000 días de licencia sólo en el año 2010, con un increíble 99% de diagnóstico por depresión. Este candidato, fue recientemente querellado por fraude por algunas Isapres, acusado de otorgar miles de licencias, incluso encontrándose en el extranjero.
¿Qué es lo que anima a los Partidos Políticos de la Nueva Mayoría, a admitir como candidatos a personas que le han provocado grave daño en imagen pública a la actividad política y al propio conglomerado? ¿No han entendido los líderes de los Partidos, que existe otro Chile, más exigente, escrutador y ansioso porque se rindan cuentas públicas?
A cualquier observador, ajeno a las redes del poder, le resulta incomprensible que los Partidos de la antigua Concertación, recurran a políticos que precisamente han alcanzado notoriedad por cruzar la delgada línea roja del prestigio y el honor. Son inentendibles las razones para que el conglomerado que aspira a recuperar el poder, finalmente le ofrezca al País candidatos que aportaron a su derrota electoral o que tendrán que dar incómodas explicaciones por sus actuaciones del pasado. Si bien resulta intolerable la candidatura de un condenado, para descartar a un candidato no es requisito que hubiese caído en la condena judicial. Esta situación, al menos, parece un desprecio a más del 95% de los chilenos que nunca siquiera han sido acusados judicialmente.
Los Partidos Políticos han expresado su preocupación por el descrédito de la actividad política, ¿no será tiempo que lo demuestren con rigor? Por último, ¿qué pensará Michelle, al respecto?
¿Qué es lo que anima a los Partidos Políticos de la Nueva Mayoría, a admitir como candidatos a personas que le han provocado grave daño en imagen pública a la actividad política y al propio conglomerado? ¿No han entendido los líderes de los Partidos, que existe otro Chile, más exigente, escrutador y ansioso porque se rindan cuentas públicas?
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Mario Galle
Buena crónica. Totalmente de acuerdo parece que el cambio tan cacareado no será real.
Mario Galle
Buena crónica. Totalmente de acuerdo; parece que el cambio tan cacareado no será real.
Mario Galle
Buena crónica. Tototalmente de acuerdo. Con esos candidatos y el gabinete económico neoliberal de Bachelet. los tan cacareados cambios nuevamente no serán.
Atentamente
Vicente Castro Anich
Los Partidos no pueden llevar candidatos que admiremos los chilenos? Parece que buscan desde donde botó la ola. ¡Los honrados somos mayoría! Para qué llevar a un corrupto!!!!!