Los cursos de agua como los esteros suelen atravesar nuestras ciudades sin que se les preste atención o se les de la importancia que merecen. Sin embargo, podrían convertirse en importantes aliados en la adaptación de las ciudades al cambio climático.
Los esteros fluyen naturalmente por nuestras ciudades sufriendo innumerables alteraciones en su curso producto de la acción humana como, por ejemplo: la instalación de gaviones que alteran sus riberas, el entubamiento en algunos tramos o, en otros, convertidos en microbasurales.
Todas estas intervenciones impiden que los esteros cumplan su rol natural dentro del ecosistema, como, por ejemplo: permitir procesar materia orgánica y capturar nitrógeno, facilitar el procesamiento de contaminantes y regular la temperatura y luminosidad (Zonas ribereñas: protección, restauración y contexto legal en Chile. Fabián Romero, Miguel Cozano, Rodrigo Gangas y Paulette Naulin. Revista Bosque).El cambio en la visión y uso de los esteros necesita de una importante respuesta por parte de las comunidades mejorando la resiliencia
Un adecuado manejo de estas zonas posibilitaría adaptar las ciudades de una mejor manera al cambio climático, aprovechando sus riberas para plantar árboles y flora nativa que permitan mitigar, en cierta medida, los gases de efecto invernadero que producen las ciudades. Además, permitirían establecer refugios para que cientos de especies de fauna nativa puedan refugiarse, estableciendo, a modo de ilustración, sitios de nidificación para cientos de aves. Incluso, se podrían aprovechar estos espacios para reforestar con especies altamente amenazadas en nuestro país, como el belloto del norte o el lúcumo silvestre.
Al establecer franjas con bosque nativo al interior de las ciudades que disminuyan el efecto de isla de calor urbano, permitiría mejorar el clima urbano, al menos, en los sectores aledaños a los esteros, reduciendo en un par de grados la intensidad del calor en estos sectores, como mínimo.
El cambio en la visión y uso de los esteros necesita de una importante respuesta por parte de las comunidades mejorando la resiliencia, modificando de esta manera el uso que los actores sociales, públicos y privados, hacen de estos espacios. Esto exige un trabajo mancomunado de revalorización de estos cursos de agua, transformándolos en biocorredores que recorran la ciudad. Para esto, Ministerios como el de Obras Públicas deberían detener el entubamiento e instalación de gaviones en dichos sectores, así como las inmobiliarias de buscar formas de construcción que no alteren el cauce natural de los esteros, prohibiendo dicha construcción si altera de manera grave el entorno del estero, y siempre con la participación de las comunidades locales.
Es en este contexto que, como Centro Cultural Arrayán hemos desarrollado hace más de un año y medio un proyecto de reforestación y restauración en la ribera del estero de Quilpué, en el sector de El Belloto. A diferencia de los proyectos basados solo en la reforestación, la restauración que buscamos aplicar va más allá, incluyendo el dejar espacio para los nidos de las especies de abejas encontradas en el sector, así como para la anidación de aves y en un futuro poder generar un hábitat ideal para los anfibios nativos del sector, en donde, según nuestro último catastro, es posible encontrar una gran cantidad de individuos de la especie sapito de cuatros ojos.
Sin embargo, esto no va a generar un cambio profundo en nuestra país, sino se eliminan los múltiples obstáculos que existen para que las organizaciones comunitarias puedan administrar estos sector en conjunto con los vecinos del sector.
Comentarios
22 de abril
Hola me gustaría saber mas información de como poder participar ya que soy amante de la naturaleza y si se puede aportar seria genial saludos
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