Desde mi punto de vista el problema no está si se lucra o no con la educación. El verdadero problema es causado por tener un modelo neoliberal al que no le gusta que lo regulen, un sistema que cree que el libre mercado lo puede controlar todo eficientemente y no son necesarios los fiscalizadores externos.
Pero la realidad de los abusos a todo nivel, tanto de la banca, del retail, las AFP, las isapres, colegios y universidades privadas, etc., demuestra que no es así. Más aun, ha creado una gran desigualdad y permitido que el poder y el dinero se concentre solo en unos pocos, y el resto de la ciudadanía o se ve impotente, al carecer de un sistema que le permita denunciar las injusticias y otros, que no son pocos, no tienen idea como abusan con ella.
Estos hechos solo muestran lo próximos que estamos de los animales salvajes, que viven en base a la ley del más fuerte. En nuestro caso los empresarios son los más fuertes, teniendo además gran influencia sobre la clase política, para que salgan leyes que los favorecen ampliamente y si se llega a legislar alguna tema que los pueda perjudicar, la ley no sale o si lo hace pasa a ser un simple saludo a la bandera por su poco poder.
Las pocas entidades que se crean para fiscalizar o son perros sin dientes, como el Sernac, o son entidades, como las distintas superintendencias, integradas por gente estrechamente ligada a los mismos que tienen que fiscalizar.
Como solucionar esto, teniendo muy claro que por ahora, el ser humano no puede vivir bajo un sistema de total libertad y desregulado, ya que invariablemente, si hay dinero y/o poder de por medio, nos lleva a vivir bajo el imperio de la ley del más fuerte.
Necesitamos entidades fiscalizadoras fuertes, con funcionarios honrados y bien pagados para que no acepten coimas. Contratos claros y sin letra chica, que la información sea entregada completa y oportunamente, etc.
Debemos modificar las leyes para que al Sernac le salgan dientes y si se crean otros Sernac, como el de la salud o de la educación, que estos también sean perros, pero con dientes, para que de esta manera pueda ser protegida la parte débil de la sociedad, que la forman todos aquellos que no somos empresarios ni políticos. Es decir, libertad e igualdad no van de la mano.
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