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Música chilena: ¿Qué nos pasa con los clásicos?

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Algo nos pasa a los chilenos con los clásicos. Quizás es un miedo a sentirnos viejos, a parecer pasados de moda, sentirnos monotemáticos.

Justo el día de la lamentable muerte de Cerati, con un amigo comentábamos sobre los nominados a los premios Gardel de Argentina. Charly, Gieco, Sosa, Aznar, Calamaro y Babasónicos, entre otros, eran algunos de los protagonistas, como que los vecinos no se cansaran de premiar a sus clásicos.

No les da lata homenajear hasta cansarse a quienes alguna vez, por alguna canción, por algún disco o concierto les voló la cabeza con alguna estrofa, con alguna melodía.

¿Los ha detenido en el tiempo eso? No creo.

¿Les ha estancado musicalmente sin poder aparecer grupos o solistas nuevos? Por supuesto, no.

¿Esos tributados ya no hacen buenos discos, canciones o conciertos? Para nada, y prueba de ello es que cada uno, cuando vienen a Chile, arrasan.

Este fenómeno de olvidarnos de los clásicos, a veces, es patente en los medios.

Uno podría entender que se mira desde la posición “es que esos clásicos no han sacado nuevos discos”. Pero, es que justamente ya son clásicos porque sus pasadas composiciones los destacan sobre el resto, ya son leyendas vivientes que debemos seguir y estar atentos a sus movimientos, especialmente desde los medios de comunicación, porque está claro que sus fans sí los acompañan a todas partes.

Dos ejemplos recientes:

Sol y Lluvia. Sólo hay dos grupos chilenos que han llenado el Estadio Nacional: Los Prisioneros 3 veces y Sol y Lluvia 1. Hace sólo unos días lo intentaron nuevamente y llevaron cerca de 30.000. ¿La prensa? Nada o casi nada.

La semana recién pasada, un concierto en un Teatro Caupolicán repleto como nunca antes vi y con gente que se quedó sin poder comprar su entrada, recibió a gran parte de lo más granado de de la Nueva Ola, con Cecilia, Peter Rock y Los Ramblers, entre otros. ¿La prensa? Nada o casi nada.

Más cerca, por estos días, se tributa a varios de los que convirtieron al Café del Cerro en un espacio importante de la música chilena. Del 10 al 13 de septiembre. ¿Ha leído usted algo en los diarios o visto en nuestra tv de un evento que agotó rápidamente las entradas?

Por ejemplo, creo que sólo el caso de Cecilia, de lo que significa como mujer en la música chilena, su historia llena de episodios rock que hasta merecieron un libro, es para hacerle un seguimiento especial.

La cosa podría pasar sólo en la prensa, pero a veces vemos las listas Altazor, donde los músicos premian a sus pares, también hay nombres clásicos y masivos que no siempre están.

Ahora bien, uno podría entender que se mira desde la posición “es que esos clásicos no han sacado nuevos discos”. Pero, es que justamente ya son clásicos porque sus pasadas composiciones los destacan sobre el resto, ya son leyendas vivientes que debemos seguir y estar atentos a sus movimientos, especialmente desde los medios de comunicación, porque está claro que sus fans sí los acompañan a todas partes.

Es más, sus posibles nuevos discos sólo podrían ser aderezo a sus entrañables carreras, aunque también existe el fenómeno que algunos sí crean nuevas canciones o espectáculos, pero tampoco los medios están allí para comentar, para sumar a su catálogo.

Parece que nos gusta sentirnos siempre en la cresta de la ola, sólo cercanos al último indie de moda, al músico que no es muy masivo, que llena sólo el teatro pequeño. Y sólo mientras pase eso, porque cuando se convierta en masivo y en clásico, quizás ya le olvidaremos.

Creo que en las páginas de nuestros diarios y en los minutos de tv, debiera haber espacio para nuestros clásicos, esos que han marcado nuestra historia y nos han hecho bailar y cantar por siempre.

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1 Comentario

cristobal

Buen texto. Este ninguneo se debe a dos razones. La primera, es que los medios siempre han tenido a la música nacional como algo accesorio. Por eso en el programa “Yo amo los noventa”, cuando hablaron de viña – 2000, destacaron solo el “Boloccazo” y no dijeron nada del show de Joe Vasconcellos, quién tras finalizar, provocó pifia de media hora, pues la gente quería que volviera, poniendo al canal en un complejo escenario. Un hito musical. Pero para la tele importó más el momento en que la ex Reina mostró sus intimidades.

Lo segundo, es que nuestra industria les otorga una vida útil corta a los artistas, les “concede” brillar tan solo una década, fomentan que el público los vincule a ese momento y evitan “moverlos” de allí, sacarlos de ese recuerdo. Por eso a los músicos de Los Prisioneros les costó divulgar sus trabajos en los 90, por que para los medios ellos eran “un clásico de los 80”, catalogarlos y etiquetarlos así y privilegiar la explotación de sus producciones anteriores, les resultaba más ordenado y fácil que apoyarlos en el desarrollo de sus nuevas carreras y eso que ellos eran súper jóvenes, tenían cada uno, menos de 30, en ese momento.

Con Joe también ha ocurrido algo similar, es como si algunos medios lo hubiesen “congelado” en los noventa, pese a que siguió grabando, publicando y haciendo discos en los 2000. Para los medios empezó a ser más sencillo presentarlo como un “clásico noventero” que difundir sus nuevos trabajos.

Con Los Jaivas es igual “¿Cuándo hacen un nuevo disco?” , pregunta la prensa, pero ocurre que tras “Hijos de la Tierra” y con el Gato aún en este mundo, ellos hicieron dos discos: “Mamalluca” y “Arrebol”, trabajos escasamente difundidos, pues para las radios siempre fue más funcional volver al catálogo 70-80 y trabajar con ellos de esa forma, como una banda “de época”, que difundir sus nuevas creaciones. ¿Qué sentido comercial tendría entonces hoy que ellos grabasen nueva música si los medios también los han congelado en el tiempo?.

No apoyan las nuevas etapas de los artistas consagrados, por un tema de facilismo. A los medios les resulta más práctico volver a lo clásico y circunscribir a los músicos a una época equis, que ayudarlos a promover su nuevo material. Y no dan cuenta de su actividad (nuevos discos, conciertos llenos) porque la música representa para los medios, algo accesorio. Salvo, como bien dices, los nuevos grupos indie que se convierten en una especie de chiche (temporal) para cierta prensa snob.

Es lamentable. Suceden cosas muy valiosas e interesantes, pero como no son cubiertas, mucha gente no se entera y queda poco registro de esa parte desatendida de nuestra historia. Salu2.