La autoridad en la sociedad Chilena es una especie de semidios. Si en el sistema público hay un pésimo funcionario -y bien lo deben saber quienes trabajan en ese contexto-, para que este sea ‘reubicado’ siquiera, se le debe someter a una serie de procedimientos burocráticos, como los famosos sumarios administrativos, luego de una serie de denuncias. Esto para un empleado público común y corriente. Imaginémonos entonces con una autoridad de peso como un ministro de la República.
La gran brecha que existe entre las necesidades que cubre la autoridad, desde una lógica paternalista, y las necesidades que siente la ciudadanía, está haciendo ver sus tensiones.
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carmrn vega lizana
felicito a don Joaquin bahamondes por su excelente exposicion. sobre la obligacion del ministro que tiene un cargo dentro del aparato estatal. Seria interesante tener opiniones sobre otros empleados que hacen muy mal su trabajo y son intocables…me refiero a los fiscales de todo Chile.Solo hay que recordar el caso bombas..Todo fue un montaje y los ciudadanos eran inocentes.. yotros que se archivan..sin investigar…la gran mayoria se archiva.
Antonio Bunster
Penca la argumentación.
Paola Vielmat
Lástima que para juzgar la labor de los parlamentarios deban pasar 4 u 8 años, podrían también ser destituidos por incumplimiento de funciones y por ejercer acciones como sucumbir al Lobby que hacen los grandes conglomerados empresariales o bien no abstenerse de participar en una comisión o proyecto de ley en el cual tengan intereses, por no declarar de donde provienen sus fondos de campaña o utilizar el tráfico de influencias.