Desde esta ventana poliédrica que nos cobija en el diálogo amigo, invitamos a votar Apruebo este 4 de septiembre, día del plebiscito de salida de la Nueva Constitución. Invitamos a reflexionar en el desafío de construir una patria más digna y más justa. A pensar en la diversidad y en el pluralismo democrático. Una oportunidad que pocas veces brinda la vida institucional de los pueblos. Un primer y auténtico intento por desbaratar la soberbia y apuntar al sentido ecológico de la producción alimentaria, industrial y de servicios en un mundo depredado hasta la extinción; a la defensa integral de los derechos del hombre y de la mujer; y los propios y sagrados de la familia. Al encuentro con los pueblos originarios. A un acuerdo consensuado del respeto de las minorías, prohibiendo toda forma de discriminación (Cap. II, art. 4), pasando particularmente por la identidad de género, características y orientación sexual. A pensar, por tanto, en el significado cierto de la responsabilidad civil e institucional; abrazando también, en forma irrestricta, la rebelión paritaria de la mujer, inextinguible desde ahora. A la responsabilidad penal bajo el rasero de la igualdad natural; y en lo principal: al sentido ecológico del desarrollo al incorporar la naturaleza como eje determinante de la gestión económica.
Todo esto, respondiendo al sueño casi centenario por ver incorporados en la letra de la Constitución política los Derechos Sociales, impensables por la oligarquía dominante, hasta que, en la década del sesenta del siglo pasado, ya se resintiera su ausencia en la Constitución de 1925, misma que la dictadura reemplazara a sangre y fuego por la de 1980, ignorándolos, como la lepra que debía conducir al fracaso cualquier proyecto de país. Después de la Segunda Guerra Mundial, en 1948, ya los Derechos Sociales se habían incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.Razones de sobra para inclinarse a favor del Apruebo, y un firme espaldarazo para una Constitución reconocible en los generosos ideales del desarrollo sostenible, humano y solidario
Pues bien, razones de sobra para inclinarse a favor del Apruebo, y un firme espaldarazo para una Constitución reconocible en los generosos ideales del desarrollo sostenible, humano y solidario. Un Chile nuevo, más justo, más severo y más difícil de servir por su exigencia ética. Un sistema de ver el mundo con la posibilidad concreta de alcanzar pronto (no más allá de lo previsible) el advenimiento de una patria más amable; con un sistema regional de convivencia que nos devuelva la paz y nos asegure liberarnos –en algún momento de los procesos transformadores–, de los atropellos y de la indiferencia de quienes creen tener títulos para imponer su visión sesgada de la sociedad y de la cuestión del Poder.
La invitación es también a valorar el cambio de paradigma de un Estado Subsidiario a un Estado Social y democrático en la nueva Constitución, puesto que los constituyentes nos ofrecen activar la verdadera dimensión de un Estado capaz de generar las condiciones necesarias y proveer los bienes y servicios para asegurar el igual goce de los derechos y la integración de las personas (Cap. I, art. 3).
Como nunca, una Constitución creada al amparo de un auténtico proceso democrático, invita a todos a crecer juntos y a que nos reconozcamos los unos con los otros sin mezquindades ni prejuicios. Como nunca, y por primera vez en la historia política del país, una Constitución como la propuesta para dirimirse entre el apruebo y el rechazo, en el plebiscito del cuatro de septiembre, ha dimanado tanta sabiduría y valentía para enfrentarse al inmovilismo de una clase política que, por sus actos, está muy consciente de su decadencia; y que, como tal, no está dispuesta a renunciar a sus privilegios. Tanto así, que hoy, bajo la bandera del Rechazo, se mueve tras bastidores con mano mora, aprovechándose de ocres y amarillos (los que se dicen que son o que fueron) para engañar al electorado y para crear divisiones entre los partidarios potenciales del Apruebo. En tanto, mañosamente, inscribe su ingenio en los fake news de las redes sociales.
Y también una reflexión fundamental. Aparte de quienes votan Rechazo porque aborrecen un Estado más empoderado, que cobra impuestos y raya la cancha para evitar el abuso, también hay personas, hombres y mujeres importantes y probos, a quienes no les gusta la Nueva Constitución, pero eso ocurre porque desde sus propias y legítimas historias personales, siguen enamorados del pasado; y no quieren ver lo que hace rato ha venido ensombreciendo el devenir de la cultura y el desarrollo de la sociedad chilena. Niños irresponsables, diría una abuela moderna del siglo XXI. De cierto, sin aspereza, incapaces de ver un rayo de luz en la penumbra.
Desde luego, no hay nada en la nueva Constitución que dificulte el crecimiento económico del país o que haga imposible los procesos del verdadero desarrollo tecnológico y humano. Absolutamente nada. A no equivocarse, la propuesta constitucional está completamente libre de sospechas, y su desarrollo, apoyado consensuadamente en sus Disposiciones Transitorias, garantiza la convicción democrática del constituyente y la viabilidad del proceso de instalación. También, reconoce en ellos y ellas, su pleno y rico sentido de la responsabilidad política, y su profunda comprensión de la sociedad moderna y de la actual problemática chilena. De hecho, la propuesta cumple fielmente con todos los fundamentos del Estado de Derecho desde la propia e irrenunciable demostración del Cap. I art. 16, que determina que: 3. Ninguna magistratura, persona ni grupo de personas, civiles o militares, pueden atribuirse otra autoridad, competencia o derechos que los que expresamente se les haya conferido en virtud de la Constitución y las leyes, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias. 4. Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale. La acción de nulidad se ejercerá en los plazos y condiciones establecidos por esta Constitución y la ley.
Y, por último, un signo de admiración por ese mismo contingente de constituyentes, que fue capaz de alcanzar hitos tan esperanzadores para la plena satisfacción de los habitantes de Chile. Solo nos queda ser espectadores de cómo el movimiento, como fenómeno físico, generado por esta pléyade de jóvenes visionarios, quedará demostrado e instalado en el espacio abierto, tan solo con la voluntad de echarlo a andar con el voto informado y libre de la ciudadanía. Esto, aun cuando se puedan detectar omisiones o errores que deban ser corregidos en los senderos del futuro, próximo y cercano.
Por cierto, ninguna obra es perfecta, al revés, toda obra es en sí misma perfectible; en este caso, lo será gracias a la voluntad de los que sueñan con un Chile mejor. Por eso, vota APRUEBO. Sin miedo.
Comentarios
02 de agosto
Voto Apruebo.
Su invitacion a votar apruebo es de una claridad imposible de opacar con los falsos argumentos, fake noticias falsas e histeria de los que se oponen a la nueva constitucion.
El que rechace la propuesta mas democratica de la historia de Chile, es incalificable por lo majadero.
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02 de agosto
Oscar,
Nos vemos en las urnas este cuatro de septiembre. Chile lo demanda y nos ampara.
Un abrazo.