Mi propuesta no es imperativa pues igual puede tener sus “pro” y “contra”; mi idea es abrir el debate en torno a cómo elegir al Intendente
El 8 de agosto en Concepción se celebró una nueva sesión de la «Comisión Asesora Presidencial sobre Descentralización y Desarrollo Regional». Esta instancia, que se ha repetido en otras regiones de Chile, recoge las opiniones de los ciudadanos de cada zona. Dirigentes sociales, empresarios, miembros de partidos políticos, líderes de ONG, pero también personas “común y corrientes”, y en fin, la ciudadanía en pleno reunida para debatir sobre cómo queremos que sea el “Chile Descentralizado” que hace años anhelamos.
Entre muchos asuntos respecto al mismo, siento yo que existe uno en específico que es el “emblemático” de esta descentralización. Se habla de que este periodo será el último con «Intendentes designados», y todos ya miran a su elección democrática. Sin titubeos fueron las dos o tres bromas que le hicieron al Intendente del Biobío, Rodrigo Díaz Werner, frente a una eventual candidatura al máximo cargo regional. Pero hay un tema de fondo sobre el mismo que nadie ha tocado, como que si ya estuviese “cortado el queque”, ya estuviese decidido; y es la sencilla pero eventualmente polémica pregunta “¿Cómo será electo?”. La sensación generalizada es que hasta hoy el sistema que corre sólo es por «votación directa», es decir que (al igual que el alcalde o el presidente) exista una papeleta donde se vote por el intendente. Hoy al menos para mí dicha sensación se rompió, y quizás transmita lo mismo a ustedes.
Me uní a la “sub-comisión Descentralización Política”, y en la misma un Consejero Regional del Biobío expresó que, si bien estaba de acuerdo con que el Intendente deje de ser designado por el Presidente de la República, también dio a conocer su rechazo a la elección directa del mismo. Planteó como solución que solamente se elijan a los miembros del Consejo Regional (hago el alcance que en la misma comisión se hizo un enérgico llamado a empoderar los CORE, transformándolo en un “Parlamento Regional”) y que en la primera sesión los consejeros regionales (o “parlamentarios regionales”) designen a un Intendente. Parlamentarismo neto. Su fundamento se basaba en la “experiencia” de los alcaldes y del Presidente(a) de la República, que finalmente frente al Concejo Municipal o al Congreso Nacional respectivamente, pasan a ser amos y señores inimpugnables, que pueden hacer y deshacer. Para evitar un nuevo “patrón de fundo” pero hoy a nivel regional, sería mejor un Intendente designado por el Consejo Regional.
No es por miedo a empoderar a los CORE, al contrario, fui candidato a un cupo en el Consejo por la circunscripción Concepción 2, y de mi partido a nivel regional salieron 3 consejeros; sé de primera fuente los problemas que tienen los representantes del “parlamento chico”. Pero crear un “sistema parlamentario regional” finalmente será pie para diversas prácticas políticas que para la ciudadanía no agradan, y ya las confianzas en los partidos políticos es baja. Siento yo que era necesario plantear una tercera alternativa, hasta hoy desconocida en Chile pero muy usada en otros países, incluso para elegir presidentes. En el minuto traté de explicar, unos pocos entendieron, la mayoría se enredó; pero acá podré explayarme mejor.
Esta tercera alternativa consiste en que existan candidatos a Intendente y a Consejeros Regionales (o miembros del “Parlamento Regional”), pero que la ciudadanía vote solo por estos últimos. Los Consejeros saldrán electos tal cual como son hoy electos, es decir, por el sistema proporcional o “D’hont” y según su circunscripción. El Intendente es electo por votación indirecta, a través de la lista o agrupación de listas al Consejo Regional que saque mayor votación en la región. Así, no es el CORE el que decide, sino la propia ciudadanía quien “endosará” el apoyo a un candidato a Intendente votando por tal o cual Consejero Regional; pero a su vez, ese Intendente electo deberá responder al CORE y a su coalición por ser electo a través de los votos de los consejeros.
Quiero advertir, antes de concluir esta columna, que mi propuesta no es imperativa pues igual puede tener sus “pro” y “contra”; mi idea es abrir el debate en torno a cómo elegir al Intendente. Insisto que a nivel nacional está esa sensación que dicho asunto ya está decidido, pero ¡mucho cuidado! Como dicen “en la puerta del horno se quema el pan” y a último minuto puede cambiar de un “sistema de voto directo” a un “sistema parlamentario regional” y no pocos estarán en contra.
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